Condenado un párroco de Tomiño por abusos sexuales a una feligresa

Un párroco de la iglesia de San Martín y San Campio de Figueiró, en el municipio pontevedrés de Tomiño, ha sido condenado a un año de prisión por un delito de abusos sexuales a una feligresa, a quien deberá indemnizar con 4.000 euros. El Juzgado de lo Penal número 1 de Pontevedra considera probado que el día 15 de agosto de 2014, entre las 12.00 y las 13.00 horas, en la sacristía del templo, el acusado, "con ánimo de satisfacer sus deseos sexuales, abrazó a (la feligresa), le introdujo las manos por debajo de la ropa y le ...

Un párroco de la iglesia de San Martín y San Campio de Figueiró, en el municipio pontevedrés de Tomiño, ha sido condenado a un año de prisión por un delito de abusos sexuales a una feligresa, a quien deberá indemnizar con 4.000 euros. El Juzgado de lo Penal número 1 de Pontevedra considera probado que el día 15 de agosto de 2014, entre las 12.00 y las 13.00 horas, en la sacristía del templo, el acusado, "con ánimo de satisfacer sus deseos sexuales, abrazó a (la feligresa), le introdujo las manos por debajo de la ropa y le tocó los pechos", informa Europa Press.

Contra el fallo cabe recurso ante la Audiencia Provincial de Pontevedra. La sentencia también considera probado que el condenado le pidió a la víctima que "le besara al tiempo que le agarraba y le besaba en el cuello diciéndole 'Dios quiere que estés bien'". En el juicio el cura negó los hechos pero la resolución judicial aprecia contradicciones en su relato. En la vista el acusado se refirió a una conversación del día de los hechos mientras que "un año y tres meses" antes, en su declaración en fase de instrucción, había manifestado que "no recordaba que nadie se hubiera dirigido a él".

El fallo judicial recogido por Europa Press sostiene que el testimonio de la víctima mantiene la "credibilidad" ya que "no se apreció en él el menor intento de cálculo o preconcepto sobre qué podría ser más favorable o perjudicial a las tesis que sostenía". La denuncia de los hechos no partió de la víctima sino de su médico de cabecera.

"Y aunque lo hizo 20 días después de los hechos, explicó satisfactoriamente que en un principio no lo contó, salvo a su marido, porque quería llevarlo sola, pero finalmente se lo contó a la médico para que le diera algo para dormir y estar tranquila, afirmando igualmente que también lo hizo para que no volviera a pasar", señala la sentencia.