La sala Atrium apuesta por innovar frente a la crisis

El microteatro acoge durante este mes y el próximo la segunda edición del ciclo de experimentación teatral Lab Atrium

Los responsables de la sala teatral Atrium de Barcelona poseen su peculiar carta de presentación: “Los más locos somos nosotros”. Pese a los tiempos difíciles, resisten a la sangría cultural con una subvención que ronda los 1.000 euros mensuales. Sin embargo, y mientras dura esta agonía, se atreven a innovar. Durante mayo y junio, este microteatro acoge la segunda edición del ciclo de experimentación teatral Lab Atrium. “Aquí lo importante es la innovación, no el resultado económico”, explica el director de la sala, Raimon Molins. Esta fórmula da libertad a los creadores para hacer un teatro d...

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Los responsables de la sala teatral Atrium de Barcelona poseen su peculiar carta de presentación: “Los más locos somos nosotros”. Pese a los tiempos difíciles, resisten a la sangría cultural con una subvención que ronda los 1.000 euros mensuales. Sin embargo, y mientras dura esta agonía, se atreven a innovar. Durante mayo y junio, este microteatro acoge la segunda edición del ciclo de experimentación teatral Lab Atrium. “Aquí lo importante es la innovación, no el resultado económico”, explica el director de la sala, Raimon Molins. Esta fórmula da libertad a los creadores para hacer un teatro diferente sin la presión de la taquilla.

Con esta premisa, se puede ver hasta el 2 de junio una adaptación inquietante de un clásico de Edgar Allan Poe, El cor delator, dirigida por el dramaturgo mexicano Hugo Guzmán. Una versión libre en la que el director mezcla partes monologadas sobre una base musical interpretada por la actriz y cantante Mariona Ginès y el violinista Joan Rigat. El espectáculo presenta la historia de un hombre obsesionado con el ojo enfermo (llamado ojo de buitre) del anciano con quien convive. “El pequeño espacio de la sala, unos 60 espectadores, es idóneo para recrear ese ambiente asfixiante y alucinógeno tan propio del universo de Poe”, asegura el director de la pieza.

Anna Maria Ricart

A El cor delator le seguirá del 5 al 16 de junio una propuesta diferente: Flors carnivores, dirigida por Marc Chornet sobre un texto de Anna Maria Ricart. Una poética y surrealista representación protagonizada por tres adolescentes que divagan sobre la imposibilidad del futuro. Con un montaje “sorprendente”, avanza Chornet, las jóvenes actrices Alba José, Laura Tamayo y Clàudia Benito se verán inmersas en un juego “lleno de seducción y misticismo”.

El espectáculo encargado de cerrar el Lab, del 19 al 30 de junio, será La grandesa d’ésser un entre tants, de la compañía independiente LAminimAL. La obra girará alrededor de una técnica teatral propia de los años ochenta (sistemas minimalistas repetitivos) puesta en práctica por el dramaturgo José Sanchis Sinisterra. Esta pieza “trabaja con el concepto de la repetición como forma de entender la conducta humana”, explica la directora Daniela de Vecchi. “Cuando el director de Atrium asistió al ensayo nos dijo que estábamos locos, que siguiéramos así”, agrega entre risas. Y ahora sí, todos locos, el círculo se cierra. Es la magia del nuevo teatro.

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