‘El Mestre i Margarita’: Rigola versus Rigola
El director presenta en el Lliure una adaptación de la novela de Mijaíl Bulgákov que no sabe responder a la pregunta: ¿por qué aquí y ahora?
Había muchas ganas de ver lo nuevo de Àlex Rigola en el Lliure, por varias razones. El director llevaba ocho años sin estrenar en la sala grande, periodo en el que ha presentado propuestas más pequeñas y personales en otros espacios, y en el que ha inaugurado la diminuta sala ...
Había muchas ganas de ver lo nuevo de Àlex Rigola en el Lliure, por varias razones. El director llevaba ocho años sin estrenar en la sala grande, periodo en el que ha presentado propuestas más pequeñas y personales en otros espacios, y en el que ha inaugurado la diminuta sala Heartbreak Hotel. La moda de adaptar novelas al teatro continúa plenamente vigente: muchos directores prefieren las grandes obras de narrativa antes que elegir entre el riquísimo patrimonio teatral. El Mestre i Margarita es la novela más conocida de Mijaíl Bulgákov, cumbre de la literatura rusa del siglo XX: la llegada de Satán al Moscú soviético y ateo de los años treinta se combina con las conversaciones entre Jesús y Poncio Pilato en Jerusalén. Magia, cabaré, religión y cabezas cortadas.
Àlex Rigola firma la versión y la dirección de un montaje extraño y a ratos desconcertante. Creo que esto se debe a la lucha entre el Rigola que conocimos hace 20 años —el director joven y gamberro que sacudió el Lliure— con el Rigola del presente, que ha encontrado un lenguaje propio en la naturalidad y el minimalismo escénico. El Mestre i Margarita contiene, como la novela, varios tonos, pero la propuesta transita dubitativa entre ellos, consiguiendo que ni la sátira ni el naturalismo acaben de funcionar. También se detectan algunos artificios que, si bien nos sorprendían hace dos décadas, ya han pasado a ser lugares comunes del teatro contemporáneo: vestir al demonio y a su cuadrilla como los protagonistas de La naranja mecánica podría parecernos gracioso en el 2000, pero ya no cuela. Frank Castorf, Thomas Ostermeier y compañía también son un cliché.
Es un montaje extraño y a ratos desconcertante. Creo que esto se debe a la lucha entre el Rigola que conocimos hace 20 años —el director joven y gamberro que sacudió el Lliure— con el Rigola del presente
montaje extraño y a ratos desconcertante. Creo que esto se debe a la lucha entre el Rigola que conocimos hace 20 años —el director joven y gamberro que sacudió el Lliure— con el Rigola del present
Da la sensación de que Rigola se debate entre la austeridad que practica en el Heartbreak Hotel y el despliegue de medios que permite la Sala Fabià Puigserver: me alegro de que haya dado trabajo a 14 actores, ¿pero realmente eran necesarios? Intérpretes como Jordi Figueras, Sandra Monclús, Frank Capdet o Jordi Rico, con brevísimas apariciones, quedan del todo desaprovechados. Francesc Garrido interpreta a Woland de forma convincente, con su mezcla habitual de oficio y seducción, y entre su banda destaca Carlota Olcina con sonrisa de Joker. Nao Albet y Laia Manzanares cumplen como maestro y Margarita, pero tampoco tienen espacio para brillar. Todo en esta propuesta parece superpuesto, como recortes de revista en un collage, pero aun así no se consigue la harmonía que debería tener esta composición. Los momentos de fiesta, por ejemplo, parecen montados con el piloto automático. Y no pude evitar pensar en el departamento de limpieza del Lliure. Creo que se acordarán del director durante como mínimo cuatro semanas.
Àlex Rigola tiene talento y oficio, esto es indiscutible, y salva el montaje utilizando todos los trucos que tiene en la chistera. El vuelo nocturno de Margarita sobre la ciudad de Moscú, gracias a la plataforma giratoria, es una de las imágenes más bonitas del espectáculo. Pero la cosa no acaba de despegar en ningún momento, provocando la que tendría que ser siempre la gran pregunta: “¿Por qué montar este texto, así y ahora?”. El director insiste en la importancia del relato y el poder como forma de violencia, pero ni un elenco de buenos actores consiguen elevar la propuesta. Los aplausos de cortesía del día del estreno así lo demostraron. Al finalizar la función, la copa de rigor se sirvió acompañada con rodajas de sandía, en homenaje a Palestina. Esta fue, sin lugar a duda, la mejor idea de la noche.
El Mestre i Margarita. Texto: Mijaíl Bulgákov. Versión y dirección: Àlex Rigola. Reparto: Nao Albet, Frank Capdet, Nil Cardoner, Biel Duran, Jordi Figueras, Francesc Garrido, Miranda Gas, Roger Julià, Laia Manzanares, Sandra Monclús, Carlota Olcina, Jordi Rico, Carles Roig y Xavi Sáez. Teatre Lliure, Barcelona. Hasta el 19 de octubre.