La guerra de las mafias irlandesas se cobra en Mallorca su décima víctima

Un hombre es asesinado a tiros frente a su esposa y tres hijos en Calvià

Foto: atlas | Vídeo: ATLAS

La cruenta guerra que libran desde hace un año las mafias irlandesas de la droga se ha cobrado una nueva víctima, la décima y la segunda en territorio español. Trevor O'Neill, de 41 años y funcionario municipal en Dublín, murió anoche tras recibir al menos un tiro por la espalda cuando paseaba junto a su esposa y sus tres hijos por Calvià, una popular localidad turística de la isla de Mallorca. La Guardia Civil se ha hecho cargo de las investigaciones y, tras interrogar a cinco testig...

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La cruenta guerra que libran desde hace un año las mafias irlandesas de la droga se ha cobrado una nueva víctima, la décima y la segunda en territorio español. Trevor O'Neill, de 41 años y funcionario municipal en Dublín, murió anoche tras recibir al menos un tiro por la espalda cuando paseaba junto a su esposa y sus tres hijos por Calvià, una popular localidad turística de la isla de Mallorca. La Guardia Civil se ha hecho cargo de las investigaciones y, tras interrogar a cinco testigos, busca ahora a tres hombres por su presunta relación con el asesinato.

O'Neill, según fuentes policiales, no era el objetivo de los atacantes y fue confundido por otra persona cercana a Gerry Hutch, alias El Monje, cuyos hombres forman uno de los dos bandos en liza. Según el diario Irish Times, la policía de ese país atribuye el ataque al otro grupo participante en la guerra. Se trata del clan de Christy Kinahan, quien ha liderado desde la Costa del Sol durante la última década uno de los mayores grupos europeos dedicados al tráfico de drogas y armas, según investigaciones de las policías española e irlandesa.

El asesinato de Gary Hucth en la piscina de unos apartamentos de Marbella marcó el 24 de septiembre de 2015 el inicio de la actual espiral de violencia. Aunque Hutch había trabajado para los Kinahan, fuentes policiales consideran que los líderes del clan desconfiaban de él e incluso le acusaban de ser un soplón. Su muerte, en cualquier caso, fue una afrenta terrible para El Monjee, una de las figuras míticas del crimen organizado irlandés.

La respuesta tardó cinco meses en llegar, pero supuso un salto cualitativo en la guerra. La tarde del pasado 5 de febrero, media docena de hombres armados con fusiles de asalto AK-47 irrumpieron en el Hotel Regency de Dublin, en el que  los Kinahan presentaban una velada de boxeo, una de sus pasiones. El ataque, atribuido a los hombres de El Monje, costó la vida a David Byrne, de 34 años y padre de dos hijos. Daniel Kinahan, hijo del capo del clan, salvó la vida al huir por una ventana.

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El ataque del Regency supuso el peor golpe sufrido por los Kinahan en una década de reinado sobre el narcotráfico irlandés. La respuesta que ha tenido el clan desde entonces ha sido despiadada y ni siquiera las policías de Irlanda y España parecen poder ponerle fin. Fuentes de seguridad citadas por medios irlandeses destacan que "lo que inicialmente era una guerra entre dos bandas, es ya una campaña de exterminio de los Hutch". Más de una docena de miembros de la familia han sido alertados en los últimos meses por la policía irlandesa de que su vida corre peligro.

Eddie Hutch, hermano de El Monje, moría acribillado en su casa de Dublín el pasado 8 de febrero, solo tres días después del ataque del Regency. Seis semanas más tarde caía Noel Duggan, un conocido contrabandista de cigarrillos e íntimo amigo del líder de la banda. La familia sufrió otro golpe el 24 de mayo, cuando Gareth Hutch (otro sobrino de El Monje) murió también a tiros en una calle de la capital irlandesa.

Otras cuatro personas vinculadas a los Hutch o acusadas de colaborar con las actividades del grupo han sido igualmente asesinadas en Irlanda en los últimos meses. En un caso, el de Martin O'Rourke tiroteado en Dublin el 14 de abril, la víctima también cayó por error al ser confundida por otra persona por los sicarios.

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