Precintado un prostíbulo instalado en un entresuelo del Eixample

El Ayuntamiento prohíbe la contratación de servicios sexuales en el citado piso de la calle Valencia

Una enorme pancarta contra un prostíbulo en un inmueble de la calle de Valencia.ALBERT GARCÍA

Los servicios técnicos municipales del distrito barcelonés del Eixample precintaron ayer el polémico prostíbulo situado en el entresuelo primera del número 362 de la calle Valencia. Un burdel, donde se prostituían mujeres de origen chino, cuya actividad ha ocasionado diversas quejas.

El negocio se instaló en el piso en 2014. Rápidamente comenzaron las sospechas de los vecinos. Los propietarios e inquilinos empezaron a convivir con visitas furtivas que a cualquier hora del día o la noche...

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Los servicios técnicos municipales del distrito barcelonés del Eixample precintaron ayer el polémico prostíbulo situado en el entresuelo primera del número 362 de la calle Valencia. Un burdel, donde se prostituían mujeres de origen chino, cuya actividad ha ocasionado diversas quejas.

El negocio se instaló en el piso en 2014. Rápidamente comenzaron las sospechas de los vecinos. Los propietarios e inquilinos empezaron a convivir con visitas furtivas que a cualquier hora del día o la noche reclamaban los privados servicios del entresuelo primera.

Pronto llegaron las denuncias. La Guardia Urbana de Barcelona abrió una investigación y detectó que dentro del inmueble, tal y como denunciaban los vecinos, se estaba ejerciendo la profesión más antigua del mundo. La policía local cumplimentó el correspondiente expediente informativo y trasladaron su investigación a los servicios técnicos del distrito del Eixample. Estos últimos, abrieron otro expediente que concluyó ayer por la mañana con el precinto del entresuelo. Fuentes del Ayuntamiento aseguraban ayer que no se trata de un precinto judicial sino que se prohíbe a las personas del citado inmueble realizar una “actividad”, la prostitución, para la que no tienen permiso. Las personas que viven en el piso sí podrán usar el inmueble “si no ejercen”. Agentes de la Guardia Urbana supervisarán si se continúan ofertando servicios sexuales. Durante las últimas semanas los vecinos de la comunidad extremaron sus protestas llegando a instalar una pancarta en la fachada que rezaba: “No queremos prostíbulo en casa”.

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