La policía encuentra el cadáver del joven desaparecido en Vigo en noviembre

Miguel González salió corriendo el pasado 29 de noviembre de casa de sus padres Tenía diagnosticado un trastorno obsesivo que le producía ansiedad

El cuerpo sin vida de Miguel González Cabaleiro, el vigués de 24 años que desapareció el pasado 29 de noviembre, ha sido encontrado sobre las cinco de la tarde cerca del aeropuerto de Peinador sin aparentes signos de violencia, según señaló un portavoz de la policía nacional.

Los agentes encontraron el cadáver próximo a una gasolinera tras una nueva jornada de búsqueda en la que participaron más de 20 personas, esta vez con la ayuda de una unidad de perros. La zona en la que finalmente se encontró el cue...

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El cuerpo sin vida de Miguel González Cabaleiro, el vigués de 24 años que desapareció el pasado 29 de noviembre, ha sido encontrado sobre las cinco de la tarde cerca del aeropuerto de Peinador sin aparentes signos de violencia, según señaló un portavoz de la policía nacional.

Los agentes encontraron el cadáver próximo a una gasolinera tras una nueva jornada de búsqueda en la que participaron más de 20 personas, esta vez con la ayuda de una unidad de perros. La zona en la que finalmente se encontró el cuerpo ya había sido peinada anteriormente, después de que un testigo llamase a la comisaría para alertar de que había visto a alguien que podría encajar en el retrato que empapeló en el último mes las calles de Vigo y otros municipios pontevedreses.

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González Cabaleiro padecía un trastorno obsesivo que le producía ansiedad al que hacía frente con un tratamiento que le permitía llevar una vida independiente en Lugo, donde estudiaba para ser veterinario. Últimamente no se encontraba tan bien, y por ello había regresado a Vigo a pasar una temporada a casa de sus padres. El día en que desapareció salió del hogar apresuradamente, sin siquiera una prenda de abrigo o dinero, según explicaba su familia, que cree que Miguel sufrió un brote psicótico y echó a correr en estado de pánico. La policía señala que la complicada orografía viguesa dificultó las labores de búsqueda, que comenzó con rastreos por unas 20 posibles localizaciones que se fueron agotando hasta las seis o siete que se volvieron a rastrillar ayer desde las siete de la mañana con ayuda de los perros y un helicóptero.

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