Más ‘thriller’ que psicológico

No poca gente ha leído este año la novela de la escritora escocesa Maggie O´Farrell Hamnet, una conmovedora recreación del matrimonio de Shakespeare. Bien, es posible que a su vez otro tanto no haya leído una novela de suspense psicológico de la misma autora titulada La extraña desaparición de Esme Lennox (Salamandra, 2009) título bastante explicativo sobre su género, además de muy recomendable. En la misma línea pongo a Infamia (Seix Barral, 2019, traducida del gallego), de la escritora Ledicia Costa, finísima historia de suspense. Con esto lo que quiero decir es q...

No poca gente ha leído este año la novela de la escritora escocesa Maggie O´Farrell Hamnet, una conmovedora recreación del matrimonio de Shakespeare. Bien, es posible que a su vez otro tanto no haya leído una novela de suspense psicológico de la misma autora titulada La extraña desaparición de Esme Lennox (Salamandra, 2009) título bastante explicativo sobre su género, además de muy recomendable. En la misma línea pongo a Infamia (Seix Barral, 2019, traducida del gallego), de la escritora Ledicia Costa, finísima historia de suspense. Con esto lo que quiero decir es que no soy un entendido en esta materia, pero sí un incondicional consumidor de thriller psicológico, siempre y cuando mantengan los mínimos estándares de exigencia literaria. A esos dos libros, yo agregaría otro, cometiendo casi una herejía estética. Me refiero a Un amor, de la escritora Sara Mesa. ¿No roza esta novela con delicado trazo premeditado, por momentos, el suspense psicológico? Si fuera así, a mí no me molestó, al contrario. Así que poca broma con el suspense psicológico, el de aquí y el de afuera.

Dicho esto, comento El deseo de los accidentes, del escritor madrileño Rafael Caunedo. Novela inscripta en el género del thriller psicológico, trata de los problemas matrimoniales de una agente antidisturbios con un profesor de Historia de instituto. Casi a escondidas, el profesor está escribiendo una novela, que con el correr del argumento se convierte casi en leitmotiv de toda la historia. La novela está narrada en tercera persona. En general la novela se lee bien, aunque con algunos problemas que no deben escamotearse al lector. Las descripciones psicológicas funcionan, aunque a veces faltan más argumentos para hacer más creíble el comportamiento de la policía. En otros tramos, algún cabo queda marginado, como el de la chica que pierde un ojo respecto a la historia de la novela del profesor. Pero para mí el error más grave de esta novela, es que el narrador omnisciente se adelanta a los acontecimientos futuros como si con ello quisiera aumentar el suspense e incurre por tanto en inopinados spoilers (véase, uno de los varios en la página 165, último párrafo del capítulo). Y por último, el veredicto crítico, que no opinión, de la policía en la página 111, muy difícil de creer.

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