Canarias, las islas en la encrucijada entre Europa, América y África
Una nueva exposición en el CAAM de Las Palmas conecta las obras de su colección con su proyecto fundador, que subrayó la tricontinentalidad propia del archipiélago
Hace 35 años que fue inaugurado en Las Palmas de Gran Canaria del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) con la exposición titulada El surrealismo entre Viejo y Nuevo Mundo. Fue una muestra extraordinaria, comisariada por Juan Manuel Bonet, con la que, desde su primer momento, el CAAM quedaba afecto, con más pertinencia que ningún otro museo español, al planteamiento de la identidad, la diversidad y el mestizaje al que le llamaba la condición natural de los propias islas. Algunos artistas cana...
Hace 35 años que fue inaugurado en Las Palmas de Gran Canaria del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) con la exposición titulada El surrealismo entre Viejo y Nuevo Mundo. Fue una muestra extraordinaria, comisariada por Juan Manuel Bonet, con la que, desde su primer momento, el CAAM quedaba afecto, con más pertinencia que ningún otro museo español, al planteamiento de la identidad, la diversidad y el mestizaje al que le llamaba la condición natural de los propias islas. Algunos artistas canarios, como Martín Chirino o Manolo Millares, ya habían vindicado en su momento la inspiración africanista, pero el CAAM hizo más: hizo de la encrucijada geoestratégica canaria el centro de su línea programática.
En el CAAM confluyen Europa, América y África, y es la atención a esta particularidad la que lo hace resistente al agotador mainstream del arte contemporáneo. Sin embargo, esa condición natural, entre tres continentes, no cristaliza naturalmente en la obra de cultura que es un museo; exige una lectura activa y atenta a los cambios de perspectiva que, por cierto, han sido drásticos en los últimos años. Si dejamos aparte Latinoamérica y su arte, más difundido, es la atención al arte africano lo que resulta más revelador de ese nuevo punto de vista.
El CAAM le ha dedicado diversas muestras específicas, la última en 2016. Pero, mucho antes, en 1990, ofreció una exposición especialmente relevante —África hoy— por cuanto hacía llegar a Las Palmas parte de la celebérrima Magiciens de la terre, que había producido el Pompidou un año antes. Los antiguamente llamados “primitivismos” artísticos y, con ellos, la apropiación de unas formas consideradas exóticas —sin historia—, pasaban entonces a ser considerados en su propia evolución en el tiempo —con historia—, y en comunicación con el resto de formas culturales. Sería, pues, la operación inversa de la llevada a cabo por Picasso tras sus visitas “negristas” al Trocadero.
Las obras entresacadas ahora de la propia colección del CAAM —de unos 140 artistas de 25 países— por las conservadoras Cristina Déniz, Mari Carmen Rodríguez y Beatriz Sánchez ha dado lugar a Memoria reciente. Prácticas contemporáneas, una renovada variación de aquella inspiración fundadora y de esta nueva perspectiva. Su recorrido no es exactamente cronológico, sino argumental: la tradición o las tradiciones, los specific works producidos en el propio centro, el paisaje o la construcción ritual de los vínculos sociales. La conclusión es una amenidad que como valor museístico está en exceso olvidada. Pero el otro resultado es que los grandes nombres europeos (Hannah Collins, Olafur Eliasson o Salvatore Mangione), los africanos (Mwangi Hutter o Ghada Amer) y americanos (Vik Muniz o Raquel Paiewonsky) no se excluyen entre sí territorialmente como curiosidades. Al contrario, se trata de una especie de círculos habitados cuyo movimiento describe intersecciones. Hay incluso obras que, en sí mismas, suponen encrucijadas, como la afrocaribeña del cubano José Bedia. La riqueza, la sorpresa y el conflicto del nuevo planteamiento provienen de su convivencia en el espacio y su simultaneidad en el tiempo. Con todo, lo más destacable es el modo en que los artistas canarios entran y salen de su particular círculo, el más numeroso: la pintura casi comestible de Santiago Palenzuela, las geometrías de Margo Delgado o el colectivo PSJM, las figuraciones de Ibai Murillo o Cristina Toledo y, sobre todo, las estupendas obras en las que Greta Chicheri, Ángel Luis Aldai y Luis Palmero evocan a Justo Jorge Oramas.
Es una exposición para quien quiera pasear y contemplar, antes que escuchar sermones. Hoy, en virtud de su tergiversación, el término “descolonización” —echado a rodar hace décadas desde los campus norteamericanos, y muy adecuado a la extractiva y exterminadora colonización anglosajona— parece ya convertido en la matraca de una consigna política. Porque, a la vista de esta profundidad y amplitud del arte en el espacio y el tiempo que el CAAM nos ofrece, ¿en qué punto del ensoñado paraíso arcaico habríamos de congelar la historia? Y, nosotros, en concreto, ¿somos colonizadores o colonizados? Hay que preguntar en Texas, en Puerto Rico. El primitivismo y su sobrino, el indigenismo, fueron esencialmente obras de sugestión; Chirino y Millares invocaron a unos desconocidos dioses guanches como pasaporte para su viaje internacional. Hoy las cosas son distintas.
‘Memoria reciente’. CAAM. Las Palmas de Gran Canaria. Hasta el 2 de junio.
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