Jaque al carballo en Cerdedo

El alcalde ordena talar árboles autóctonos que estén muy cerca de carreteras y pistas

Señalizaciones pintadas en rojo al pie de una carretera en Cerdedo.CARLOS PUGA

La pintura de las carreteras municipales de Cerdedo no es blanca ni divide carriles, sino que es roja y se usa para marcar los márgenes de las vías asfaltadas con tres símbolos. Puntos, rayas y círculos señalados con espray empezaron a brotar desde el pasado febrero por orden del alcalde, el popular José Balseiros, que ha optado por implicar a los vecinos en la limpieza de los caminos por la vía expeditiva. El árbol que esté marcado con el punto ha de caer. Si tiene una raya, habrá que podarlo. El círculo, menos frecuente, obliga a cortar en vertical. El criterio es que ningún vegetal esté a m...

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La pintura de las carreteras municipales de Cerdedo no es blanca ni divide carriles, sino que es roja y se usa para marcar los márgenes de las vías asfaltadas con tres símbolos. Puntos, rayas y círculos señalados con espray empezaron a brotar desde el pasado febrero por orden del alcalde, el popular José Balseiros, que ha optado por implicar a los vecinos en la limpieza de los caminos por la vía expeditiva. El árbol que esté marcado con el punto ha de caer. Si tiene una raya, habrá que podarlo. El círculo, menos frecuente, obliga a cortar en vertical. El criterio es que ningún vegetal esté a menos de dos metros de la pista. Tanto da que sea xesta o eucalipto invasor como carballo autóctono; si tiene punto está sentenciado y si alguien se niega, el Ayuntamiento sacará la sierra y después les pasará la minuta.

La decisión, para la que se dieron razones de seguridad vial y prevención de incendios, ha creado cierta malestar en el pueblo, situado en el interior de la provincia de Pontevedra y con características demográficas ourensanas. Balseiros es alcalde del PP por mayoría abrasiva, como antes lo fue su suegro, y el criterio de los dos metros, establecido en una ordenanza municipal, tiene una aplicación fluctuante. Un rosal escuálido sobre un muro de piedra, fuera. Un manzano junto a la avenida que honra a uno de los lugareños históricos, el padre Sarmiento, indultado.

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Dionisio Pereira, que fue edil del BNG, es portavoz de la asociación ecologista Verbo Xido y asegura que la medida es ilegal, pues aunque la ley de prevención de incendios permite que los ayuntamientos obliguen a los vecinos a desbrozar sus tierras, los robles y demás especies autóctonas no figuran en la relación de especies sujetas a gestión forestal. Lo mismo apunta la socialista Carmen Caramés, único miembro de la corporación que no es del PP. La Federación Ecoloxista Galega se ha unido a las protestas.

Balseiros niega la mayor. “Ni vamos a cortar carballos ni lo estamos haciendo. No estamos locos”, asegura ante lo que entiende como una polémica “totalmente absurda”, auspiciada por “motivos políticos”. “No hay ningún árbol centenario, las carreteras municipales tienen menos de 60 años, y antes esas tierras estaban dedicadas al cultivo del maíz”. Admite que se puede haber cortado algún ejemplar “débil o podrido”, y que los que aún siguen señalados son “el 3%” de los que hay en pie, y protesta porque los ecologistas denuncien el problema ahora y no el año pasado, cuando Fomento y Fenosa realizaron, asegura, talas mucho más extensivas.

En el pueblo remolonean. Echar abajo un tronco de más de tres metros o desbrozarlos no es tarea fácil si se hace individualmente, y cuesta dinero si se encarga a una empresa. Hay un carballo en el lugar de Vilar en el que la pintada condenatoria se borró. Existen dudas sobre si las más de 30 comunidades de montes del municipio tienen fondos para cumplir las órdenes municipales. El enfrentamiento más sonoro lo tuvo el presidente de la comunidad de Meilide, que además de tener decenas de carballos a pie de carretera, está en una franja de Red Natura. Tras un rifirrafe, el alcalde cedió y los robles se libraron de la tala, pero no de una poda. Del punto se pasó a la raya, según la versión de José Simal, protagonista de aquel incidente.

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El permiso de Medio Rural que esgrime el alcalde para la poda en esa franja es de abril, autoriza a talar el matorral y los árboles únicamente en caso de peligro, y podarlos con cuidado de no dañarlos si invaden la carretera. Balseiros asegura que la operación no es rentable: “Vale más lo que gastamos con los operarios al cortar que vender la leña”. Ha mandado una carta a los vecinos en la que asegura que “se intentarán preservar los castaños y robles más altos” y dice que a la gente mayor que no pueda realizar los trabajos no se le pasará la factura si se llevan la leña. Los ecologistas anuncian una concentración de protesta para el sábado. A Balseiros le parece mal “ponerse en estos tiempos con estos actos de desagravio”.

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