Con Galicia grabada en la memoria

José Nóvoa, cineasta de origen gallego, triunfa en Venezuela, su país de adopción

El cineasta José Ramón Nóvoa, durante el rodaje de una de sus películas.NICOLÁS PINEDA

Hay ocasiones en que los avatares de la vida hacen imposible que uno pueda sentir amor por la tierra de sus padres, pero otras veces los genes pueden más que la razones. Algo de eso le sucede a José Ramón Nóvoa, uno de los cineastas mejor considerados en Venezuela, su país de adopción. Nóvoa sigue queriendo a Galicia como si fuese su lugar de origen, a pesar de que apenas vivió en ella y de que tuvo una relación muy complicada con su padre, Leopoldo Nóvoa, el gran pintor pontevedrés fallecido recientemente.

“Creo que mi amor por Galicia empieza cuando escuchaba cantar canciones tradicio...

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Hay ocasiones en que los avatares de la vida hacen imposible que uno pueda sentir amor por la tierra de sus padres, pero otras veces los genes pueden más que la razones. Algo de eso le sucede a José Ramón Nóvoa, uno de los cineastas mejor considerados en Venezuela, su país de adopción. Nóvoa sigue queriendo a Galicia como si fuese su lugar de origen, a pesar de que apenas vivió en ella y de que tuvo una relación muy complicada con su padre, Leopoldo Nóvoa, el gran pintor pontevedrés fallecido recientemente.

“Creo que mi amor por Galicia empieza cuando escuchaba cantar canciones tradicionales gallegas a mis padres en Buenos Aires. Mi madre era uruguaya pero se identificó siempre con Galicia, la tierra de mi padre”, explica Nóvoa, quien pasó su infancia y juventud entre Argentina y Uruguay. Posteriormente, realizó estudios de teatro en París y Dinamarca y acabó estableciéndose en Caracas a finales de los años 70. “Era una época brillante en Venezuela y me quedé para dirigir un festival de teatro internacional. Al poco tiempo de llegar, me trasladé a Nueva York para estudiar cine”, explica Nóvoa. Sin duda que consiguió rentabilizar sus estudios ya que con el tiempo se convertiría en uno de los realizadores más conocidos de Venezuela, además de trabajar también en muchas ocasiones como guionista y como productor.

Desde 1985 ha dirigido, escrito y producido una docena de películas y cuatro de ellas fueron prenominadas para representar a Venezuela en los Oscar, aunque finalmente no resultaron seleccionadas entre las finalistas. Seguramente su largometraje más conocido es Sicario, con la que fue prenominado al Oscar por primera vez en 1994, y en la que se narra la historia de un joven que entra en una banda de gánsteres para escapar de la pobreza. La lista de premios obtenidos por sus películas en festivales de todo el mundo es interminable, ya que ha obtenido distinciones como director, productor e incluso como actor en sus primeros tiempos. Actualmente vive a caballo entre Caracas y Los Ángeles.

Su relación con Galicia no se reduce a los lazos familiares. Ha estado en su tierra de origen en diversas ocasiones e incluso se ha empeñado personalmente en rodar alguna película en escenarios gallegos, como es el caso de Un lugar lejano, que se filmó en 2009 en A Coruña y contó con la coproducción de TVE. “Voy mucho a España y cada vez que puedo me acerco a Galicia porque siento que ese es mi lugar en el mundo”, indica Nóvoa, quien viajó por primera vez a la tierra originaria de su padre a finales de los años 70, acompañando al propio Leopoldo Nóvoa. José Ramón se había reencontrado con su padre en París después de varios lustros en los que no le había visto. “Cuando mi padre se marchó de Uruguay se quedaron allí sus familiares que eran todos de origen gallego y yo compartía con ellos todos los recuerdos y tradiciones que habían traído de Galicia”, explica Nóvoa.

“Mi amor por Galicia comenzó al escuchar cantar a mis padres”

Su larga experiencia como cineasta le ha llevado a ser el actual vicepresidente de la Federación Iberoamericana de Productores y a ser miembro de la Academia del Cine de España. Ha participado en el programa Ibermedia para promover la colaboración entre ambas orillas del Atlántico para producir películas. “Hubo épocas muy interesantes para esto y se hicieron buenas cosas pero en los últimos años se ha perdido eso y las coproducciones dependen más de las relaciones personales existentes entre los propios productores”, indica Nóvoa, quien destaca que curiosamente esta caída en las coproducciones entre España y Latinoamérica se produjo durante la etapa del último gobierno socialista. El cineasta no renuncia a su deseo de poder realizar más proyectos en los que pueda implicar a Galicia y ha tenido contactos con diversos productoras gallegas, aunque, por el momento, no han dado fruto. “Precisamente ahora estoy planificando un par de cosas en los que me gustaría implicar, de alguna manera, a Galicia y Uruguay”, añade.

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Nóvoa se empeñó en rodar en la tierra de origen de su familia paterna

Respecto a la situación que atraviesan los miles de gallegos que viven en Venezuela, Nóvoa explica que muchos de ellos están pensando en volver a Galicia ante la situación de inseguridad e inestabilidad política y económica que vive el país caribeño. Precisamente, la semana pasada murió asesinado un emigrante orensano, Antonio Gil, cuando regresaba a su domicilio en el este de Caracas. “Tienen que afrontar situaciones como que les expropien posesiones o que el Gobierno meta en sus hoteles a gente que ha perdido sus casas y no les pague por el uso de las habitaciones ni puedan ofrecerlas a sus clientes. Es una pena que sucedan este tipo de cosas en un país que hace unos años realmente era un paraíso”, indica el cineasta.

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