Y el brindis no salió bien

Fallos de sonido empañan ‘La traviata’ en la transmisión del ‘Liceu a la fresca’ en 13 emplazamientos

Si vas a ver La traviata y un fallo técnico impide escuchar bien el más famoso brindis de la historia de la ópera, la decepción está garantizada. Y eso es lo que pasó el sábado por la noche en 13 de los 14 emplazamientos de toda Cataluña que difundieron, a través de pantallas gigantes y en transmisión diferida por el Canal 33, la última función de la ópera de Verdi desde el Liceo. No hubo problemas en la playa de Sant Sebastià, escenario principal del Liceu a la fresca,pero los fallos en la señal de TDT, con ruidos y cortes de sonido durante el primer acto, provocaron el enfa...

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Si vas a ver La traviata y un fallo técnico impide escuchar bien el más famoso brindis de la historia de la ópera, la decepción está garantizada. Y eso es lo que pasó el sábado por la noche en 13 de los 14 emplazamientos de toda Cataluña que difundieron, a través de pantallas gigantes y en transmisión diferida por el Canal 33, la última función de la ópera de Verdi desde el Liceo. No hubo problemas en la playa de Sant Sebastià, escenario principal del Liceu a la fresca,pero los fallos en la señal de TDT, con ruidos y cortes de sonido durante el primer acto, provocaron el enfado y fuga de muchos espectadores. Afortunadamente, los técnicos de TV-3 solucionaron el problema y el resto de la velada transcurrió con normalidad.

En el Palau Robert, segundo emplazamiento barcelonés que participaba en la iniciativa más ambiciosa del Liceo para difundir la ópera fuera de las paredes del teatro, la noche empezó mal. Se desbordaron las previsiones de asistencia y cuando el recinto se llenó —entraron alrededor de 1200 personas—, los guardias de seguridad ya no permitieron el acceso a los jardines; los cientos de personas que formaban una larga cola en la calle tuvieron que irse con la música a otra parte. "Nos vamos en metro a la Barceloneta a ver si llegamos a ver el segundo acto", decían dos jóvenes aficionados al ver que en el Palau Robert no podían entrar.

En el interior, lleno a rebosar. Los que llegaron antes ocuparon los bancos del jardin y las 600 sillas instaladas frente a la pantalla gigante; al resto le tocó seguir la función de pie. Sonaba el hermoso preludio, dirigido con inspiración por Evelino Pidò, y los primeros cortes de sonido, intermitentes, no presagiaban nada bueno.

La cosa fue a más y cuando el tenor Ismael Jordi y la soprano Anita Hartig, protagonistas junto al barítono Gabriele Viviani del montaje dirigido escénicamente por David McVicar, entonaban el brindis que todo el mundo es capaz de tararear al instante, los fallos técnicos del sonido arruinaron la magia del momento. "Si es gratis que quieres", le decía un señor de edad madura a una joven que lamentaba la situación. "Hombre, no espero verlo como en el Liceo, pero al menos esperaba poder oir La traviata en condiciones.

La fuga de espectadores, en un goteo constante, iba dejando butacas vacías que, rápidamente, eran ocupadas. Y la paciencia fue recompesada, porque, tras el primer acto, se pudo disfrutar la transmisión con buen sonido, buena calidad de imagen y una solvente realización televisiva.

Entre el calor, la humedad y los mosquitos, la velada fue de todo menos fresca. "En el teatro sí que habrán estado bien fresquitos con el aire acondicionado", suspiraba una señora mientras se abanicaba con vigor. "Mire, esto está muy bien, pero claro, es que nosotros hemos visto a la Caballé, a Kraus, y eso no se olvida" explicaba con orgullo un matrimonio de veteranos liceistas.

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La velada en el Palau Robert tuvo sus grandes momentos; escuchar el conmovedor Addio del passato de una moribunda Violetta Valèry en la penumbra de un jardin es un marco natural que haría las delicias de un director de escena. Y el público, muy variado, con bastantes jóvenes y turistas que entraban a conocer los jardines y se topaban con una noche de ópera, aplaudió con satistacción.

Otras 11 poblaciones se apuntaron a la fiesta lírica: Cervera, Girona, Igualada, L'Espluga del Francolí, Lleida, Martorell, Puigcerdà, Tordera, Tortosa, Valls y Vielha. La transmisión, conducida por Carolina Rosich y Jofre Font, se cerró con la presencia de los protagonistas de la ópera en el escenario de la Barceloneta, con un aforo de 2000 personas.

El colofón lo puso Roger Guasch, director general del Liceo, al anunciar que el próximo verano ofrecerán otro título popular, La bohéme, de Puccini, cuya protagonista, Mimí, curiosamente comparte fatal sino con Violetta: también vive en París, aunque se dedica a otros menesteres, y como ella muere de tuberculosis en brazos de su amado.

Al recuperar el espíritu popular del Liceu a la Platja -propuesta iniciada en 2007 con Norma e interrumpida tras la edición de 2011 con Carmen- el coliseo barcelonés y TV3 reafirman con el Liceu a la Fresca un nuevo compromiso en la divulgación de la ópera que, además, incorpora un sistema de audiodescripción para personas invidentes con una aplicación pionera que se integra dentro de los smartphones y permite al usuario seguir la función desde cualquier lugar

 

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