Elixir de juventud
Scott McCaughey, al frente del grupo de Seattle, mantiene el tono que le encumbró tres décadas después de sus primeros discos
Hace tiempo que Scott McCaughey no conserva un solo cabello sin blanquear. Y, por supuesto, da igual que nos encontremos en los sótanos de El Sol y las manecillas ronden la medianoche: las gafas oscuras son irrenunciables. Sus tres encorbatados compañeros de Young Fresh Fellows parecen corredores de seguros cincuentones, pero en cuanto enchufan el instrumental se transforman en perfectos crápulas. Si el rock rejuvenece el alma, estos tipos de Seattle se reservan, tres décadas después de los primeros discos, sus buenos lingotazos de este elixir de juventud
McCaughey puede permitirse tene...
Hace tiempo que Scott McCaughey no conserva un solo cabello sin blanquear. Y, por supuesto, da igual que nos encontremos en los sótanos de El Sol y las manecillas ronden la medianoche: las gafas oscuras son irrenunciables. Sus tres encorbatados compañeros de Young Fresh Fellows parecen corredores de seguros cincuentones, pero en cuanto enchufan el instrumental se transforman en perfectos crápulas. Si el rock rejuvenece el alma, estos tipos de Seattle se reservan, tres décadas después de los primeros discos, sus buenos lingotazos de este elixir de juventud
McCaughey puede permitirse tener nuevo disco (Tiempo de lujo) y obviarlo en el repertorio “porque es mejor el anterior, I think this is”. Su rock es revoltoso y guerrero, con las dos guitarras siempre rivalizando en rugidos y un bajo machacón y macarrónico. Pero tanto melodía como armonías vocales (Hillbilly drummer girl) son virtudes irrenunciables, como sus casi hermanos The Replacements, mientras que la huella de los primeros REM asoma en This Little mystery o Hang out right. Y no se puede dejar de adorar a una banda que honra Picture book (The Kinks) con una versión tan fantástica.