Larga vida a ‘blusas’ y ‘neskas’

Las cuadrillas inundan toda Vitoria un año más confirmando que el relevo generacional está garantizado

Vitoria -
Un grupo de blusas vitorianos se divierte en la plaza de la Virgen Blanca.L. RICO

Hay oficios, negocios familiares e incluso tradiciones que sin un relevo generacional que los perpetúen acaban extinguiéndose sin remedio. La pregunta es: ¿tendrá garantizado ese relevo generacional el alma de las fiestas de Vitoria, las cuadrillas de blusas?A tenor de la temprana edad de muchos de los que ayer se enfundaban de nuevo en sus trajes en el día de la patrona de la ciudad, la Virgen Blanca, la juerga atrae a todas las edades y, en consecuencia, las cuadrillas tienen asegurada su permanencia por mucho tiempo. La fiesta puede con el paso de los años tanto como con la crisis....

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Hay oficios, negocios familiares e incluso tradiciones que sin un relevo generacional que los perpetúen acaban extinguiéndose sin remedio. La pregunta es: ¿tendrá garantizado ese relevo generacional el alma de las fiestas de Vitoria, las cuadrillas de blusas?A tenor de la temprana edad de muchos de los que ayer se enfundaban de nuevo en sus trajes en el día de la patrona de la ciudad, la Virgen Blanca, la juerga atrae a todas las edades y, en consecuencia, las cuadrillas tienen asegurada su permanencia por mucho tiempo. La fiesta puede con el paso de los años tanto como con la crisis.

Los blusas y las neskas, como la propia sociedad, han ido evolucionando, con cambios y con una mayor implicación en el programa festivo. Si años atrás los eventos gastronómicos, como la gambada popular de Gasteiztarrak, ya eran habituales, hoy en día el abanico de actividades de los blusas resulta tan amplio como gamberro, desde los lanzamientos de abarca a las actividades para niños, la fiesta de la espuma o la piscina del limpio.

“Los jóvenes traen nuevas ideas y las cuadrillas se van adaptando”, asegura Pedro Menéndez, un veterano blusa de la cuadrilla Galtzagorri que ayer esperaba junto a su hijo y un amigo de este al comienzo del paseíllo a los toros.

Los toros y las dianas cuentan con escasos adeptos entre los jóvenes

La composición también ha cambiado de forma sustancial. Mientras que hace décadas resultaba raro, por no decir imposible, ver a una neska saltando y bailando en los paseíllos, codo con codo con los blusas, hoy en día todas las cuadrillas tienen chicas. Eso sí, la mayoría son jóvenes, mientras que las mujeres de mediana edad no parecen haberse sumado en masa a esta tradición. Marina, de 20 años y miembro de la misma cuadrilla que Menéndez, anima a que más chicas se sumen a las cuadrillas: “Es la mejor manera de disfrutar las fiestas”. ¿Muerden los blusas? “No, ¡mordemos más nosotras!”, responde con rotundidad y una sonrisa.

Si bien la esencia de los blusas se mantiene, han perdido fuerza de manera importante entre la juventud los toros y las dianas. Estas últimas, la llamada a las fiestas a primera hora de la mañana, se han retrasado para tratar de incrementar la afluencia de blusas. “Prácticamente han desaparecido porque los jóvenes tienen una forma muy diferente de divertirse, mucho más nocturna que la nuestra”, explica Menéndez. Y es que las largas noches de los blusas y neskas más jóvenes, alguno de los cuales no han deshecho la cama aun cuando se llama a la fiesta del día, han ido limitando la afluencia a las dianas.

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“Entre la juventud hay mucha gente muy reacia a los toros”, reconoce Menéndez, para quien las corridas son un espectáculo “muy particular”. No son pocos los que, en vez de entrar en la plaza tras el paseíllo, aprovechan para “ir de cañas, acudir a alguna de las actividades programadas o ir a dormir”, incide.

Sea como fuere, con la juerga cortada por el patrón de hoy o el del pasado, Vitoria se vuelca con las cuadrillas e inculca esta pasión a los jóvenes. Larga vida a los blusas y las neskas.

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