Un ‘Concierto de Aranjuez’ para el siglo XXI
Los guitarristas flamencos Rycardo Moreno y Santiago Lara estrenan composiciones que se acercan y a la vez se distancian de la célebre obra
La relación del flamenco con la música sinfónica se puede entender como resultado de una atracción, pero sin obviar nunca que tras ella se esconde una intención más que noble: la de dignificar la guitarra flamenca elevándola a espacios que parecían inalcanzables, los de la orquesta y la música culta. Por poner un punto de partida en la historia más reciente, hay que ir al último cuarto del siglo pasado cuando el guitarrista Manolo Sanlúcar, como producto de su inquietud y preocupación por esa dignificación de la sonanta flamen...
La relación del flamenco con la música sinfónica se puede entender como resultado de una atracción, pero sin obviar nunca que tras ella se esconde una intención más que noble: la de dignificar la guitarra flamenca elevándola a espacios que parecían inalcanzables, los de la orquesta y la música culta. Por poner un punto de partida en la historia más reciente, hay que ir al último cuarto del siglo pasado cuando el guitarrista Manolo Sanlúcar, como producto de su inquietud y preocupación por esa dignificación de la sonanta flamenca de concierto, compone su Fantasía para guitarra y orquesta (1978). A esa obra le seguirían, entre otras y dentro de una ingente obra, el ballet Medea (1985) y, especialmente, la sinfonía Aljibe, nombre que simboliza la intención de la obra: recoger toda la tradición musical flamenca, de la misma forma que el recipiente lo hace con el agua, y trasladarla a un entorno sinfónico.
El guitarrista jerezano Santiago Lara (40 años) fue discípulo del maestro Sanlúcar y trabajó con él durante los años de la citada obra Medea, una experiencia que considera decisiva para su trabajo quizás más ambicioso, la composición del Concierto nº 1 para guitarra española y orquesta, que presentó en su ciudad natal el pasado noviembre junto a la orquesta Álvarez Beigbeder dirigida por José Colomé. En la gala en la que estrenó su obra (cuya grabación estará disponible próximamente en su canal de YouTube) se interpretó, a modo de pórtico, el Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo, una obra que el guitarrista considera de referencia, especialmente por las técnicas de orquestación de Rodrigo, que le han sido de inspiración para arreglar su propio concierto, que comparte con el anterior la misma instrumentación y su estructura en tres movimientos.
La relación de los guitarristas con el ‘Concierto’ es una guía para rastrear el diálogo del flamenco con formaciones orquestales
Lara subraya ese aspecto de la orquestación, de la que se muestra orgulloso, porque, a diferencia de otros conciertos creados por guitarristas flamencos, ha sido él mismo el que la ha realizado íntegramente para todos los instrumentos, una tarea que califica de titánica y que le ha llevado quince meses de trabajo a tiempo completo. Tras el esfuerzo ha estado el aliento de Sanlúcar, que siempre lo animaba a componer para orquesta, porque, “iba seguro a sonar diferente y, además, como tú quieres”. En su composición se pueden encontrar momentos que remiten a estilos flamencos concretos y también otros que no. Así en el primer movimiento se puede percibir el aire de unas sevillanas, mientras en el segundo, el adagio, se escuchan las cadencias tristes de la taranta con un trémolo en diálogo con la cuerda, junto al lirismo que aporta la flauta de pico. El tercero, de carácter brioso, se inspira en el garrotín y goza de un final de inspiración clásica. Todo ello dentro de lo que el guitarrista denomina como neonacionalismo musical.
La relación de los guitarristas flamencos con el celebre Concierto de Rodrigo no es nada nuevo e incluso podría suponer una guía útil para rastrear la historia del dialogo de la sonanta con formaciones orquestales. Un punto de inflexión en este recorrido fue la grabación de la obra por Paco de Lucía en 1991, junto a la Orquesta de Cadaqués dirigida por Edmon Colomer. El trabajo no fue precisamente bien recibido por sectores clásicos, encabezados por Narciso Yepes, que no ahorró críticas a una experiencia que, por el contrario, fue aceptada por el autor y muy bien valorada por sus aportaciones de color, sonido y tensión rítmica. Con el tiempo, la creación de Rodrigo ha seguido siendo interpretada por no pocos guitarristas flamencos: Cañizares, autor asimismo de dos conciertos propios, lo ha llegado a interpretar con la Filarmónica de Berlín dirigida por Sir Simon Rattle.
Pasados treinta años de aquel disco del maestro de Algeciras, el guitarrista flamenco de Lebrija Rycardo Moreno (43 años) incluyó en su tercera grabación, Miesencia (2020), el tema ‘Andrómeda y el Adagio de Aranjuez’, una suerte de adaptación libre con variaciones de la célebre composición. “Se trataba de acercar esa música a las nuevas generaciones, creando y jugando con la conocida melodía, la primera no gitana que escuché”. La adaptación no fue del gusto de los herederos de Rodrigo, por lo que Moreno fue requerido a la retirada de ese corte de la grabación, que, de manera acordada, dejó de estar disponible en las plataformas digitales, mientras el disco fue retirado del mercado, obligandole a una reedición. Casi tres años después, el artista observa de forma positiva aquel episodio: “Las adversidades siempre me abren una puerta nueva”, afirma.
Esa puerta abierta le ha llevado a la composición de su Concierto nº1 para guitarra y orquesta, presentado recientemente en su ciudad natal y del que se ha publicado un primer adelanto, ‘Nabrissa’, una debla nombrada con un antiguo topónimo de Lebrija, que quiere expresar lo que es Andalucía y su configuración de culturas. El tema es el primero de los que irán estando disponibles en las plataformas digitales, antes de su próxima edición en vinilo (Satélite K). Se trata de una de las siete piezas que componen una obra estructurada en tres movimientos, “al modo que creó Vivaldi en el siglo XVII para conciertos con instrumento solista”, recuerda el autor. En las seis restantes, se integran diferentes estilos flamencos como los tangos, la seguiriya, unos tientos, a los que pone voz Miguel Poveda, un recuerdo a Diego del Gastor y su bordón gitano, más unas alegrías en el tercer movimiento. Para el segundo ha reservado una composición sin orquesta, la guitarra desnuda para una rondeña, estilo tenido como cumbre de la disciplina.
Moreno califica el trabajo como “renovado en el discurso y en el tiempo”. “El repertorio actual consolidado para flamenco y orquesta sigue manteniendo el mismo estado de sus comienzos, tanto en cante como en instrumentación. Predominan las influencias clásicas y una adaptación del género a ese repertorio”, sostiene. Por el contrario, señala que su concierto está concebido “desde el flamenco, al que se le enriquece con las posibilidades de una orquesta filarmónica”. Los arreglos para la especial formación reunida para el proyecto han sido realizados por Toni Cuenca.
En la misma línea, el guitarrista y compositor apunta también a la contemporaneidad de su obra y rechaza cualquier otra afiliación: “No me gustan los nacionalismos ni las banderas. Mi inspiración es la belleza de cada día”. Viaja de lo local a lo universal para reivindicar la guitarra moderna, que identifica musicalmente con autores como Satie o Debussy, pero sin olvidar la raíz de la tierra: “Llevo por bandera el toque de Lebrija que, para mí, es contemporáneo”, citando al desaparecido tocaor local Pedro Bacán, al que reivindica como avanzado.
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