“No quiero ser solo el tenor de moda”

El cantante alemán Jonas Kaufmann actúa hoy en el Festival de Peralada

El tenor Jonas Kaufmann, durante el encuentro con la prensa.EFE

Se llama Jonas Kaufmann y es la última sensación de la ópera. Reconocido por una voz versátil, capaz de interpretar piezas operísticas de muy distinta frecuencia, también es admirado por su vis dramática difícil de encontrar en otros tenores del momento. Su físico, más cercano al de un modelo italiano que al de un tenor alemán de 43 años, también ha contribuido a que sea ahora mismo el cantante de ópera más deseado del momento. Es tal su éxito que ya tiene concertadas todas sus actuaciones de aquí a cinco años. Será el protagonista de algunas de las...

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Se llama Jonas Kaufmann y es la última sensación de la ópera. Reconocido por una voz versátil, capaz de interpretar piezas operísticas de muy distinta frecuencia, también es admirado por su vis dramática difícil de encontrar en otros tenores del momento. Su físico, más cercano al de un modelo italiano que al de un tenor alemán de 43 años, también ha contribuido a que sea ahora mismo el cantante de ópera más deseado del momento. Es tal su éxito que ya tiene concertadas todas sus actuaciones de aquí a cinco años. Será el protagonista de algunas de las óperas que ofrecerán los teatros líricos más importantes del mundo. Antes de eso, hoy pondrá con su primera gala lírica el broche de oro al festival Castell de Peralada.

El éxito efímero parece ser uno de los temores del solista germano. Por eso se esfuerza en huir de la etiqueta de tenor de moda. “Quiero ir paso a paso. Mi deseo no es ser el tenor del momento, sino ser un intérprete de larga trayectoria”, dice Kaufmann con semblante serio. Es la primera vez que se pone solemne durante el encuentro con los medios tras aterrizar en Barcelona procedente de Salzburgo, donde había actuado en el prestigioso festival de la ciudad austriaca. Antes, y después de abordar el tema de su éxito, todo fueron buenas maneras, gestos humildes y sonrisas (con corrector bucal, por cierto).

De su trayectoria, aseguró que ha dejado pasar algunos “primeros trenes”, para coger otros caminos más largos, pero más interesantes para su carrera. “En la ópera hay que saber decir no”, reflexiona el alemán. Kaufmann parece muy consciente de lo que asegura son sus límites: la segunda parte de Sigfried y el Tristan e Isolda de Wagner. “Obras a las que aún no estoy preparado para interpretar”. Tampoco ha aceptado hacer de Otelo. “Me falta experiencia” explica, pese a que siente que por voz y por frecuencia estaría listo para ser el protagonista de la obra de Verdi. Prefiere crecer lentamente y no lanzarse a hacerlo todo, como asegura hicieron la mayoría de sus ídolos, excepto Plácido Domingo.

Además de su versátil voz, Kaufmann también destaca por su capacidad de actuación sobre el escenario. Para él la interpretación es importante porque es lo que distingue la ópera del canto lírico. Su compromiso como tenor va acompañado de una implicación en el respeto por las obras operísticas. “Una cosa es interpretar una ópera y otra alejarse totalmente de la creación del autor”, afirma el cantante, que puntualiza: “La ópera necesita adaptarse a los tiempos, pero nunca caer en su transgresión”.

Su actuación de hoy será el colofón al festival del Castell de Peralada de este año. Kaufmann hará un repaso de grandes piezas de autores tan dispares como Puccini y Wagner, pasando por Bizet y Zandonai. El tenor estará acompañado de la Orquesta de Cadaqués que será dirigida por el también alemán y amigo de Kaufmann, Jochen Rieder. “Una gala como la de Peralada es una ocasión ideal para inculcar la pasión por la ópera a las personas ajenas a ella”, opina el alemán. Es una pasión que Kaufmann vive con auténtica devoción.

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