ROCK / And You Will Know Us…

Melodía y decibelios

El cuarteto de Austin debuta tras veinte años en Madrid con una exhibición de fiereza, pese a lo desangelado de la sala

Los integrantes de And You Will Know Us by the Trail of Dead.Patrick Mc Hugh

Una banda capaz de escoger un nombre inacabable hasta en forma de acrónimo no es susceptible de sucumbir al desaliento. La visita de los texanos … And You Will Know Us by the Trail of Dead (AYWKUBTTOD)presentaba como señuelo el repaso íntegro de su decisivo Source tags & codes (2002), pero las escasas cien personas congregadas en la Sala Cats constituían el vivo ejemplo del desangelo. Jason Reece, Conrad Keely y compañía no escatimaron en sudor ni decibelios, y eso permite extraer al menos dos conclusiones. Una: el cuarteto, 21 años después, conserva la furia y la profesionalidad ...

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Una banda capaz de escoger un nombre inacabable hasta en forma de acrónimo no es susceptible de sucumbir al desaliento. La visita de los texanos … And You Will Know Us by the Trail of Dead (AYWKUBTTOD)presentaba como señuelo el repaso íntegro de su decisivo Source tags & codes (2002), pero las escasas cien personas congregadas en la Sala Cats constituían el vivo ejemplo del desangelo. Jason Reece, Conrad Keely y compañía no escatimaron en sudor ni decibelios, y eso permite extraer al menos dos conclusiones. Una: el cuarteto, 21 años después, conserva la furia y la profesionalidad (era su primera vez en Madrid, para más inri). Y dos: obtener un 10 en las calificaciones de Pitchfork no significa, por fortuna, gran cosa.

Engrosan AYWKUBTTOD, bien es cierto, la magra nómina de bandas que, abogando por escribir canciones y no tocatas o minuetos, aplastan las voces de los cantantes bajo una avalancha instrumental. La tormenta eléctrica está garantizada, en cualquier caso, pero el cuarteto se afana por demostrar que la melodía no tiene por qué estar reñida con los decibelios. Las sacudidas son las propias de un torreón de alto voltaje, pero hay tenues respiraciones (Heart in the hand of the matter), pasajes más contemplativos (Monsoon) y, en general, la sensación de que los punteos de guitarra no confunden la lírica con la ñoñería.

El permanente intercambio de posiciones entre guitarrista y batería constituye otro de los evidentes atractivos en el directo de la banda, que suministra adrenalina sin remilgos, miramientos ni interrupciones. El hardcore no sabe de artrosis ni medias tintas, como bien apreciaban tantos espectadores que aventaban los brazos igual que si fueran ellos los portadores de las baquetas. Queda solo el sinsabor de que el tema central de Source tags…, último antes de los generosos bises, sonase algo desafinado cuando es el más inmediato del catálogo.

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