La culpa es del sistema, no tuya: artistas unidos contra la resiliencia
Un ciclo de exposiciones en La Casa Encendida reivindica reapropiarse del término para trasladar su significado de lo individual a lo colectivo
En las últimas dos décadas, la palabra resiliencia no solo se ha consolidado como una expresión comodín, válida para todos los contextos y situaciones, sino que, como cree el dúo de comisarios lituanos Pakui Hardware, se ha convertido en una trampa del régimen neoliberal para endosar a los ciudadanos todo el peso de la responsabilidad ante los “shocks de los sistemas”, esto es, ante las continuas catástrofes financieras, climáticas y políticas que nos asolan. “No solo los gobiernos, sino también las grandes corporaciones ponen...
En las últimas dos décadas, la palabra resiliencia no solo se ha consolidado como una expresión comodín, válida para todos los contextos y situaciones, sino que, como cree el dúo de comisarios lituanos Pakui Hardware, se ha convertido en una trampa del régimen neoliberal para endosar a los ciudadanos todo el peso de la responsabilidad ante los “shocks de los sistemas”, esto es, ante las continuas catástrofes financieras, climáticas y políticas que nos asolan. “No solo los gobiernos, sino también las grandes corporaciones ponen toda la carga del bienestar en los individuos”, argumenta Neringa Cerniauskaite, mitad de la pareja junto a Ugnius Gelguda. “Es como si bastara con decir: ‘Oh, mira qué bien, qué resiliente eras ante tal o cual situación, en vez arreglar el sistema”. Ante esa tergiversación maliciosa, los comisarios —también artistas y futuros representantes del pabellón de Lituania en la próxima Bienal de Venecia— se han propuesto reapropiarse el término y Reivindicar la resiliencia, el título que han dado al ciclo expositivo anual de La Casa Encendida (Madrid) del que se han hecho cargo este 2023. Frente a la responsabilidad individual, se trata de reivindicar lo colectivo, “de aproximarse a algo que genere la posibilidad de colaborar y unirnos, y al mismo tiempo, dirigirnos hacia alguna solución”.
Con cuatro artistas participantes a lo largo de la temporada, la primera propuesta le corresponde a la artista británica Dominique White. Su instalación, Que te liberes y vivas más que tu enemigo, remite al mito de la Hidra de Lerna, el monstruo que regeneraba sus múltiples cabezas y que pereció a manos de Hércules. Como los restos de un naufragio que emergen de las profundidades del mar, la pieza, realizada a base de lienzo desgarrado y materiales perecederos, reproduce nueve ganchos (como las nueve cabezas de la Hidra) que se desprenden del cuerpo principal esparciéndose por toda la sala. “Cuando estaba produciendo este trabajo leí un libro en el que los autores equiparan a Hércules con el Estado y a la Hidra con los esclavos, los piratas y todos aquellos que suponían un peligro para la construcción del Estado en los siglos XVII y XVIII”, explica White, finalista del Max Mara Art Prize para mujeres 2022-2024 y que el año pasado participó con una exposición individual en Art Basel. “Yo le di la vuelta a esa analogía y coloqué a la Hidra como el Estado, cuyas cabezas se cortan y vuelven a crecer con la forma de la sociedad o del Estado Nación… Además, me gusta la idea del naufragio, que es la base de este trabajo, en el que Hércules aniquila a la bestia”.
Nacida en Essex, educada en Goldsmiths y dedicada al arte a tiempo completo desde hace unos cinco años, después de una temporada teniendo que compaginar la práctica con otros trabajos, White es una afrodescendiente cuyos mayores llegaron a Reino Unido en barco desde el Caribe. De ahí que el mar, profundo y desconocido, los naufragios y conceptos como la “identidad y la nacionalidad” latan en el corazón de sus propuestas, que describe como “atrevidas y sin remordimientos”. Su familia pertenece a la llamada “generación Windrush”, afrocaribeños que emigraron a distintos países a partir del desastre de la II Guerra Mundial. Hace unos años, se desató un escándalo en Reino Unido cuando más de 80 de estas personas, muchas nacidas en ese país, fueron detenidas y se les amenazó con la deportación. “Mi trabajo quiere ser una forma de protesta y resistencia, de mostrar que no se puede borrar la identidad o incluso la existencia de una persona”, asegura la artista, que cuenta que una de sus grandes influencias procede la música y, en particular, del techno de Detroit. “Para mí, fue un punto de acceso al afrofuturismo y a la idea de construir mundos fuera de configuraciones actuales tales como la idea de la tierra y el capitalismo”.
Como explican los comisarios, en este ciclo la idea de resiliencia no tiene que estar presente necesariamente en las obras concretas que se exhibe, pero sí en la práctica artística de cada participante. “En mi caso tiene que ver con la idea de la persistencia de la vida, la persistencia de seguir luchando e imaginando un futuro”, defiende White. Al final de su muestra, a partir de marzo, se exhibirá el trabajo de Monia Ben Hamouda, italiana de origen tunecino que explora los significados artísticos y expresivos de la caligrafía. En junio, la mexicana nacida en EE UU Naomi Rincón Gallardo mostrará sus investigaciones con perspectiva cuir y descolonial. Y en octubre, la sudafricana Bianca Biondi se adentrará en la relación entre ecología y ciencias ocultas a través de una práctica multidisciplinar basada en el uso de objetos triviales sometidos a reacciones químicas. “Nosotros somos de Lituania, que está muy cerca de Ucrania, y con la brutal invasión que están sufriendo, la idea de recuperar la resiliencia se ha instalado en nuestras cabezas”, recuerda la comisaria Cerniauskaite. “Por eso, queríamos empezar exhibiendo primero la obra de Dominique, porque su trabajo escarba en el pasado, tanto histórico como mitológico, así como con el futuro, que debe lidiar con los traumas heredados”.
‘Dominique White. Que te liberes y vivas más que tu enemigo’. La Casa Encendida. Madrid. Hasta el 19 de marzo.
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