Seis meses de cárcel por maltratar y abandonar un perro

El juez rechaza que un labrador sea una raza conflictiva, como dijo el condenado

Un perro, dentro de un centro de acogida de animales. Imagen de archivo.Juan Barbosa

La Sección 2ª de la Audiencia Provincial de Madrid ha confirmado la sentencia de seis meses de prisión para Jorge Cano Rodríguez por maltratar y abandonar a Oreo, su perro de raza cruce labrador. Los jueces entienden que las lesiones que presentaba el animal fueron consecuencia de sujetarle de manera prolongada el cuello con una cadena de modo tan prieto que le produjo una hinchazón de 25 centímetros.

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La Sección 2ª de la Audiencia Provincial de Madrid ha confirmado la sentencia de seis meses de prisión para Jorge Cano Rodríguez por maltratar y abandonar a Oreo, su perro de raza cruce labrador. Los jueces entienden que las lesiones que presentaba el animal fueron consecuencia de sujetarle de manera prolongada el cuello con una cadena de modo tan prieto que le produjo una hinchazón de 25 centímetros.

El fallo, del que ha sido ponente Eduardo de Urbano Castrillo, confirma la sentencia impuesta por el Juzgado de lo Penal número 18 de Madrid. Los jueces consideran demostrado que Cano adoptó el perro el 5 de octubre de 2011 en la protectora Nueva Vida. El condenado mantuvo al animal con un collar alrededor del cuello entre octubre de 2011 y junio de 2012. “El acusado abandonó el perro adoptado, siendo hallado en el punto limpio de Collado Villalba el 12 de junio de 2012, tras sufrir un atropello”, recoge el fallo. El can sufrió graves lesiones por el accidente. Su tratamiento veterinario fue sufragado por Nueva Vida hasta que lo adoptó otra persona, que pagó el resto de la curación (810 euros).

Los jueces han rechazado el recurso presentado por el condenado. Entienden que no hubo indefensión al no presentarse al juicio, como alegaba. Además, consideran probado que las lesiones que presentaba Oreo no corresponden a la de un perro conflictivo, como mantenía Cano. “Si su dueño no podía hacerse con él, pese a que era de una raza no peligrosa, ni de natural rebelde, como es un labrador, debió devolverlo a la sociedad de la lo adoptó”, afirma el fallo. “Lo producido resulta inaceptable cívicamente”. El condenado no podrá tener en los próximos dos años ningún trabajo relacionado con animales.

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