Obras que rehabilitan vidas

La Fundación Habitat3, de la Taula del Tercer Sector, gestiona 302 pisos cedidos para personas con riesgo de exclusión social

De izquierda a derecha, Vicente, Juan y Francisco, trabajan en la rehabilitación de un piso para uso social.Joan Sanchez

Uno de los atractivos del programa de vivienda social de la Fundación Hábitat3, impulsado por la Mesa del Tercer Sector, es el compromiso de cuidar los inmuebles que terceros hayan cedido. Para que, por ejemplo, una familia desahuciada pueda entrar en un piso es necesaria desde una mano de pintura hasta mejoras en aspectos como la eficiencia energética. Unos trabajos que, a su vez, también rehabilitan vidas: detrás de brochas, planchas y martillos hay parados de larga duración que vuelven al mundo laboral.

Es el caso de Francisco, Juan y Vicente. Los tres trabajan para Aprise, una de la...

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Uno de los atractivos del programa de vivienda social de la Fundación Hábitat3, impulsado por la Mesa del Tercer Sector, es el compromiso de cuidar los inmuebles que terceros hayan cedido. Para que, por ejemplo, una familia desahuciada pueda entrar en un piso es necesaria desde una mano de pintura hasta mejoras en aspectos como la eficiencia energética. Unos trabajos que, a su vez, también rehabilitan vidas: detrás de brochas, planchas y martillos hay parados de larga duración que vuelven al mundo laboral.

Es el caso de Francisco, Juan y Vicente. Los tres trabajan para Aprise, una de las seis empresas de inserción laboral con las que Hábitat3 tiene contratado el servicio de mejora y rehabilitación de las fincas. Como a tantos otros trabajadores de la construcción, la explosión de la burbuja inmobiliaria se llevó por delante sus vidas. Ahora aplican su experiencia para que uno de los pisos que ha recibido la fundación, en Santa Coloma de Gramenet, pueda ser puesto a disposición de las entidades sociales.

“Es un círculo virtuoso”, resume Carme Trilla, presidenta de la Fundación. Hábitat3 tiene 302 pisos en Cataluña, que han venido desde diferentes vías. El 80% de ellos proceden de particulares pero también hay cesiones de la Generalitat. Los esfuerzos de la entidad, sin embargo, se han orientado a que propietarios que tienen un piso vacío lo cedan para un uso social, renunciando a los muy suculentos márgenes del mercado inmobiliario en la capital catalana. Y ayudando a generar un parque de vivienda de alquiler social catalán donde, según la Mesa, 230.000 familias son susceptibles de una vivienda de este tipo.

“En el caso de la cesión se responde ante los propietarios de los pagos mensuales, también del buen uso de las viviendas, y de su retorno en perfecto estado cuando finalice el periodo de alquiler”, recuerda Trilla. Los técnicos de la fundación acuerdan el plan de obras necesario para rehabilitar el piso y los trabajos se van entregando de manera rotativa a las empresas de inserción, sin competencia de precio. Además de Aprise están Formació i Treball, Trinijove, SAO, Apip y Engrunes. Todas tienen en común que emplean perfiles de difícil ingreso al mundo laboral.

Casi en un 50% de las viviendas que ha recibido la fundación en sus dos años de existencia han necesitado obras. “No se trata de trabajos de lujo, sino que permitan que se pueda vivir confortablemente”, añade Trilla. El monte medio de las obras ronda los 3.000 euros. Los pisos pueden ser utilizados para los programas de atención residencial a personas con riesgo de exclusión social. Los servicios sociales determinan el precio del alquiler que pueden pagar y la diferencia con el real la asumen las propias entidades o la Administración.

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