La izquierda se lanza a la calle el 28-F

PSOE, IU y los sindicatos acudirán al Día de Andalucía para ganar credibilidad Los socialistas nunca han participado en las protestas en 31 años de Gobierno

El vicepresidente de la Junta, Diego Valderas, durante la marcha en Almería.C. BARBA (EFE)

Los veteranos del PSOE no recuerdan cuándo fue la última vez que participaron en manifestaciones el 28 de febrero, entre otras cosas, porque nunca asistieron a ellas en los 31 años que llevan en el poder. La celebración del Día de Andalucía siempre ha estado dominada por los actos institucionales organizados por el Parlamento y Gobierno autónomos y no por las marchas reivindicativas, salvo las convocadas por organizaciones minoritarias con escaso éxito de convocatoria.

Este año todo es distinto. ...

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Los veteranos del PSOE no recuerdan cuándo fue la última vez que participaron en manifestaciones el 28 de febrero, entre otras cosas, porque nunca asistieron a ellas en los 31 años que llevan en el poder. La celebración del Día de Andalucía siempre ha estado dominada por los actos institucionales organizados por el Parlamento y Gobierno autónomos y no por las marchas reivindicativas, salvo las convocadas por organizaciones minoritarias con escaso éxito de convocatoria.

Este año todo es distinto. El PSOE andaluz por primera vez se va a sumar a la manifestación convocada en todas las provincias por la plataforma Compromiso Social para el Progreso, integrada por 26 asociaciones, entre ellas Comisiones Obreras y UGT bajo el lema Tierra y libertad. Su socio de coalición, Izquierda Unida, sí tiene más hábito en pisar calle, coincida o no con el 28-F. Pero este año se estrena como partido de gobierno.

Ni UGT ni CC OO han sacado nunca las pancartas el Día de Andalucía. ¿Por qué ahora sí? “Nunca se han dado las circunstancias que se dan en estos momentos. O los andaluces demostramos que estamos aquí o corremos el riesgo de quedarnos atrás en esta crisis. La situación de Andalucía es dramática y puede ser terrible durante décadas cuando decidan que ha pasado la crisis”, afirma el secretario general ugetista, Manuel Pastrana, sobre el peligro de que la situación se enquiste.

“Demostrar que estamos aquí” también es una expresión que emplea el líder de Comisiones Obreras, Francisco Carbonero para justificar la manifestación del próximo jueves. Este advierte de la necesidad que tienen los partidos del Ejecutivo andaluz de pisar asfalto rodeado de pancartas reivindicativas si no quieren que las protestas acaben en la sede donde se reúne el Consejo de Gobierno todos los martes.

“O el Gobierno andaluz y los partidos que lo integran son capaces de decirle a la sociedad que se está sometiendo a Andalucía a una discriminación y que existe una mutilación de derechos por la falta de financiación o serán ellos los que paguen la política de recortes. Si PSOE e IU se refugian en la pasividad, iremos al palacio de San Telmo [sede de la presidencia de la Junta]”, advierte Carbonero.

En cierta manera son los agentes y organizaciones sociales, no solo los sindicatos, los que están exigiendo al Gobierno andaluz que actúe como cortafuegos ante a los bocados que las decisiones del Ejecutivo central, empujado por Bruselas, dan al Estado de Bienestar. Así lo reconoce el portavoz del grupo socialista, Francisco Álvarez de la Chica, quien destaca la dificultad de la Junta a la hora de desarrollar políticas de contraste con el Gobierno central del PP con un presupuesto a la baja y con una autonomía financiera muy limitada. “Es como vaciar el mar con un cacito”, admite.

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Tanto para los socialistas como para IU, la manifestación del 28-F es una manera de decirles a los castigados ciudadanos que están al lado de sus preocupaciones y de ganar credibilidad en un momento en el que, según las encuestas, la confianza en los partidos se ha desplomado. Pero también los sindicatos necesitan demostrar su utilidad y visibilidad a los seis millones de parados (1,4 millones en Andalucía) y no a los que están bajo los paraguas (convertidos en paragüitas sin varillas por la reforma laboral) de los convenios colectivos. “Las movilizaciones del 28-F fortalecerán a los convocantes y reforzarán la capacidad de acción del Gobierno, que tiene que enfrentarse con más fuerza a los retrocesos del Gobierno central”, admitió el pasado viernes el vicepresidente de la Junta y coordinador de IU, Diego Valderas.

De la Chica reconoce que la convivencia política con IU le ha dado al PSOE un color “rojo más intenso” y que la mayoría de los dirigentes de su partido son conscientes de que hay que estar “más en el tajo”. En esta ósmosis, el PSOE habría transferido a IU un plus de responsabilidad como partido de gobierno, opina.

El director del IESA, Eduardo Moyano, tiene claro que la participación del PSOE en las manifestaciones se debe a que “tiene que reafirmar su reivindicación ante el Gobierno de Rajoy para que la gente perciba que el deterioro de los servicios públicos es culpa de los recortes que hace el Gobierno central”. Pero también a que tiene que competir con IU en el mismo espacio político: “No puede dejar el protagonismo de la calle en manos de su socio de gobierno”.

El portavoz del PP, Carlos Rojas, cree que existe ese contagio, pero no ve nada positivo en él. “El PSOE se ha sumado a la posición de radicalidad de Izquierda Unida e IU pierde sus valores cuando apoya al PSOE en evitar la creación de comisiones de investigación como la de Invercaria”. El popular cree que la presencia del PSOE en la manifestación rompe el consenso en torno al 28-F como un día de unidad.

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