La inspiración musical que viene de Oriente

De las iniciativas culturales vinculadas a la música, la concesión del Premio Reina Sofía de Composición, que organiza la Fundación Ferrer Salat, es una de las de más solera. Lleva ya 29 ediciones a sus espaldas sin desfallecimiento, con una colección más que notable de nuevas piezas musicales. En la última edición se presentaron 249 obras de 42 países. El Jurado internacional, presidido por el compositor Alfredo Aracil, optó por el coreano Hong- Jou Seo y su obra Mandala. Ayer la Orquesta de RTVE inauguró su temporada de abono con el estreno mundial de esta obra. Asistió la Reina Sof...

De las iniciativas culturales vinculadas a la música, la concesión del Premio Reina Sofía de Composición, que organiza la Fundación Ferrer Salat, es una de las de más solera. Lleva ya 29 ediciones a sus espaldas sin desfallecimiento, con una colección más que notable de nuevas piezas musicales. En la última edición se presentaron 249 obras de 42 países. El Jurado internacional, presidido por el compositor Alfredo Aracil, optó por el coreano Hong- Jou Seo y su obra Mandala. Ayer la Orquesta de RTVE inauguró su temporada de abono con el estreno mundial de esta obra. Asistió la Reina Sofía, que entregó el galardón al compositor oriental.

El autor ha declarado que comenzó a pensar en la obra premiada a raíz de un viaje que hizo al Tibet. La inspiración le vino de las mandalas, diagramas o representaciones simbólicas utilizadas tanto en el budismo como en el hinduismo de origen sánscrito. Según el compositor “las mandalas tienen la particularidad de ayudar a meditar, abren la mente”. Tal vez lo primero que destaca de la partitura, además de un encomiable nivel técnico de realización, es la correspondencia entre estímulos de Oriente y Occidente. La inspiración es evidentemente asiática pero los parámetros de lenguaje miran más al mundo europeo. En cualquier caso, la tensión musical no decae en ningún momento y la partitura está impregnada de un gran sentido del color. Hong-Jou Seo tiene instinto comunicativo y ello facilita la fascinación de su obra.

El resto del concierto tuvo sabor ruso, como si se quisiera lanzar un guiño a las representaciones de Boris Godunov en el teatro Real. El virtuoso instrumentista alemán Frank Peter Zimmermann brindó una lectura magistral del Concierto para violín número 1 de Shostakovich. Misterioso en el Nocturno, arrollador en el Scherzo, brillante en la Passacaglia, diabólico en la Burlesque. Impresionante su intervención. La orquesta de RTVE, dirigida por Carlos Kalmar, ofreció una lectura discreta y con poca chispa de la Quinta sinfonía, de Prokofiev. Esta tarde se repite el concierto en el mismo escenario.