“Yo he visto a gente ciega haciendo pole dance”

Blanca Blonx es campeona nacional de pole sport y competirá en octubre en el Mundial de Canadá

Blanca Blonx, en el estudio de pole de su casa, el 1 de agosto.Kike Para

Ocho meses después de probar por primera vez una clase de baile acrobático con barra vertical, Blanca Blonx (31 años, Madrid) ya estaba participando en una competición de pole dance. Quedó finalista, es decir, entre las 10 mejores. Cinco años después, es campeona nacional de pole sport y se prepara para competir en octubre en el Mundial de Canadá. Esta otrora enfermera, profesora ahora de pole en distintas escuelas de Madrid, ve las competiciones como una motivación p...

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Ocho meses después de probar por primera vez una clase de baile acrobático con barra vertical, Blanca Blonx (31 años, Madrid) ya estaba participando en una competición de pole dance. Quedó finalista, es decir, entre las 10 mejores. Cinco años después, es campeona nacional de pole sport y se prepara para competir en octubre en el Mundial de Canadá. Esta otrora enfermera, profesora ahora de pole en distintas escuelas de Madrid, ve las competiciones como una motivación para seguir mejorando, y como un sacrificio: los viajes, la estancia y hasta el vestuario corren de su cuenta. Para la de Canadá, ha iniciado una campaña de crowdfunding.

¿El pole dance es un baile o un deporte?

Nació a partir de una disciplina deportiva, creo que hindú, en la que los hombres se suben a un palo y hacen saltos mortales. Como el palo chino. Luego está la vertiente del baile del bar de carretera, por así decirlo. Eso es un baile, pero le empezaron a meter acrobacias y de ahí surgió otra vertiente que es el pole sport o pole acrobático.

¿Cómo empezó a practicarlo?

En la escuela donde bailaba hip hop había clases de pole. Yo veía pasar a las profesoras con las barras [para montarlas para la práctica] y decía: "¿Qué hay que hacer para tener ese cuerpo?". Estuve ocho meses pensando si entrar o no, porque creía que los dos primeros meses los iba a perder en ponerme fuerte. Pero no, el primer día ya estaba invirtiendo.

¿Qué ha sido lo más duro?

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El dolor [en las acrobacias, es la piel la que se agarra a la barra metálica]. Recuerdo al principio, cuando no tenía callo, que habías veces tenía que parar porque tenía la piel en carne viva o se me saltaba una ampolla y, aunque quisiera, no podía hacer más giros.

Pese a las quemaduras y los cardenales, ¿cómo convence a sus alumnos de que merece la pena?

Es difícil, depende de la persona. Como es tan duro, no puedes entrar a todo el mundo con la misma intensidad. Yo tanteo mucho.

¿Quién puede practicarlo?

Todo el mundo. De hecho hay parapole, para personas con discapacidad. Yo he visto a gente ciega haciendo pole. ¿Quién no lo puede hacer? Pues niños muy pequeños, de menos de cinco años, por poner una edad. Y de ahí, hasta que lo permita tu cuerpo. Hay categoría master 50 para competir [para mayores de 50 años].

¿Es menor la presencia de hombres que de mujeres?

Sí, aunque está creciendo el porcentaje de pole dancers masculinos. Al ser una disciplina en la que sobre todo se trabaja el tren superior, están muy preparados físicamente. Lo están reinventando: hacen cada vez trucos más duros y llevan un rollo más urbano. Y ha salido la disciplina del ultra pole, que son como batallas.

¿Entonces por qué hay tan pocos?

Porque se asocia al baile, y al baile de carretera.

Dicho así, podría parecer que el pole es un deporte machista.

No, de hecho, hay un porcentaje bastante alto de alumnas que quieren sentirse sexis y tener ese espacio de "ahora me vengo arriba y soy una diva". De repente, se dan cuenta de que se sienten a gusto con su cuerpo y se empoderan. Les sube la autoestima.

¿Cuánto entrena para el Mundial de Canadá?

Específicamente pole, dos horas al día entre cuatro y cinco días a la semana. Aparte, voy a clases de hip hop, contemporáneo y clásico. Y ahora en verano salgo a correr por las mañanas.

¿De dónde viene su nombre artístico, Blonx?

Es mi apodo con mis colegas. Tenía una amiga que iba al Liceo Francés y me llamaba Blanche, de ahí pasó a Blonx.

¿Qué le dijo la gente cuando decidió dejarlo todo para dedicarse al pole?

Pues, es difícil. Tus amigas de pole se alegran muchísimo, pero tu familia... Encima teniendo una carrera como es Enfermería, que es como una carrera de bien... Ahí te das cuenta de lo sobrevalorado que está el título universitario. Siempre dejan la posibilidad abierta: "Cuando vuelvas a ser enfermera...". Es algo que yo ni me planteo. Además, al principio a mis padres no les gustaba mucho eso de llevar poca ropa, pero ahora entienden que te agarras con el pellizco de la piel y que no puedes ir totalmente vestida. Y en cuanto a mi pareja, me conoció cuando aún compaginaba la enfermería con el pole. Y lo que más se ha notado es que ahora es 24 horas pole. Pero me apoyan muchísimo. Aunque notas eso, que no les cabe en la cabeza, me apoyan muchísimo y confían en mí. Si no, no habría podido con todo.

Blonx, en una competición de pole artistic de Portugal.

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