Lo nuevo de Damon Albarn, Rufus Wainwright, La Zowi y otras canciones de julio
Los críticos de ‘Babelia’ analizan los temas recientes más destacados en todos los estilos musicales
Islandia y su paisaje lunar, sus diminutos estallidos de azufre y su cielo blanco que a ratos parece imposible que pueda mudar en algún tipo de tono pastel inspiraron la pieza orquestal que iba a convertirse en el nuevo disco de Damon Albarn, su segundo trabajo en solitario en 20 años, algo titulado The Nearer The Fountain, More Pure The Stream Flows. El confinamiento obligó a un cambio de planes que, sin embargo, no ha hecho perder de vista a la exestrella del brit su condición de vanguardista y personalísima rara avis del asunto. De ahí que cualquier adelanto del disco p...
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Damon Albarn – ‘Polaris’
Islandia y su paisaje lunar, sus diminutos estallidos de azufre y su cielo blanco que a ratos parece imposible que pueda mudar en algún tipo de tono pastel inspiraron la pieza orquestal que iba a convertirse en el nuevo disco de Damon Albarn, su segundo trabajo en solitario en 20 años, algo titulado The Nearer The Fountain, More Pure The Stream Flows. El confinamiento obligó a un cambio de planes que, sin embargo, no ha hecho perder de vista a la exestrella del brit su condición de vanguardista y personalísima rara avis del asunto. De ahí que cualquier adelanto del disco parezca en realidad una pieza de un rompecabezas mayor, como lo parece este casi dadaísta Polaris, corte de un minimalismo pop en expansión, con aspecto de lienzo en blanco sobre el que dejar caer montones de notas, y la voz de Albarn, alicaídamente extraña, siendo tratada, de alguna forma, como un instrumento más. Acompaña a la canción una pieza artística visual bajo que dirigen Nathan Prince y Rory McGrath (OK-RM). Un inesperado y curioso comeback. LAURA FERNÁNDEZ
Garbage – ‘Godhead’
Con un sonido altamente noventero —o, en realidad, altamente Garbage, esto es, un pop de desajuste delicada y deliciosamente industrial—, Shirley Manson y su troupe vuelven al ring, seis años después de pisarlo por última vez, con un adelanto de su séptimo álbum, No Gods, No Masters, que suena, desde su título, a destrucción de hasta el último trono del patriarcado. “¿Me engañarías si tuviera polla? ¿Me la chuparías? ¿Me dejarías en paz?”, se pregunta una siempre susurrante Manson en la canción que, con un fraseo batallante, interpela a un mundo en el que, como ella misma ha dicho, “se nos trata distinto por tener vagina”. El estribillo despega, aunque no con la potencia de los hits canónicos de la banda —no, no estamos ante un Only Happy When It Rains—, pero sí con la suficiente como para hacer de este Godhead un pequeño clásico de la banda y del antidick sound. L. F.
Ampersounds feat. Rufus Wainwright – ‘Solitude of Heart’
Con Rufus Wainwright convertido en una especie de santo, una barbuda cabeza flotante en el espacio granulado, debutan los DJs y productores dance Fred Falke y Zen Freeman en tanto que dúo creativo. Se han dado en llamar Ampersounds y han construido, alrededor de la voz siempre mística de Wainwright (aquí lo es más que nunca), este tema evocador y melancólico que explora, a través de un pop electrónico de una compleja y poderosa gama de colores (tristes), la soledad de la que hablaba Rabindranath Tagore en el poema del mismo título, adaptado aquí para la ocasión. Elevar al oyente a un fastuoso universo de los sueños: he aquí la intención última del dúo, que interviene, con un sintetizador de otra época, la voz de Wainwright, para quien el tema es la clase de canción “ideal” para escuchar “en mitad de la noche”. No le falta razón. Es, a la vez, balsámico y atemorizantemente intenso. L. F.
Iron Maiden – ‘The Writing On The Wall’
Arranca con unas guitarras españolas en clave folk, que quizá recuerden a los Led Zeppelin más campestres. Enseguida entra la electricidad, que para eso estamos ante la banda de heavy metal más grande. No es una canción típicamente Maiden, y se agradece la intención de un grupo que, a estas alturas, no va a desmotar el imperio sónico que ha construido durante algo más de 40 años. No se desatan las cabalgadas que marca el bajo del líder, Steve Harris, sino que se opta por un trote furioso, al trantán. La voz de Bruce Dickinson suena a gloria, los solos de guitarra (eso sí) son los de siempre (y todos contentos) y la letra habla de príncipes babilónicos y templos misteriosos, temática que tanto aprecia la afición heavy. Es una buena canción, a la espera del disco entero, Senjutsu, que se publica en septiembre, el primer con material nuevo en seis años. El vídeo que la acompaña, firmado por gente de la factoría Pixar, es una maravilla. CARLOS MARCOS
La Zowi – ‘Matrix’
Cuando hace unos días La Zowi publicó esta canción en su Instagram, una de las primeras en reaccionar fue Mala Rodríguez. “Bombaaaaaaa”, escribió la andaluza, una suerte de jefa para la pujante camada de traperas españolas. ¿Hemos dicho trap? Trap, música urbana o, simplemente, pop. Hace ya algunos años que la artista hispanofrancesa afincada en España dejó de resistirse a entrar en un sistema del que ella y muchos otros jóvenes han planteado unas reglas de las que se empiezan a beneficiar (también económicamente). Pero aquí lo que importa es la música. Matrix adelanta un trabajo más largo, La reina del sur, que se publicará en los próximos meses. Una producción sinuosamente cibernética y hechizante para una letra que seguramente hará enarcar la ceja a alguno. Si solo se ve el cascarón mejor pasarse a otra cosa. El vídeo, por cierto, es igual de explícito. C. M.
Lorde – ‘Stoned at the Nail Salon’
Alguien debería quitarle a Lorde la suscripción a Spotify. Y alguien debería prohibirle a Jack Antonoff hablar con ella de sus otros proyectos. La neozelandesa sufre en este, el segundo adelanto de su inminente nuevo largo, el síndrome del artista que ha escuchado demasiada música. Si en la anterior Solar Power las reminiscencias de Primal Scream eran curiosas pero accidentales, aquí la sombra de todo lo que va desde Joni Mitchell hasta la última Lana Del Rey se santoja abrumadora y opaca por completo a Lorde. Es como si se le hubiera caído toda la historia de la música encima. Y eso duele. La queríamos porque no podía evitar ser ella, ahora parece que, como sucede a todos los que queremos menos, no puede evitar ser otra. XAVI SANCHO
Chvrches – ‘Good Girls’
En su tercer largo, que era malo hasta en el título (Love is Dead), estos escoceses decidieron comprar todos los tics de las listas de éxito y fracasaron de manera bíblica. Lo suyo es lo ligeramente retro y lo ligeramente actual, y su discurso se sostiene por ese equilibrio. El autotune y la EDM casi los destruyen. Su apuesta por la modernidad era la de alguien no lo suficientemente joven para realmente ser moderno y no lo suficientemente mayor como para poder entender qué es moderno. Han vuelto a la intuición y ese cruce entre techno pop, pop electrónico indie y rock digital que tan fabulosos los hizo en sus dos primeros discos. ‘Good Girls’ es una canción tremenda. X. S.
Caroline Polachek – ‘Bunny Is a Rider’
La exlíder de Chairlift vuelve con su primer tema original desde que publicó su debut en solitario, Pang (2019), y con su gloriosa versión de ‘Breathless’, de The Corrs, todavía grabada en la memoria. Inscrita aquí en su registro más pop, Polachek firma un tema lleno de beats pegajosos y con cierto regusto urban, con esa factura arty y esas letras abstrusas a las que la cantante siempre tiene tendencia, que hablan de una protagonista escurridiza en materia de sentimientos. La voz elástica de Polachek, combinada con la vigorosa producción de su colaborador habitual Danny L Harle (PC Music), dan como resultado una canción más eficaz que memorable, apta para un verano en el que el sol brille por su ausencia. ÁLEX VICENTE
Low – ‘Days Like These’
Pasado su momento de gloria, allá por el último cambio de milenio, el grupo de Minnesota que reinó en el indie medianamente depresivo regresa con este avance de su 13º álbum, Hey What, que se editará en septiembre de la mano de Sub Pop. El arranque de su nueva canción es desconcertante por su luminosidad, con las voces perfectamente armonizadas de Alan Sparhawk y Mimi Parker sonando a capella y con una nitidez digna de los Beach Boys. El espejismo dura poco: solo un minuto después, la pareja introduce la distorsión a través de un zumbido turbador, que neutraliza la dulzura que transmitían los primeros versos y luego avanza sin descanso hacia la abstracción instrumental. Á. V.
Angel Olsen – ‘Gloria’
La cantante estadounidense, en el punto álgido de su carrera tras el éxito de All Mirrors, tiene en cartera un disco de versiones de los ochenta, del que este sorprendente cover de Gloria, el archiconocido tema de Umberto Tozzi que popularizó Laura Branigan en el mundo anglófono en 1982, sirve de primer adelanto. La transfiguración que propone Olsen es sencillamente brillante. Su reinterpretación consiste en subrayar la oscuridad de las letras en inglés, que podrían hablar de una mujer psicótica, a la que el amor ha vuelto loca: “Gloria, ¿no crees que te estás hundiendo? Si todo el mundo te quiere, ¿por qué nadie te llama?”, canta Olsen, con la mezcla adecuada de empatía y escarnio. Su pop sombrío y vaporoso desfigura el original, que resulta irreconocible al principio, hasta que, a medio camino, uno logra identificarlo bajo sus nuevos rasgos, más lento, más gélido y, pese a todo, más sensual. Á. V.
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