Flamenco entre muros salobres

La legendaria Venta de Vargas ofrece cante todos los fines de semana de agosto

Actuación del cantaor Joaquín de Sola, el pasado viernes, en la cena flamenca de la Venta de Vargas.JUAN SILVA

A lo largo de cerca de un siglo de historia, la legendaria Venta de Vargas de la Isla de León acumula una larga relación con el flamenco, especialmente desde que en 1937 la adquiere Juan Vargas, un gitano de Cádiz que, además de darle su nombre, construyó en los años sesenta del pasado siglo el establecimiento tal como hoy lo conocemos. Los centenares de fotografías que llenan las paredes de sus dependencias dan cuenta de un pasado lleno de arte, el que fueron dejando los artistas y toreros que la frecuentaban en su época de mayor esplendor, la década de los sesenta. Porque Vargas, como buen r...

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A lo largo de cerca de un siglo de historia, la legendaria Venta de Vargas de la Isla de León acumula una larga relación con el flamenco, especialmente desde que en 1937 la adquiere Juan Vargas, un gitano de Cádiz que, además de darle su nombre, construyó en los años sesenta del pasado siglo el establecimiento tal como hoy lo conocemos. Los centenares de fotografías que llenan las paredes de sus dependencias dan cuenta de un pasado lleno de arte, el que fueron dejando los artistas y toreros que la frecuentaban en su época de mayor esplendor, la década de los sesenta. Porque Vargas, como buen representante de las familias gaditanas de su etnia, reunía en su persona tanta pasión por el flamenco como por el toreo, y la venta era lugar de visita obligada para cuantas figuras de ambas artes pasaban por Cádiz.

El establecimiento fue un punto clave en los inicios de la carrera de Camarón

De la misma forma, el establecimiento, que permanecía abierto toda la madrugada antes y después de obtener permiso para ello con el ardid de ser lugar de auxilio en carretera, era el lugar en el que continuaban las fiestas cuando la oferta lúdica de las poblaciones cercanas acababa. Las fiestas de los señores —o señoritos— que venían con sus propios artistas o tiraban de los residentes de la propia venta, esos otros artistas que estaban allí para buscarse la vida. Entre unos y otros, la nómina de artistas se haría interminable e impagable, vista desde ojos contemporáneos.

Entre todos ellos, y sin lugar a dudas, es José Monge Cruz, Camarón de la Isla, el que ocupa el lugar predominante y protagoniza el mayor número de fotografías. Su nombre ha quedado unido al establecimiento por su larga y casi familiar relación con él, de la que la grabación Camarón en la Venta de Vargas es tan solo una muestra. En ella, un artista isleño muy joven canta acompañándose él mismo a la guitarra mientras de fondo se escuchan a los grillos y al paso de los camiones por la vieja nacional IV. Hace tan solo un mes, la venta se sumó a la conmemoración del vigésimo aniversario del fallecimiento del artista con una actuación flamenca en su patio. A la vista de la acogida, el actual gerente del lugar, Lolo Picardo —representante de la cuarta generación de propietarios y sobrino nieto de Juan Vargas y su mujer, María Picardo— ha decidido recuperar el flamenco para un lugar tan añejo. Los tiempos han cambiado y ya no es hora de fiestas privadas ni de señoritos, pero los artistas sí que han respondido a la llamada de un lugar emblemático que siempre ha tenido eso llamado duende para los que a él se acercaban. Por eso, quizás, acuden a la llamada de Picardo a pesar del escaso aforo del patio de la venta.

Para empezar, este miércoles y a partir de las once de la noche, habrá cante y toque desde el balcón de la propia venta. Con esta actuación, Picardo quiere aclarar que pretende recordar una noche mágica que quedó en la memoria de todos cuantos la vivieron. Aquella en la que Manolo Caracol, más que amigo de Juan Vargas, recién llegado desde el entonces aeródromo de La Parra de Jerez para el sepelio de Catalina, la madre de Vargas, se arrancó, desde ese mismo balcón y para sorpresa de todos los presentes, a cantar por soleá para echar afuera el duelo que le embargaba. También y desde el pasado día 3, todas las cenas de los viernes del mes de agosto estarán amenizadas por cante y toque, que correrán a cargo de los artistas locales Joaquín de Sola, reciente ganador del Concurso de Cante por Alegrías de la Peña Enrique El Mellizo de Cádiz; Jesús Castilla y Raúl Beneyto. Pero, sin duda alguna, el plato fuerte del menú está en las Madrugás flamencas que se celebrarán viernes o sábados de este mes siempre después de la media noche. Abrirá la serie el próximo sábado 11 el jerezano Juan Moneo El Torta, uno de los cantaores a los que Camarón gustaba de escuchar. Le seguirán el jerezano Luis Monge (viernes 17), Alonso Núñez Rancapino —el chiclanero amigo de correrías de infancia y adolescencia de José Monge— (sábado 18), y el también cantaor de Chiclana Antonio Reyes (viernes 24). Además, cada miércoles a las doce de la mañana habrá jornada de puertas abiertas para conocer los muchos rincones de esta famosa venta, cuyos muros están cargados de sal y ecos flamencos.

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