Traducir a un Nobel antes de que lo sea

‘Paraíso’, de Abdulrazak Gurnah, se publicó en 1997. Pasó sin pena ni gloria. El tiempo le ha dado el reconocimiento que merece

Abdulrazak Gurnah, en octubre pasado, en Londres.TOLGA AKMEN (AFP)

Cuando en 1997 uno de los mejores editores que he conocido, Mario Muchnik, me propuso traducir un libro de “un escritor tanzano pero que vive en Inglaterra y escribe en inglés”, no podía yo imaginar que, al cabo de 24 años, iba a estar de nuevo involucrada en esta obra entrañable.

Y me ha hecho recordar la experiencia. La tarea del traductor se ha simplificado desde entonces. La tecnología no era la actual, ya había ordenadores, sí, pero el trabajo se almacenaba e...

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Cuando en 1997 uno de los mejores editores que he conocido, Mario Muchnik, me propuso traducir un libro de “un escritor tanzano pero que vive en Inglaterra y escribe en inglés”, no podía yo imaginar que, al cabo de 24 años, iba a estar de nuevo involucrada en esta obra entrañable.

Y me ha hecho recordar la experiencia. La tarea del traductor se ha simplificado desde entonces. La tecnología no era la actual, ya había ordenadores, sí, pero el trabajo se almacenaba en un diskette, que era lo que se entregaba a la editorial. No existían todavía ni Wikipedia ni los diccionarios y enciclopedias online. Trabajábamos rodeados de esas herramientas en papel, también recurríamos a amigos y a foros de traductores. La relación con las editoriales también ha cambiado, entonces nos entregaban el libro original, cuando ahora nos lo mandan por correo electrónico y no vemos ni el original ¡ni al editor! Como veterana echo de menos aquel sistema, pues íbamos a la editorial, comentábamos la obra a traducir, los tiempos, intercambiábamos opiniones, tomábamos un café… Supongo que a los más jóvenes les parecerá una pérdida de tiempo, pero yo creo que esta relación personal era positiva para el conjunto del trabajo. No me quejo sin embargo de lo mucho que se ha simplificado la tarea en sí; lo mejor, la posibilidad de corregir una y otra vez sin peligro de perderlo todo.

Paraíso se publicó ese mismo año, pero pasó sin pena ni gloria en el mercado. ¿Por qué? Yo creo que fue principalmente porque en aquella época no estábamos concienciados como ahora sobre los temas que aborda, colonialismo, emigración y sociedades multiculturales. Por suerte el tiempo le ha dado el reconocimiento que merece, al autor y a su obra.

Abdulrazak Gurnah nació en 1948 en Zanzíbar, al este de África, Poco se sabe de sus primeros 18 años, cuando se marchó de su país debido a la persecución que los árabes e indios sufrieron tras la revolución de Zanzíbar. Muchos miles de zanzibaríes de origen árabe fueron asesinados y otros tantos detenidos o expulsados. Es evidente que uno de los represaliados fue la familia Gurnah, árabes de origen. Poco después el archipiélago se unió a Tanzania, que había sido una colonia alemana hasta 1919, es decir, durante la I Guerra Mundial, periodo en que transcurre la novela. Se fue a Inglaterra, al condado de Kent, donde se formó en literatura y adonde volvió, después de una temporada en Nigeria, para seguir practicando la docencia hasta su jubilación en 2017.

Se inició en la escritura con 21 años durante el exilio en Inglaterra usando el inglés como idioma literario, Gran parte de su obra se desarrolla en la costa este de África, y sus personajes son individuos que han perdido los vínculos afectivos y culturales con su país.

Las razones principales por las cuales ha sido galardonado con el Premio Nobel son los efectos del colonialismo europeo en África y el destino del refugiado condenado a vivir entre dos mundos. Y es así, pero en su obra Gurnah no se muestra muy tolerante con su pueblo y no intenta mostrar un África precolonial idílica, sino un continente lleno de contradicciones con sus diferencias, desigualdades, supersticiones y crueldad.

Y sobre su obra principal, Paraíso, es una novela de iniciación, una historia ambientada en Tanzania durante la I Guerra Mundial, adivinándose el Kilimanjaro y el lago Tanganica. La trama se centra en Yusuf, un niño de 12 años que es vendido por su padre como pago de una deuda.

El niño queda en manos de un rico mercader, Aziz, aunque su compañero y maestro es Khalil, que lleva el colmado de la aldea y en cierta forma le enseña la vida. Tras pasar unos años trabajando en la tienda, el mercader lo lleva con él a una gran expedición comercial, a una caravana mítica de un par de años. Luego, ya maduro tras esa gran experiencia donde ha aprendido lo que es la inmensidad del mundo, la maldad y la bondad, la volátil riqueza y la pobreza, vuelven al pueblo del mercader y allí se relaciona con una mujer y una niña, parientes del mercader. Conoce el amor…

Además de Yusuf, todos los personajes son característicos y su descripción impecable. El mercader, sus mujeres, su amigo Khalil, los clientes del colmado, la viuda que hostiga a Yusuf. El capataz de la caravana, y otros muchos y singulares. Factores que también incorpora Gurnah en la novela son la belleza y su relevancia, el colonialismo bajo el yugo de los alemanes, la homosexualidad, la explotación sexual, la crueldad, la fragilidad de la riqueza y el poder, la variedad de idiomas, hasta cinco, y de razas. Está escrito con sencillez y claridad, y cuenta con todos los elementos para atraer la atención del lector.

Y sobre mi experiencia como traductora puedo decir que, cuando me enteré en octubre pasado de este acontecimiento y recurrí a la memoria, no me costó recordar a Yusuf y el cariño que le tomé mientras lo traducía.

Sofía Noguera es la traductora de ‘Paraíso’, de Abdulrazak Gurnah. Salamandra, 2021. 304 páginas. 19 euros.


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