Sus primeros pasos, de lienzo en lienzo

El Museo Thyssen organiza los fines de semana visitas y talleres para niños de tres a 12 años

Niños en una de las jornadas para jóvenes del Thyssen.EP

Estos días circula por las redes sociales una foto bastante desalentadora: varios niños, absortos en las pantallas de sus teléfonos móviles, dan la espalda al cuadro La ronda nocturna, del maestro Rembrandt, en una de las galerías del Rijksmuseum de Ámsterdam. En la era de las pantallas y el consumo fugaz de contenidos, no es tarea fácil conseguir que los más pequeños de la casa presten atención a una obra de arte estática que requiere unos minutos de reflexión y, por qué no, evasión. Existen,...

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Estos días circula por las redes sociales una foto bastante desalentadora: varios niños, absortos en las pantallas de sus teléfonos móviles, dan la espalda al cuadro La ronda nocturna, del maestro Rembrandt, en una de las galerías del Rijksmuseum de Ámsterdam. En la era de las pantallas y el consumo fugaz de contenidos, no es tarea fácil conseguir que los más pequeños de la casa presten atención a una obra de arte estática que requiere unos minutos de reflexión y, por qué no, evasión. Existen, por suerte, algunas iniciativas para evitar escenas como esta, en la que el capitán Frans Banninck Cocq posiblemente haya sufrido el mayor desaire en los más de tres siglos que lleva plasmado en la obra del pintor neerlandés.

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Un ejemplo son las Visitas Taller Para Familias los fines de semana en el Thyssen-Bornemisza: durante dos horas, familias con niños de entre tres y 12 años recorren el museo de la mano de un guía para, después, pasar al taller donde hacen su propia obra de arte. "La idea es que se imbuyan de la imaginación del artista y que luego recreen su proceso creativo", cuenta el responsable del Área de Educación del Museo, Rufino Ferreras, "queremos visitantes de museos de calidad a largo plazo".

El sábado y el domingo, entre las 10.00 y las 16.00, ofrecen hasta nueve recorridos y experiencias según temáticas y edades, en los que prima el ejercicio de los sentidos y la imaginación. "No es una actividad formativa, sino para educar el ojo el gusto", aclara Ferreras, "los más pequeños tienen una mirada limpia del arte, sin prejuicios ni condicionamientos culturales". Algo que en el Thyssen- Bornemisza cultivan desde hace dos décadas, respondiendo a lo que dijo Picasso: "Todos los niños nacen artistas. El problema es cómo seguir siendo artistas al crecer".

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