‘performance’

La verdad en la mentira

El artista Rabih Mroué (Beirut, 1967) basa su performance unipersonal en algo tan cotidiano como los subterfugios de los montajes fotográficos. Pero no nos llamemos a engaño: no hay nada inocente en su trabajo, que rezuma un humor sardónico y amargo, además de todos los riesgos que en su caso lleva, hablando con distancia y total libertad de los muy nocivos efectos de la propaganda política, del maridaje con los fanatismos.

Mroué confiesa que estuvo en el Partido Comunista, y luego no tiene piedad con sus mártires camaradas. Divide la acción en tres partes

y un epílogo, ...

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El artista Rabih Mroué (Beirut, 1967) basa su performance unipersonal en algo tan cotidiano como los subterfugios de los montajes fotográficos. Pero no nos llamemos a engaño: no hay nada inocente en su trabajo, que rezuma un humor sardónico y amargo, además de todos los riesgos que en su caso lleva, hablando con distancia y total libertad de los muy nocivos efectos de la propaganda política, del maridaje con los fanatismos.

Mroué confiesa que estuvo en el Partido Comunista, y luego no tiene piedad con sus mártires camaradas. Divide la acción en tres partes

LOS HABITANTES DE LAS IMÁGENES

Performance de Rabih Mroué. Auditorio 400. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. 12 de abril.

y un epílogo, todos de diáfana interpretación. Se topa con una foto de los líderes Nasser y Hariri, que nunca coincidieron: pura intoxicación ideológica. De paso, pone el ejemplo de las fotos de Stalin: viene a cuento tanto como aquel sonado caso de la portada de National Geographic que acercaron las pirámides en una foto para que cuadrara con el formato de la portada.

Descarnado, pero no frío; austero en la presentación, su discurso-río fluye hacia una movilidad o inquietud, es la inestabilidad de su mundo “como si el tiempo de los muertos no fuera el mismo que rige el de los vivos”. Hay un contenido sumario, amargo y hasta desesperado en esa parsimoniosa exposición.

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