Un padre, unos padres de acogida y un niño

'Dos familias', en la sala Atrium de Barcelona hasta el 29 de octubre, bucea, con toques de humor, en el drama de las familias de acogida

Migeul, el padre biológico.

En un lado del escenario, Miguel, un (ex)toxicómano, recibe una llamada: está rehabilitado y tiene derecho a recuperar a su hijo, del que los servisios sociales lo separaron al nacer, hace dos años. Al otro lado, Cristina y Marcos, una pareja modèlica, culta, educada (repelente, podría añadir alguien.). La llamada que reciben ellos es para comunicarles que el niño del que se hicieron cargo hace dos años debe regressar con su padre biológico, que ha superado sus problemes con las drogas. El drama está servido. La obra, en castellano, se estrenó el año pasado en Porta 4, en Gràcia, volvió a Barc...

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En un lado del escenario, Miguel, un (ex)toxicómano, recibe una llamada: está rehabilitado y tiene derecho a recuperar a su hijo, del que los servisios sociales lo separaron al nacer, hace dos años. Al otro lado, Cristina y Marcos, una pareja modèlica, culta, educada (repelente, podría añadir alguien.). La llamada que reciben ellos es para comunicarles que el niño del que se hicieron cargo hace dos años debe regressar con su padre biológico, que ha superado sus problemes con las drogas. El drama está servido. La obra, en castellano, se estrenó el año pasado en Porta 4, en Gràcia, volvió a Barcelona poco después (a la Vilella) y ha pasado por Albacete, Tarragona, Sabadell, Santa Coloma, tiene previsto pasar por San Sebastián y, quién sabe, aterrizar en Madrid. Estará en cartel en la sala Atrium de Barcelona hasta el 29 de octubre.

La idea de sumergirse en el teatro comprometido socialmente es de los tres actores de la obra, Pau Sastre, Eduardo Telletxea y Annabel Totusaus. “Queríamos montar algo que nos implicara en un tema social que generara debate”, comenta Pau, que da vida al padre biológico. “Annabel nos puso en contacto con José Pascual Abellán, un autor de teatro contemporáneo y comprometido socialmente", explica Eduardo, que interpreta al padre de acogida. "Le gustó nuestra idea y, poco a poco, le fuimos dando forma al proyecto”.

El texto de Pascual Abellán, por tanto, refleja a la perfección lo que buscaban los actores. "Queríamos ser rigurosos y escrupulosos pero sin llegar a crear un documental", dice Telletxea. La obra la dirige Sergio Arróspide, que se vio atraído por la idea de reflejar un conflicto real y delicado y, sobre todo, por la intención de no herir sensibilidades. "Se ha intentado que el espectador se pueda posicionar en los dos lados: con el padre biológico y con los padres de acogida", dice Sastre. De hecho, los personajes, a medida que argumentan sus posiciones, evolucionan, se justifican, se cargan de razones.

La fuerza de la obra es que no es un melodrama. "El director ha conseguido expresar las emociones sin exprimir el drama y, sobre todo, sin ninguna intención de adoctrinemiento", dice Telletxea. "Tiene toques de humor, sí, de humor, porque el humor ayuda a transmitir mensajes importantes", sostiene el actor. 

La escenografía, sencillísima en su complejidad, es otro elemento clave en la obra. "El protagonista es el niño, eso está clarísimo", dice Pau. Y el niño no aparece en escena. Sobre las tablas, un juego de luces da vida ahora al padre biológico, solo, asustado, tembloroso; ahora a la pareja, desconcertada, angustiada, igualmente asustada. La acción pasa de un lado a otro con toda crudeza. El padre no tiene nada ni a nadie. Su madre, al teléfono, le sirve de poco. Tan poco como poco (a nivel material) tiene él que ofrecerle a su hijo. El amor es otra cosa. El amor, descubrirá él, está por encima de cualquier limitación. Los 'padres', los que conocen al niño, se lo han ofrecido todo, porque lo tienen todo. Han hecho que no le falte de nada. Ni, por supuesto, amor. Hay está el conflicto: el amor de un padre y el amor de una familia de acogida. El drama sigue en bandeja.

Los gestos, las miradas, las palabras, todo está estudiado al detalle. Han contado con la ayuda de asociaciones com Addiff [Associació en Defensa i del Dret de la Infància i la Família], Fades [Fundación Ayuda Desarrollo y Educación] o Cruz Roja. "Hemos hablado con una madre de acogida, con trabajadores sociales... que nos han ayudado a dar credibilidad a la obra", explica Telletxea.

"El caso del padre biológico, un hombre problemático, que acaba de salir de las drogas, ha sido más complicado", dice Pau Sastre, el actor que interpreta al personaje. Sastre ha realizado un trabajo de campo que lo ha llevado a observar a gente por la calle: "He construido a mi personaje captando movimientos, detalles, muecas de personas en evidente situación de exclusión, como la que podría haber sufrido él. Un pañuelo en un bolsillo, un cordón mal atado, una mirada perdida..." A partir de ahí, se ha limitado (y no es poco) a "disparar la imaginación".

El resultado es una obra que, como pretendían, mueve al debate. "No está destinada solo a quienes viven un problema similar sino a todo el mundo", dice Telletxea. La obra capta el interés de todo el mundo. Lo deja claro Pau Sastre: "Aunque uno no conozca a nadie en esta durísima situación, se va a sentir implicado porque no deja de ser una situación cercana", sentencia el actor.

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