Su Reino no es de este mundo

Parece que Antony está por encima de todo, tal y como demostró en un concierto delicado y meticuloso que pareció alejarlo de la tierra

Antony, en los jardínes de Pedralbes. martí e. berenguer

En el mismo escenario, y entiéndase la analogía no como una provocación, Julio Iglesias logró que Patsy Cline y Manuel Alejandro sonasen igual, dado el carácter uniformador que el artista de la mano en el pecho imprime a todas sus versiones. Daba igual si se trataba de un vallenato o de un tango, todo tenía calcada la personalidad de Julio. En la noche del viernes quien hizo lo propio fue Antony, quien en su único concierto en España presentó en los Jardins de Pedralbes She's so blue,...

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En el mismo escenario, y entiéndase la analogía no como una provocación, Julio Iglesias logró que Patsy Cline y Manuel Alejandro sonasen igual, dado el carácter uniformador que el artista de la mano en el pecho imprime a todas sus versiones. Daba igual si se trataba de un vallenato o de un tango, todo tenía calcada la personalidad de Julio. En la noche del viernes quien hizo lo propio fue Antony, quien en su único concierto en España presentó en los Jardins de Pedralbes She's so blue, un espectáculo en el que canciones propias y versiones se dieron la mano bajo la batuta melodramática de Antony. Y el resultado fue similar en cuanto a que sonaron igual la Velvet —Candy says—, Cohen —If it be your will— o Marshall Crensaw —Someday someway—. ¿Logro?

Antony

Jardins de Pedralbes, Barcelona

28 de Junio.

Hacer una buena versión supone cambiar el ángulo de visión sobre el original, darle otro sentido, otra ambientación, otro color. Perfecto. Antony hizo esto con I will survive y recordó a Dylan, cuyas relecturas solo se reconocen avanzada la pieza. Pero ¿qué pasa cuando las lecturas inciden en el mismo tono, la misma ambientación, la misma intención? El camino se aplana, desaparecen las cordilleras, el paisaje se uniforma y sólo si éste gusta muchísimo queda salvado el paseo. En el Jardins de Pedralbes el público iba a caminar con Antony, de forma que nadie echó en falta otros paisajes, a pesar de que los originales fuesen borrados de la postal por los arreglos expuestos por un artista que parece sentirse por encima de las canciones, tan seguro de su voz que apenas percibe que deshace el encanto de Sometimos i feel like a motherless child llevándosela a su terreno.

Anthony recordó a Dylan con I will survive, cuyas relecturas solo se reconocen avanzada la pieza

Sin embargo, piezas como As tears go by resultaron preciosas pasadas por el filtro Antony en el tramo inicial del concierto, probablemente el más destacado con versiones como For all we know —popularizada por The Carpenters—, o Child of God —Millie Jackson—. Pero, a medida que el artista cada día más similar a la Gioconda desplegaba su quebradizo manto melodramático, la sensación de no cambiar de tema se fue acentuando hasta colmar las expectativas de sus admiradores.

Porque parece que Antony está por encima de todo, tal y como demostró en un concierto delicado y meticuloso que pareció alejarlo de la tierra en pos de reinar en un mundo solo suyo.

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