Los peajes tampoco esquivan la crisis

Desde el año 2008, miles de particulares y empresas optan por las carreteras secundarias para no pagar las tasas de autopistas

Cola de automóviles en el peaje de la AP-9, cerca de A Coruña.ANXO IGLESIAS

En materia de comunicaciones, la crisis, más que recortar, incrementa las distancias geográficas para miles de gallegos. La falta de recursos dispara los tiempos de viaje de empresas y particulares que se ven obligados a optar por la carretera nacional como alternativa a peajes de precios prohibitivos. El tránsito de vehículos por las autopistas de pago de Galicia —la AP-9, la AP-53, la AG-55 y la AG-57— se redujo en un 6,6% desde el año 2008, según cifras de Xunta y Ministerio de Fomento. El tráfico registrado por estas vías en aquel entonces, una media de 54.856 vehículos al día, cayó a los ...

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En materia de comunicaciones, la crisis, más que recortar, incrementa las distancias geográficas para miles de gallegos. La falta de recursos dispara los tiempos de viaje de empresas y particulares que se ven obligados a optar por la carretera nacional como alternativa a peajes de precios prohibitivos. El tránsito de vehículos por las autopistas de pago de Galicia —la AP-9, la AP-53, la AG-55 y la AG-57— se redujo en un 6,6% desde el año 2008, según cifras de Xunta y Ministerio de Fomento. El tráfico registrado por estas vías en aquel entonces, una media de 54.856 vehículos al día, cayó a los 51.216 en 2011. La única que se libró levemente de la bajada fue la AP-53, que comunica Santiago con Ourense, que incrementó su circulación en un 1,75%.

A la vista de los datos, la profundización de la recesión solo ha agravado la situación. El número de vehículos que diariamente circuló por la AP-9 y AP-53 —las dos dependen de la Administración central— entre enero y marzo de 2012 se redujo un 14,34% con respecto a los primeros tres meses de 2008.

Las piruetas contables que tienen que ingeniar muchas familias para llegar a fin de mes obligan a hacer uso de la carretera secundaria como alternativa a la autopista. María José lleva haciéndolo un año. Vive en A Coruña, pero diariamente tiene que desplazarse hasta Santiago por motivos de trabajo. Pagando el peaje las cuentas no le salen. “Y ya no hablemos con lo que cuesta ahora la AP-9”. Su plan de ajuste particular le obliga a recortar en tiempo libre. “Ahora me levanto una hora antes y llego a casa una hora más tarde”, lamenta.

Al margen de casos particulares, hay sectores productivos, como el transporte de mercancías, que ya no pueden asumir el pago de peajes. Tanto es así, que desde 2008, la circulación de vehículos pesados por la AP-9 —la vía que concentra la circulación por el eje atlántico— cayó un 15%, pasando de 2.548 a 2.166 desplazamientos diarios. Y a la vista de las previsiones económicas e impositivas —el IVA general subirá al 21% a partir de septiembre— todo apunta a que la tendencia seguirá in crescendo.

Para el presidente de la Federación Gallega de Transportes de Mercancías, Alfonso Parga, la subida de los peajes es la gota que colma el vaso de un sector que atraviesa una situación “insostenible”. “Tenemos que pagar una gasolina muy cara, hacer frente a la morosidad y a la menor carga de trabajo. Un peaje es un lujo”, asegura.

Sin embargo, el trasvase del tráfico a las carreteras nacionales no solo incomoda por obligar a pasar unas horas más al volante. También preocupa la concentración del tránsito en unas vías en las que tienen lugar el 85% de los accidentes de Galicia. En sintonía con lo manifestado por varios cargos de la DGT en los últimos meses, Jeanne Picard, representante de la plataforma Stop Accidentes, es de las que opina que esta tendencia traerá consigo un incremento de los siniestros en carretera en los próximos años. Ante la subida del peaje, simplemente deja una pregunta en el aire: “Las autopistas son más seguras pero, ¿quién puede pagarlas ahora?”.

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“Llevo casi 12 años saltando la barrera sin pagar un euro”

Aunque muchos de los antiguos usuarios de las autopistas de peaje optan por tomar el desvío de la carretera nacional, hay quien prefiere continuar por la vía rápida para llegar a su destino. Aunque lo hagan saltándose la barrera y sin pagar.

Anxo —nombre ficticio— es uno de ellos. Desde hace 12 años y “con mucha frecuencia”, no paga peajes en Galicia, Madrid y Portugal. Su táctica: colocarse justo detrás del conductor que paga y pasar la barrera sin más complicaciones. Hasta el momento solo ha sido amonestado en dos ocasiones. “Y recurrí las dos y gané”, asegura. A su modo de ver, no comete infracción. “No quiero pagar a la concesionaria porque es un robo. Esto ya está más que amortizado. Además ya pago el impuesto de circulación”, explica.

En el último año, la DGT registró en Galicia un total de 4.233 de estas infracciones en las cinco cabinas de peaje en que tiene instalado el sistema que advierte de este tipo de actuaciones. Pero hay más que no se controlan. Aunque el fenómeno roza lo anecdótico —al año son más de 18 millones los desplazamientos que se realizan por las autopistas de pago de la comunidad—, el coordinador de los centros territoriales de Galicia, Pedro Pastor del Castillo, explica que la DGT se vio obligada a implantar este sistema ante el número creciente de conductores que optaban por no pagar la autopista.

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