Las protestas acaban con trece ataques en sedes de Convergència

Una cincuentena de personas hacen escrache al consejero Espadaler

Sede de CDC en Terrassa.

Una docena de sedes de Convergència Democrática (CDC) de toda Cataluña amanecieron ayer con desperfectos tras una noche de protestas por el desalojo de Can Vies. La que sufrió los destrozos más graves fue la de Terrassa (Vallès Occidental), que ardió después que un grupo de personas lanzaran un contenedor en llamas contra el cristal del local. El vidrio se hizo añicos y el fuego prendió en el interior de la sede. "Fascismo en estado puro", condenó en Twitter el secretario general en funciones ...

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Una docena de sedes de Convergència Democrática (CDC) de toda Cataluña amanecieron ayer con desperfectos tras una noche de protestas por el desalojo de Can Vies. La que sufrió los destrozos más graves fue la de Terrassa (Vallès Occidental), que ardió después que un grupo de personas lanzaran un contenedor en llamas contra el cristal del local. El vidrio se hizo añicos y el fuego prendió en el interior de la sede. "Fascismo en estado puro", condenó en Twitter el secretario general en funciones de CDC, Josep Rull, y líder de la formación en Terrassa.

Otras doce sedes de Convergència sufrieron desperfectos, principalmente vidrios rotos y pintadas de protesta contra el desalojo. Los manifestantes también lanzaron un cóctel molotov contra el local de CDC en Mataró. Los destrozos de ayer se suman a los que ya sufrieron algunas de las sedes barcelonesas, empezando por el cuartel general del partido, en la calle Córsega, que tuvo que lamentar alguna pintada y la rotura de vidrios.

La noche del miércoles hubo unos sesenta actos de protesta en toda Cataluña para protestar por el desalojo de Can Vies. En Vic (Osona), la protesta culminó en escrache frente a la casa del consejero de Interior, Ramon Espadaler. Una cincuentena de personas se apostaron frente a la vivienda del consejero y le dedicaron abucheos e insultos. Espadaler restó importancia a los hechos en los pasillos del Parlament.

El escrache al consejero fue condenado con más contundencia por la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, que destacó las protestas de la que es víctima su partido. El PP pedirá que el Parlament condene la violencia por el desalojo de Can Vies, que Sánchez-Camacho tildó de "brutal, de guerrilla urbana y organizada".

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