LIBROS

Los debuts más esperados de la literatura española en 2021

Daniel Remón, Bibiana Candia, Óscar Martínez, Marta Jiménez Serrano, Socorro Giménez, Eudald Espluga y Borja Ortiz de Gondra destacan entre los autores noveles que llegarán a las librerías este año

De arriba abajo y de izquierda a derecha, Marta Jiménez Serrano, Borja Ortiz de Gondra, Bibiana Candia, Óscar Martínez, Bibiana Candia, Socorro Giménez y Daniel Remón.

Nunca es un buen momento para debutar, pero menos en plena era pandémica. A pesar de todo, 2020 dejó sobresalientes éxitos de debutantes (Andrea Abreu, Camila Sosa, Elizabeth Duval o Margaryta Yakovenko) y para este año hay varios títulos que tratarán de hacerse oír entre el ruido incesante de las imprentas escupiendo novedades. En 2021 se da la curiosa circunstancia de que entre sus debutantes hay trasiego de la creación audiovisual a la literaria. Quizá sea una respuesta del mercado a esos lazos que refuerzan los nuevos hábitos lectores, entre las pantallas y los libros. Esta selección de pr...

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Nunca es un buen momento para debutar, pero menos en plena era pandémica. A pesar de todo, 2020 dejó sobresalientes éxitos de debutantes (Andrea Abreu, Camila Sosa, Elizabeth Duval o Margaryta Yakovenko) y para este año hay varios títulos que tratarán de hacerse oír entre el ruido incesante de las imprentas escupiendo novedades. En 2021 se da la curiosa circunstancia de que entre sus debutantes hay trasiego de la creación audiovisual a la literaria. Quizá sea una respuesta del mercado a esos lazos que refuerzan los nuevos hábitos lectores, entre las pantallas y los libros. Esta selección de primeras novelas y primeros ensayos es una mezcla en la que hay reflexiones sobre la identidad desde el presente y a partir del pasado, divulgación del arte y perspectivas tanto millennials como otras más veteranas.

DANIEL REMÓN. Literatura (Seix Barral, febrero)

Madrid, 1983. Guionista y dramaturgo, adaptó al cine Intemperie, de Jesús Carrasco, por la que fue premiado con el Goya al mejor guion adaptado en 2020.

“Me considero debutante porque le tengo mucho respeto a la novela. Me parece el género más difícil. Pero también he sido más libre que escribiendo cine. Esto pasa cuando hay menos dinero y repercusión. Es un terreno más rico y fértil. En el cine te pasas la vida vendiendo la película antes de escribirla; en la literatura escribes sin saber a dónde vas. Además, no la escribí pensando en publicarla. Por eso me expongo mucho y también a mi familia. Es una autobiografía, pero también es una novela de carretera. Hablo de mis padres, que ya no están, y lo hago desde el agradecimiento y el amor. ¿Contra qué he escrito? Contra el silencio. Mi madre murió cuando yo tenía siete años y pasamos muchos años sin hablar de eso. También contra el olvido y el silencio, pero esta batalla está perdida. Como lector lo que más me gusta de una primera novela es que haya un escritor, que intuyas por dónde va a continuar”.

BORJA ORTIZ DE GONDRA. Nunca serás un verdadero Gondra (Literatura Random House, febrero)

Bilbao, 1965. Abogado, traductor y dramaturgo.

“Libérrimo. Me dedicaba a escribir y estrenar teatro y a estas experiencias no podía darles una forma teatral. Empecé hace 14 años y quería contar la historia de un escritor y de cómo se escribe una novela. Claudio López Lamadrid leyó las 80 primeras páginas y dijo que había una novela. Y me hizo una recomendación: “No trates de parecerte a nadie. Y no se la enseñes a nadie, que te la contrato yo”. El debutante tiene la libertad de la ingenuidad, no piensa en nada más que la historia. Después ya llega el mundo editorial. La primera novela es virgen y necesita sacarse una historia. Necesitaba contar los años ochenta en el País Vasco, años de mucha violencia. Un tierra como la mía te empuja a posicionarte y en la novela me pregunto cómo encuentro una vía para ser yo mismo. La literatura me ha permitido ser quien yo quería ser y no quien querían que fuese”.

MARTA JIMÉNEZ SERRANO. Los nombres propios (Sexto Piso, marzo)

Madrid, 1990. Filóloga, máster en Estudios literarios y letras modernas y editora en Turner.

“A la hora de escribir la autora y la editora son personas distintas. Cuando escribo no tengo para nada en mente a la figura de editora. Lo peor es ser consciente de todos los manuscritos que llegan y lo difícil que es. Yo misma he escrito muchos correos de rechazo este año. La principal cualidad de una primera novela es encontrar una voz y una mirada sobre el mundo. La primera novela la escribes sin saber si vas a publicarla y, en mi caso, esto ha supuesto una total libertad. No piensas en lectores porque no los tienes, ni en editores, ni agentes. Mucha inconsciencia. Mi interés en Los nombres propios es la búsqueda de la identidad, desde la infancia, adolescencia y juventud de la protagonista. El reto está en entender nuestra identidad según nuestros valores y en función de los demás. El equilibrio entre la individualidad y la comunidad”.

ÓSCAR MARTÍNEZ. Umbrales (Siruela, abril)

Almansa, Albacete, 1977. Historiador del arte y profesor.

“Quería hacer divulgación, crear una voz propia para divulgar sobre la Antigüedad y la Edad Media, desde un punto de vista lejano a la Academia. Es una no ficción narrativa, en la que el propio autor explica y divulga sus ideas. Es un libro que no presupone la necesidad de ningún conocimiento previo, porque al intentar comunicar sin la pretensión de superioridad, sino desde el entusiasmo, he notado mejor comunicación y reacción. Cuando más disfruto no es cuando explico, sino cuando cuento. Cuando soy un narrador. Quise hacer eso en un libro. La arquitectura te permite abarcar el viaje, la historia, el patrimonio y encontré en las puertas la excusa perfecta. Las puertas son un elemento común que ignoramos y es un elemento invisible en la historia del arte. Aparece Egipto, el mundo clásico, el religioso, pero también la arquitectura civil (una tienda modernista en París, por ejemplo). El último bloque son las entradas a otros mundos (como la puerta de la Bauhaus como acceso a la modernidad). El epílogo es la puerta de la casa en la que pasé el confinamiento”.

SOCORRO GIMÉNEZ. Casa se busca (Caballo de Troya, abril)

Mendoza (Argentina), 1973. Filósofa, traductora y editora.

“Es una narradora de primera persona. Es una escritura que ha cuajado a lo largo de varios años y nunca la armé como novela. Eran textos escritos en los últimos años, que al editarlos parecían formar una obra íntegra. Hay un tema central que tiene que ver con la vida nómada y el yo que se va construyendo. Me interesa la narración de las percepciones en una gran ciudad y fuera de ella. No creo que sea un relato feminista porque no ha sido una voluntad al escribir, pero sí creo que se puede entender una forma feminista. Es un trabajo intimista y de mirada extrañada”.

EUDALD ESPLUGA. Rebeldes (Lumen, enero) y No seas tú mismo (Paidós, octubre)

Girona, 1990. Filósofo y periodista.

“La virtud tiene que ver con las ganas y la ambición con las que abordas los proyectos. Quieres que la primera obra sea la obra perfecta. Vivimos en un ecosistema de medios digitales en el que estás constantemente publicando y expuesto a la opinión de los demás, en cierto modo tus ideas y escritos ya han tenido un recorrido crítico. No creo en el estado virgen del debutante. Aunque el capitalismo de plataformas sí busca la provocación y hay autores que trabajan sobre ello. Rebeldes es una obra de divulgación histórica e interpretativa del movimiento de las luchas sociales. No seas tú mismo es distinta, es una obra que quiere cuestionar la etiqueta generacional. Quiero presentar unos temas e ideas que damos por sentadas desde una perspectiva alejada de los métodos académicos. Reflexiono sobre la fatiga de uno mismo”.

BIBIANA CANDIA. Azucre (Pepitas de Calabaza, octubre)

A Coruña, 1977. Filóloga y periodista.

“Esta es una historia de ficción que rodea una historia real. Arranca en la Galicia de 1853, cuando las cosechas se habían echado a perder y era una zona de miseria. Desde Cuba, el empresario Urbano Feijoo de Sotomayor llevó a sus compatriotas a trabajar en el azúcar a más de 1.700 jóvenes y cuando llegaron se encontraron con infraestructuras preparadas para la esclavitud. Y se enriqueció. Es una historia que no la conocemos porque no hay testimonios de aquellas personas. Esta es la recreación de aquellos protagonistas que ni firmaron sus contratos porque no sabían escribir. Solo querían ganarse la vida. Soy una defensora de la ficción para contar una verdad. No me imaginaba que mi primera novela fuera a ser una novela histórica del XIX. He hecho lo que ni siquiera me esperaba: he sido libre para ser salvaje. Como narradora era un desafío contar una historia de hombres. Conviene mirarnos en el pasado para saber quiénes somos”.

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