Confirmada la condena a un cargo de Interior por abusos

Un jefe acosó durante dos años a una interina que tenía a su cargo durante dos años

La Audiencia de Barcelona ha confirmado la condena de un año y medio de cárcel para un cargo del Departamento de Interior que acosó sexualmente de una interina y abusó de ella. Paulino Guiemes, que ejercía como responsable de servicios generales de los Mossos d’Esquadra, sometió a toda clase de vejaciones a la mujer durante dos años, según la sentencia ahora ratificada por la Audiencia, que solo rebaja (de 50 a 25.000 euros) la indemnización que debe recibir la víctima por los daños morales.

El calvario comenzó en septiembre de 2006, poco después de que la mujer entrara a trabajar, como...

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La Audiencia de Barcelona ha confirmado la condena de un año y medio de cárcel para un cargo del Departamento de Interior que acosó sexualmente de una interina y abusó de ella. Paulino Guiemes, que ejercía como responsable de servicios generales de los Mossos d’Esquadra, sometió a toda clase de vejaciones a la mujer durante dos años, según la sentencia ahora ratificada por la Audiencia, que solo rebaja (de 50 a 25.000 euros) la indemnización que debe recibir la víctima por los daños morales.

El calvario comenzó en septiembre de 2006, poco después de que la mujer entrara a trabajar, como administrativa, en las dependencias policiales de la calle Bolivia de Barcelona. “Fuera del horario laboral”, recoge la sentencia, Guiemes la llamó al móvil: “¡Eh, animalillo! ¡Estamos aquí! ¿Quieres venir a liberar fluidos con nosotros?”, le dijo.

Dos días más tarde, la mujer afeó la conducta de su jefe y éste le prometió que no volvería a hacerlo. Mintió. No solo inició una campaña para aislarla de sus compañeros, sino que siguió insistiéndole para ir a comer, la llamaba a todas horas e “intentaba que nadie más hablara con ella”.

El acoso se prolongó hasta enero de 2008, cuando la víctima accedió a comer con Guiemes en un restaurante del puerto olímpico de Barcelona. Allí, el cargo “bebió importantes cantidades de alcohol” y le insistió en que debían acostarse. A la salida del local, “se abalanzó” sobre ella, “la abrazó y le dio un beso en la boca, tocándole la cintura, el culo y la cara”, hasta que la administrativa —representada por el abogado Lluís Maria Anglada— logró irse.

El responsable de Interior recurrió la primera sentencia. Sin éxito. La Sección Octava de la Audiencia de Barcelona considera que el relato de la víctima es creíble y que las contradicciones son normales, porque los hechos transcurren en un periodo de dos años. “No es exigible a la testigo la misma precisión exactitud” que si describiese un hecho aislado, asumen los magistrados. Tampoco es motivo de sospecha, añaden, que no explicara los hechos a su esposo: “Es bien sabido que la víctima de acoso sexual suele guardar silencio”.

Los testigos ratificaron su versión Guiemes admitió parte de los hechos. Sus palabras eran “auténticas exigencias de relaciones sexuales”, y no simples chistes, como alegó la defensa. La víctima “no solo no advirtió el aspecto cómico, sino que sufrió un estado ansioso depresivo”.

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