Un alcalde considera “buen síntoma” el aumento de muertes en correbous

El primer edil de Alfara de Carles valora que es un indicador de que los festejos son atractivos

Imagen de un correbous.JOSEP LLUIS SELLART

Un jubilado de 80 años corneado mortalmente en l'Ampolla (Baix Ebre), un concejal de 34 años muerto en un pueblo de Valladolid, un hombre de 32 años fallecido en Museros (Valencia), un turista de 44 años igualmente muerto en las fiestas de Pedreguer (Alicante) y, así, hasta llegar a la docena. Las 12 víctimas mortales contabilizadas hasta el pasado agosto convierten al año 2015 en el más trágico de la historia reciente de los correbous y los encierros en España.

El dato dobla las estadísticas hasta ahora más negras, correspondientes a los años 2010 y 2011, con siete personas muertas en cada campaña, y engrosa el debate sobre la vigencia de unas celebraciones que, desde largo tiempo, acarrean la etiqueta de controvertidas. Sin embargo, el alcalde de Alfara de Carles (Baix Ebre), Josep Mas Sabaté (PSC), ha realizado unas declaraciones en las que considera un "buen síntoma" que se hayan disparado las víctimas mortales en festejos taurinos porque, razona, la alta siniestralidad denota que la fiesta atraviesa un momento de comunión con el público.

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"No es que me alegre de ninguna muerte, ni mucho menos, pero esto es señal de que hay buena participación", ha sentenciado el alcalde en unas manifestaciones recogidas por la emisora RAC1. El edil socialista valora que carece de sentido generar un debate alrededor de los correcalles con toros y vaquillas porque "todos los que han muerto dentro del recorrido de los toros, seguro que estaban allí porque querían. No les ha obligado nadie", dice. Mas Sabaté observa que en los correbous se viene dando "más participación" y resuelve que en este contexto es inevitable que el riesgo aumente.

Durante su discurso, el alcalde se atreve con una comparación y alude que no se cuestiona que haya más accidentes de tráfico "por vacaciones y cuando hay más gente en las carreteras" y lamenta que, en cambio, "ahora vayamos a cuestionar las muertes que hay en los toros". Alfara de Carles, municipio con medio millar de habitantes, cuenta con una arraigada tradición taurina. El pueblo entró en estado de indignación cuando en 2013, por orden judicial, se vio forzado a suspender las capeas que realizaban algunas ganaderías y que atraían a turistas venidos de Salou y la Costa Daurada. El TSJC levantó este verano la suspensión, lo que fue motivo de júbilo para la Agrupación de peñas taurinas de las Terres de l'Ebre.

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