Café de Madrid

Por ejemplo

El autor describe el Madrid sin complejos de género que inunda las calles de la ciudad todos los días del año

J. F. H.

Lejos, muy lejos de la caravana del maquillaje, ellos sacan a pasear al perrito y Uno sabe que pueda contar con el Otro… toda la vida. Se cruzan con Ellas, que son Una para la Otra desde mucho antes que se instituyera el arco iris sin restricciones en el cielo de Velázquez. Él sabe que cuenta con Él para las madrugadas de llanto y las pequeñas alegrías de los días que transcurren con horarios enrevesados en oficinas a menudo agresivas e insolentes y Ella sabe que cuenta con Ella en todo lo que se cuentan y en lo que sólo cuenta para ellas, juntas, ambas, ambos, juntos.

Caminan un paseo ...

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Lejos, muy lejos de la caravana del maquillaje, ellos sacan a pasear al perrito y Uno sabe que pueda contar con el Otro… toda la vida. Se cruzan con Ellas, que son Una para la Otra desde mucho antes que se instituyera el arco iris sin restricciones en el cielo de Velázquez. Él sabe que cuenta con Él para las madrugadas de llanto y las pequeñas alegrías de los días que transcurren con horarios enrevesados en oficinas a menudo agresivas e insolentes y Ella sabe que cuenta con Ella en todo lo que se cuentan y en lo que sólo cuenta para ellas, juntas, ambas, ambos, juntos.

Caminan un paseo que se prolonga mucho más allá del fin de semana de la juerga envuelta en boas de plumas y brillantina en los párpados, lejos muy lejos de las pelucas de todos los colores y los exagerados tacones de elevación sideral. Caminan como han andado la vida, contra vientos y mareas, contra la inquina y los chismes, incluso contra el silencio y las miradas del oprobio constante y la burla instantánea. Caminan y sus pasos son un callado homenaje a siglos de fantasmas que fueron condenados a la hoguera por tomarse de la mano entre ellos, por mirarse a las pupilas con una sinceridad absolutamente ajena y pura a quienes miran de soslayo, de reojo y al vacío. Caminan y sus pasos son el eco de las calladas alegrías y murmuradas carcajadas de las parejas llamadas raras, heterodoxas, secretas e invisibles en un mundo que era de blanco y negro… hoy que se viste de colores, lejos de la caravana ruidosa de la música altisonante en el silencio del sendero por donde pasean al perrito todas las tardes y se cruzan con ellas que viven la vida andando entre nubes y algodones, secretos leves y confidencias cimentadas en el pelo, lejos del decibelaje y los globos en racimos, serpentinas de lluvia policromada y espuma de cerveza rosácea.

Él se queda callado cuando lo mira leer la enésima página de una novela que los une y Ella se vuelve a enamorar cuando la mirar hablando por teléfono con los que en un ayer que parece neblina fingieron ser familiares. Él se siente orgulloso de los pasos que da su pareja cuando defiende en paz los derechos de todos los demás que conforman el mundo allende las calles del desfile y Ella tararea en silencio la melodía que bailaron por primera vez juntas en un sótano de un barrio sucio ahora lavado con la dignidad impecable de una armonía aún incomprensible para muchos habitantes grises del mundo que florece bajo el arco de todos los colores que sólo se alcanzan a palpar cuando se cumple la rara epifanía de un beso. Por ejemplo.

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