Un niño, testigo del drama en la ópera ‘Rodelinda’

La obra de Haendel llega por primera vez al Liceo

Uno de los ensayos finales de la ópera 'Rodelinda' que se verá en el Liceo. Antoni Bofill

Se siente casi olvidado por su madre, Rodelinda, no sabe qué ha sido de su padre, Bertarido, y no entiende qué hace Grimoaldo cortejando a su progenitora. Flavio está tan atemorizado que en su mente ve a las personas que le rodean como monstruos aunque con unos trazos infantiles como el niño que es. En el montaje de la ópera Rodelinda, considerada la más brillante de la etapa londinense de Haendel, que se estrenará en el Liceo mañana sábado, la historia de poder, amor y odio tiene como personaje central a Flavio, y es el qu...

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Se siente casi olvidado por su madre, Rodelinda, no sabe qué ha sido de su padre, Bertarido, y no entiende qué hace Grimoaldo cortejando a su progenitora. Flavio está tan atemorizado que en su mente ve a las personas que le rodean como monstruos aunque con unos trazos infantiles como el niño que es. En el montaje de la ópera Rodelinda, considerada la más brillante de la etapa londinense de Haendel, que se estrenará en el Liceo mañana sábado, la historia de poder, amor y odio tiene como personaje central a Flavio, y es el que está más tiempo en escena como testigo del drama. La ópera barroca Rodelinda no se ha representado nunca en el Liceo, un teatro en el que no se suelen programar óperas barrocas representadas aunque sí con más frecuencia en versión concierto como esta misma temporada con otra ópera de Haendel, Agrippina.

El montaje de Rodelinda que se verá en seis funciones en marzo es una coproducción del teatro de la Rambla con el Teatro Real —donde se estrenó y tuvo buena acogida en marzo de 2017—, la Ópera de Lyon y la de Frankfurt. El director de escena Claus Guth plantea un montaje que llama la atención por una estructura giratoria que sirve para narrar la historia que se desgrana en las estancias de una casa, del tipo de la que vivió en Londres el propio compositor alemán en la segunda década del siglo XVIII. Las habitaciones y salones son el escenario de las intrigas y, sobre todo, del miedo que siente Flavio —escondido debajo de la mesa, en los ángulos de las escaleras—, un niño que es interpretado por un actor adulto, Fabián Augusto Gómez. Las proyecciones sobre las paredes de personajes infantiles —un punto siniestros— que dibuja Flavio ayudan también a crear la sensación de pavor.

Una función el día de la huelga del 8-M

Una de las funciones en el Liceo de la ópera barroca de Haendel Rodelinda está prevista para el viernes 8 de Marzo, día en que está convocada la huelga feminista. "La verdad es que ni había caído en la coincidencia del día pero no tenemos previsto nada, salvo hacer la función con normalidad", apuntó la directora general Christina Scheppelmann. La misma convicción tenía la soprano protagonista qu3e interpreta a Rodelinda: "Yo saldré encantada al escenario", afirmó Lisette Oropesa.

"Es terrible porque en realidad ella no es una buena madre", explicaba la soprano Lisette Oropesa —bisnieta de española y familia cubana— que debuta en el Liceo y también en el rol de Rodelinda. Describe a su personaje como una mujer obsesionada por la pérdida de su marido. La ópera de Haendel, basada en un libreto de Nicola Francesco Haym, se estrenó en 1725 en Londres, y bebe de hechos reales que ocurrieron en el siglo VII, cuando el trono de Milán de Bertarido —papel que representa el contratenor Bejun Mehta— fue usurpado por Grimoaldo, protagonizado por el tenor Joel Prieto.

En el drama, Bertarido huye al extranjero y deja creer a Rodelinda que ha muerto y la trama se enreda más cuando el usurpador del trono corteja a Rodelinda. La soprano reconocía que se tenía que emplear a fondo por el número de arias y la intensidad: "pasas de la emoción a la furia, es como una montaña rusa". El contratenor Mehta, buen conocedor del repertorio barroco, defendía que el drama de la ópera de Haendel "resulta más actual que muchas óperas que se hicieron después".

Una ópera barroca tiene singularidades musicales y Rodelinda será dirigida por Josep Pons y con una formación integrada por 36 músicos de la Orquesta del Liceo que han hecho un esfuerzo en los ensayos para lograr que los instrumentos de cuerda suenen lo más parecido a la musicalidad barroca: "Nos planteamos sustituir los instrumentos por los originales del barroco porque el timbre sería más parecido pero planteaba problemas de infraestructura aunque no descarto hacerlo en el futuro".

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En lo que coincidieron tanto los cantantes, como el propio Pons y la directora general del Liceo, Christina Scheppelmann, es que no hay motivos para que no se representen óperas barrocas en teatros grandes, argumento que, a veces, se arguye para justificar la ausencia de esa programación. "La ópera barroca se ha representado en teatros tan grandes como el MET de Nueva york, con 3.900 localidades o en Chicago, con una sala de 3.600", apuntaba Scheppelmann. "Tampoco es cierto que porque la sala sea grande se tenga que cantar más fuerte. Lo interesante es la coloratura de la voz, no gritar", añadió la soprano Oropesa.

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