El reto de Manuela para Madrid

Que lluevan las ideas de todo el mundo. Que se abran consultas ciudadanas sobre los temas más importantes

Desde mayo de 2011 este país se ha convertido un gran laboratorio de innovación democrática. El mundo nos mira mientras lanzamos experimento tras experimento, desde las movilizaciones a las asambleas, pasando por las mareas, las herramientas digitales, las consultas ciudadanas, los partidos instrumentales... Nos reinventamos cada vez de manera totalmente inesperada, hibridando lo nuevo con lo viejo y aplicando lo aprendido. Ese apasionante proceso ha convertido el país en el que todo el mundo sabía quién iba a ser el próximo presidente del gobierno en un lugar lleno de futuros posibles, que ma...

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Desde mayo de 2011 este país se ha convertido un gran laboratorio de innovación democrática. El mundo nos mira mientras lanzamos experimento tras experimento, desde las movilizaciones a las asambleas, pasando por las mareas, las herramientas digitales, las consultas ciudadanas, los partidos instrumentales... Nos reinventamos cada vez de manera totalmente inesperada, hibridando lo nuevo con lo viejo y aplicando lo aprendido. Ese apasionante proceso ha convertido el país en el que todo el mundo sabía quién iba a ser el próximo presidente del gobierno en un lugar lleno de futuros posibles, que mantiene la ilusión de que no hay nada perdido, y que abre otra vez una nueva oportunidad de reinventar lo electoral.

Ahora Madrid y las candidaturas municipalistas fueron una gran innovación. Conseguimos reinventar el concepto de partido, que tanto fallaba, para poner el foco en lo instrumental del partido. Romper con esa idea de que pequeños grupos de personas organizadas en sus ejecutivas son en realidad los que toman las decisiones de la ciudad, desde los despachos de la sede de su organización. Romper con la falsa dicotomía que nos hacía elegir entre partidos eficaces, esto es, capaces de ganar elecciones, o partidos democráticos. Y vaya si se consiguió: organizando unas primarias internas que por primera vez permitían acabar con el eterno rodillo de los partidos que designan a los candidatos y sus futuras decisiones, Ahora Madrid le arrebató la alcaldía de Madrid nada menos que a Esperanza Aguirre.

En aquella cita electoral se produjo un cambio político histórico en el Pleno de Cibeles. Pero en las elecciones municipales no sólo se elige a quienes conformarán el pleno municipal equivalente al parlamento, sino que al mismo tiempo se está eligiendo el ejecutivo. A diferencia de las ministras y ministros, que no se han de presentar a las elecciones, los concejales que gestionarán las distintas áreas municipales han de resultar elegidos mediante sufragio directo. Y esta particularidad puede abrir una nueva vía de profundización democrática.

Si hemos conseguido superar el origen o pertenencia del candidato a la hora de elegirle como gestor, es el momento de dar un paso y poner el foco en la perspectiva de lo que va a gestionar. Elijamos quién sería nuestro mejor concejal de economía, nuestra concejala de participación, nuestro concejal de equidad... entremos a fondo en lo que supone elegir representantes. Si alguien tiene que decidir quién será el mejor gestor de un área de gobierno, ¿por qué no va a ser esa decisión de toda la ciudadanía? Manuela Carmena ha puesto sobre la mesa, de nuevo, el reto de profundizar y mejorar los procesos de primarias para que compongan no un partido sino una candidatura de gobierno. Pero sobre todo, Manuela propone la responsabilidad de que Madrid sea punta de lanza en el viaje democrático que arrancó el 15 de Mayo de 2011.

Decidamos todos quiénes han de cumplir el mandato, decidamos cuáles deben ser las principales líneas que esos representantes deben defender, y asumamos el reto que Manuela Carmena nos brinda.

Que lluevan las ideas de todo el mundo. Que se abran consultas ciudadanas sobre los temas más importantes. Que se organicen debates donde sea la ciudadanía quien pregunte uno a uno a los candidatos sobre cada uno de los grandes retos de la ciudad. Si la gente va a ceder esas grandes responsabilidades es la gente la que debe examinarnos, y debe hacerlo a fondo.

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El gran acierto de las últimas elecciones fue alejarnos de ese modelo tan irrespirable que son los viejos partidos, que funcionan como marcas comerciales, preocupados siempre por diferenciarse, por mantener su cuota de mercado. Es hora de ir todavía más allá. Estos últimos tres años, la gente de Madrid ha demostrado que puede tomar directamente las decisiones más importantes de la ciudad, convirtiéndonos en un referente mundial de participación ciudadana. Si podemos hacer eso, podemos decidir quién va a gobernar cada gran área de esta ciudad y cómo lo va a hacer. Estas elecciones lo podemos hacer todavía mejor.

Pablo Soto es concejal de Transparencia y Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Madrid

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