‘Historia de una escalera’, el ascensor social sigue averiado

La dimensión simbólica, existencial y universalista de la tragedia del hombre corriente aflora en un montaje matizadamente realista de la obra de Buero Vallejo, donde Helena Pimenta dirige a 17 intérpretes

Escena de 'Historia de una escalera', de Antonio Buero Vallejo, con dirección de Helena Pimenta.JAVIER NAVAL

No ha envejecido un ápice Historia de una escalera. Su dimensión existencial y su universalismo cobran mayor relieve 75 años después de su estreno en este mismo Teatro Español, donde se repone. Incluso la falta de referencias a la Guerra Civil coadyuva a que ese estrecho lugar de paso sin horizonte donde se desarrolla toda la representación pueda pertenecer lo mismo a una casa de vecinos española que a uno cualquiera de los bloques de viviendas sociales sembrados hacia 1920 en el distrito XV parisino o a ...

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No ha envejecido un ápice Historia de una escalera. Su dimensión existencial y su universalismo cobran mayor relieve 75 años después de su estreno en este mismo Teatro Español, donde se repone. Incluso la falta de referencias a la Guerra Civil coadyuva a que ese estrecho lugar de paso sin horizonte donde se desarrolla toda la representación pueda pertenecer lo mismo a una casa de vecinos española que a uno cualquiera de los bloques de viviendas sociales sembrados hacia 1920 en el distrito XV parisino o a la corrala de La Habana donde Raúl Villareal filmara en 2013 una versión de la obra de Buero Vallejo con acento local, para la Televisión Cubana.

La escalera que José Tomé y Marcos Carazo han levantado en el Español reproduce con detalle las de los edificios madrileños de mediados del XIX anexos a la Plaza Mayor: el estilo de la escritura y el trazo arnichesco de alguno de los personajes obligan en cierto modo a que la representación transcurra en clave realista, pero probablemente esta admitiese también un tratamiento expresionista, como el que le imprimió Michael Thalheimer a Amoríos, donde Arthur Schnitzler retrata la Viena de entresiglos, en un montaje de 2003 con el Thalia Teater de Hamburgo, que desconsoló al público madrileño. Tampoco esta Historia de una escalera, dirigida por Helena Pimenta, deja resquicio a la esperanza, salvo por una declaración de principios del autor, añadida al final, que resulta emocionante en boca de Nicolás Camacho, un niño de doce añitos con mucha luz.

Mediante pares de personajes opuestos entre sí, Historia de una escalera muestra las ilusiones frustradas de una comunidad de vecinos que representa a la clase trabajadora en su conjunto. Buero enfrenta al individuo contemplativo e individualista con el hombre de acción colectiva; a la mujer extravertida con su vecina consumida por la angustia; a la joven criada en circunstancias favorables con su coetánea nacida en un nido sin presente ni futuro… A través de este protagonista colectivo, el autor guadalajareño traza la tragedia de los comunes en un mundo donde el ascensor social no existe o vino de fábrica con avería. Esta obra y Muerte de un viajante, de Arthur Miller, estrenada también en 1949, inauguraron el realismo social, solo que la tragedia de Buero, además de su lectura literal, tiene en su conjunto una dimensión simbólica que le da otro vuelo.

En el simbolismo que encierra su circularidad, esta tragedia evoca ese breviario de la desesperanza que es Vida de hombre, de Andréiev, pero también La larga cena de Navidad (1931), drama donde Thorton Wilder invita a reflexionar sobre la fugacidad de la vida a través de varias generaciones de una familia cuyos miembros entran, cenan y mueren sin solución de continuidad. En el expresivo montaje de Helena Pimenta para el Español, los antagonismos entre pares están vigorosamente expresados por sus 17 intérpretes, entre los que cabe destacar la jovial vivacidad castiza que Puchi Lagarde le imprime a su Paca, la resolución con la que Concha Delgado define a Trini, la manera que tiene Marta Poveda de instalarse en la juventud primera de su Carmina, la pujanza del Urbano de Agus Ruiz y el ademán airoso con el que David Luque interpreta a Fernando padre, de joven.

Historia de una escalera

Texto: Antonio Buero Vallejo. Dirección: Helena Pimenta.

Reparto: David Bueno, Juana Cordero, Gloria Muñoz, Puchi Lagarde, Gabriela Flores, Luisa Martínez Pazos, Mariano Llorente, Concha Delgado, Marta Poveda, David Luque, Agus Ruiz, Carmen del Valle, José Luis Alcobendas, Javier Lago, Alejandro Sigüenza, Darío Ibarra, Eneko Haren, Nicolás Camacho, Andrea M. Santos, Juan Carlos Mesonero

Teatro Español. Madrid. Hasta el 30 de marzo.

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