Comienza el juicio contra dos policías de Palafrugell acusados de robar móviles

La fiscalía les culpa de la desaparición de una decena de terminales durante la nevada de 2010 Algunos de los teléfonos fueron hallados en manos de dos hermanos y un amigo de los agentes

Girona -

La Audiencia de Girona ha juzgado este lunes a dos agentes de la Policía Local de Palafrugell (Baix Empordà), acusados de robar una decena de teléfonos móviles de una tienda durante la gran nevada de marzo de 2010. El fiscal considera que los dos policías, Alex L.C y Alberto C. M., son autores de un delito de hurto, agravado por el hecho de que aprovecharon su condición de agentes, por lo que ha solicitado una pena de un año y tres meses de cárcel para ellos. Alternativamente, ha calificado los hechos de un delito de apropiación indebida y ha pedido dos años de cárcel y dos de inhabilitación....

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La Audiencia de Girona ha juzgado este lunes a dos agentes de la Policía Local de Palafrugell (Baix Empordà), acusados de robar una decena de teléfonos móviles de una tienda durante la gran nevada de marzo de 2010. El fiscal considera que los dos policías, Alex L.C y Alberto C. M., son autores de un delito de hurto, agravado por el hecho de que aprovecharon su condición de agentes, por lo que ha solicitado una pena de un año y tres meses de cárcel para ellos. Alternativamente, ha calificado los hechos de un delito de apropiación indebida y ha pedido dos años de cárcel y dos de inhabilitación.

En el banquillo de los acusados se han sentado también un hermano de cada agente y un amigo. La fiscalía ha pedido un año de prisión por un delito de receptación para Marc L. C., Adrià C. M., y Francisco C.O. Según el ministerio público, la madrugada del 8 al 9 de marzo los dos agentes estaban de servicio cuando sus superiores les ordenaron ir a una tienda Vodafone de Llafranc, después de ser alertados por un vecino de que la puerta estaba abierta. Unos ladrones habían aprovechado el corte de luz causado por la nevada para forzar la entrada. Los agentes aseguran que, cuando llegaron al establecimiento, recogieron todo el material de telefonía que pudieron en bolsas de basura para evitar más robos y se lo llevaron a las dependencias policiales.

La acusación pública mantiene que ambos se pusieron de acuerdo para quedarse con una decena de móviles, la mayoría de las marcas Nokia y Blackberry, valorados entre 199 y 399 euros cada uno: en total, más de 2.000 euros. Según el fiscal, días después del hurto, los agentes dieron algunos móviles a sus hermanos y amigos para que se los quedaran o los revendieran.

Ambos policías han negado los hechos ante el juez de la sección tercera de la Audiencia de Girona. Han sostenido que, cuando llegaron a las dependencias policiales, dejaron el material incautado en la habitación de los cabos, una estancia que nunca se cerró. Varios agentes que han declarado en el juicio han asegurado que nadie hizo un recuento inicial de los móviles llevados a la comisaría. El inventario no se realizó hasta más de una semana después, cuando la encargada de la tienda fue a denunciar el robo a los Mossos d'Esquadra y estos requirieron a los municipales que les entregaran el inventario. Allí se detectó la falta de los terminales.

La investigación de los mossos ubicó los teléfonos en las manos de familiares y amigos de los dos municipales. Los hermanos de ambos policías han contestado incurriendo en múltiples contradicciones y dando versiones que han sido calificadas por el fiscal de "esperpénticas". Uno de ellos, ha mantenido que vivía a unos 50 metros de la tienda y que cuando se dirigía a comprar un móvil, encontró en un parque cercano a una persona que le vendió dos terminales. Sin embargo, no ha podido explicar cómo por qué la compañía de telefonía dice que activó su tarjeta SIM a las tres y media de la tarde del 9 de marzo, cuando él asegura que lo compró a las cinco.

La versión del otro hermano ha sido todavía más curiosa. Ha asegurado que los encontró camino de la tienda, dentro de una bolsa "blanca o de súper" en la calle, sin caja y mojados y que se los llevó a casa. Más tarde, al ver que no funcionaban, los tiró en dos contenedores diferentes. Francisco O., el amigo al que habrían dado varios terminales que acabaron en manos del hermano de este, su novia y a la venta online; se ha acogido a su derecho a no declarar.

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