El caso Posse en Móstoles divide a la izquierda

Más Madrid acusa a Podemos de sostener al Gobierno de la alcaldesa y al PSOE de no destituirla

Noelia Posse, durante una entrevista con EL PAÍS la semana pasada, en su despacho del Ayuntamiento de Móstoles.SANTI BURGOS

Los vecinos de Móstoles están inquietos, se hacen preguntas. La política en la segunda ciudad más poblada de la región acostumbra a ser silenciosa, como sus calles de líneas amplias y arboledas. Pero los nombramientos de familiares y amigos efectuados por la alcaldesa han alborotado la vida pública de la localidad. Y el Gobierno tripartito —conformado por el PSOE, Podemos y Más Madrid— se resquebraja. Más Madrid parece dispuesto a salirse del tripartito y acusa a Podemos de mantener a la alcaldesa y al PSOE de no tomar la decisión de destituirla. El propio Errejón criticó la pasividad del PSOE...

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Los vecinos de Móstoles están inquietos, se hacen preguntas. La política en la segunda ciudad más poblada de la región acostumbra a ser silenciosa, como sus calles de líneas amplias y arboledas. Pero los nombramientos de familiares y amigos efectuados por la alcaldesa han alborotado la vida pública de la localidad. Y el Gobierno tripartito —conformado por el PSOE, Podemos y Más Madrid— se resquebraja. Más Madrid parece dispuesto a salirse del tripartito y acusa a Podemos de mantener a la alcaldesa y al PSOE de no tomar la decisión de destituirla. El propio Errejón criticó la pasividad del PSOE madrileño, que de momento llevará la cuestión a su comité de ética.

La mayoría absoluta de la izquierda no se podrá conservar si la alcaldesa socialista continúa al frente de la Corporación. Así lo advierte Gabriel Ortega, edil de Más Madrid, que lanza un ultimátum: si no hay dimisión antes de la próxima Junta de Gobierno, fijada para el 8 octubre, los dos escaños de su partido pasarán a engrosar la oposición. Ortega desvela, además, la existencia de un arreglo entre bambalinas: “A cambio de que Podemos conserve el pacto, Noelia Posse le ha ofrecido a Mónica Monterreal, secretaria general de la formación morada en Móstoles, la Concejalía de Cultura que yo ostento en la actualidad”.

“La alcaldesa se ha servido del odio atávico que nos tiene Podemos para mantenerse en el poder”, asevera Ortega. Aunque Más Madrid se retirara del tripartito, las dos concejalas de Podemos brindarían a los socialistas una mayoría simple, suficiente para gobernar mediante el acuerdo con otras fuerzas: “En ningún caso nuestra decisión dará lugar a un Ayuntamiento conservador”. Eso sí, el divorcio del bloque progresista dificultará la legislatura. El Partido Popular, Ciudadanos y Vox ya han convocado el 21 de octubre un pleno extraordinario para reprobar a la regidora, cuyo mandato han denominado “agencia de colocación”.

En un breve comunicado, Podemos ha evitado solicitar le renuncia de Posse, asegurando que cuando las estructuras de decisión del partido “establezcan formalmente su posición”, ésta se hará pública. Y agregan: “Somos conscientes de que nuestros tiempos no siempre coinciden con la inmediatez que demandan los medios de comunicación, pero preferimos trabajar de este modo, primando el consenso con nuestros compañeros y compañeras y la coherencia”. Sin embargo, el texto no fija fecha alguna que convoque al Consejo Ciudadano de la ciudad. Monterreal es quien dispone de las atribuciones para solicitarlo.

Las desavenencias de la izquierda comenzaron en junio, cuando Posse se subió el sueldo 12.000 euros al año. Dos meses después, en mitad de las vacaciones, firmó los nombramientos de hasta seis cargos procedentes de su entorno personal. Entre otros, contrató a su hermana para administrar las redes sociales del Ayuntamiento, un cargo de libre designación que no existía hasta la fecha, remunerado con 52.000 euros anuales. Y auspició el ascenso de su tío a director técnico administrativo de Deportes, por lo que el funcionario municipal percibió un complemento mensual de 1.607 euros.

Estas designaciones son legales, recogidas por la Ley de Bases de Régimen Local, pero se han revocado después de su repercusión mediática. Con todo, el gesto a Ortega le resulta insuficiente: “Si Posse no da marcha atrás, este será el Ayuntamiento del nepotismo toda la legislatura”, asevera. Y relata cómo, durante el pregón de las fiestas de Móstoles, los abucheos apenas permitieron distinguir el discurso de la regidora: “El pulso de la política municipal se toma en las aceras, y hoy en la calle su salida es un clamor popular”.

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El PSOE-M llevará a la Comisión Ética Regional los nombramientos de la alcaldesa. José Manuel Franco, secretario general de los socialistas madrileños, reconoció que podrían haberse incumplido varios artículos del código ético, como “menoscabar la imagen de los cargos públicos o de las instituciones socialistas”. Este órgano de fiscalización solicitará a Posse información para, más tarde, emitir un informe con el que la Ejecutiva decida si abre un expediente disciplinario. Durante su intervención en rueda de prensa, el secretario regional, calificó las decisiones de Posse como “comportamientos obscenos”.

En un breve comunicado emitido este viernes, tras la publicación de este texto, la ejecutiva de Podemos en Móstoles ha evitado, una vez más, solicitar le renuncia de Posse, aunque desaprueban sus nombramientos: “No llevaremos a cabo jamás acciones similares y exigimos que el PSOE tome medidas adecuadas para que no se vuelva a repetir”. Y matizan: "El PSOE de Móstoles está cumpliendo nuestro acuerdo programático de gobierno y consideramos que esta es una cuestión de importancia máxima". Asimismo, la formación morada desmiente las declaraciones de Ortega.

Errejón pide la dimisión

Íñigo Errejón, por su parte, respalda a Ortega: “PSOE y Podemos se ponen de acuerdo para dar una prórroga a Noelia Posse que solo puede aumentar el hartazgo de la gente”, declaró a este diario. Y agregó: “Para llegar a la conclusión de que esta situación es un grave y bochornoso caso de enchufismo no hace falta una comisión ética. Es necesario que la actual alcaldesa dimita o sea destituida, porque ganar elecciones para después decepcionar a los votantes se está convirtiendo en una peligrosa costumbre de las fuerzas progresistas”.

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