Soledad Sevilla: “A los 11 años quería ser artista y copié la cabeza del Cristo de Velázquez”
La artista valenciana, ganadora del último Premio Velázquez, prepara una exposición inspirada en textos de Fernando Pessoa
Soledad Sevilla (Valencia, 76 años) ha trabajado siempre en las fronteras entre la pintura y la instalación, y ese trabajo en el límite de los géneros le ha valido este año el Premio Velázquez de Artes Plásticas.
¿Qué obra le hizo querer ser artista? Ninguna en concreto. Dibujaba y pintaba desde niña y desde los 11 años aproximadamente quería ser artista. La primera copia que hice fue de la cabeza del ...
Soledad Sevilla (Valencia, 76 años) ha trabajado siempre en las fronteras entre la pintura y la instalación, y ese trabajo en el límite de los géneros le ha valido este año el Premio Velázquez de Artes Plásticas.
¿Qué obra le hizo querer ser artista? Ninguna en concreto. Dibujaba y pintaba desde niña y desde los 11 años aproximadamente quería ser artista. La primera copia que hice fue de la cabeza del Cristo de Velázquez, también a esa edad, mi madre se quedó impresionada y pensó que tenía que estudiar Bellas Artes.
¿De qué obra ajena le habría gustado ser autora? De alguna de las últimas obras de Rothko. Por su intensidad, por el tipo de abstracción que desarrolla y por la mística y la emoción que transmite.
Prepara un proyecto a partir de textos de Fernando Pessoa, ¿de qué heterónimo se siente más cercana? De Bernardo Soares, bajo el que desarrolla sus vivencias y recorridos por la Baixa. Es a partir de ahí desde donde he hecho mi trabajo.
¿Cuál es su poema o verso favorito del poeta portugués? Es difícil escoger un solo poema. Mi favorito es el Libro del desasosiego. Realmente como poeta me interesa más Alberto Caeiro y este fragmento de un poema más largo llamado “El guardador de rebaños”: “No tengo ambiciones ni deseos. Ser poeta no es una ambición mía. Es mi manera de estar solo”.
Si, según Larra, escribir en España es llorar, ¿ser artista qué es? Es el infierno y la gloria. Por una parte es una profesión que te llena de emoción y experiencias importantísimas, sublimes, por otra es extremadamente laborioso, solitario y a menudo acarrea mucha incomprensión.
¿Qué es lo primero que piensa cuando oye hablar de la muerte de la pintura? No se da un primer pensamiento, sencillamente no estoy de acuerdo y no sé en qué se basa esa afirmación. Para mí lo primordial es pintar y sigo viva. Creo que a lo largo de la Historia, el rechazo de lo anterior se ha repetido como una moda.
De no ser artista le habría gustado ser… Actriz. Incluso hacía teatro cuando era jovencita con grupos aficionados en Barcelona. Aunque mi vocación artística fue muy temprana, con 16 años ya estudiaba Bellas Artes y sabía que iba a ser artista.
¿Cuál es el último libro que le ha gustado? Por qué ser feliz cuando puedes ser normal, de Jeanette Winterson. Es la autobiografía de la autora, no suelo leer ficción pero me llamó la atención el título.
¿Qué suceso histórico admira más? Ningún suceso histórico, lo que más admiración me produce es la vida cotidiana de aquellas personas que se dan a los demás, que dedican su vida a ayudar a los menos afortunados.
¿Cuál es la película que más veces ha visto? El año en que vivimos peligrosamente.
Si tuviese que usar una pieza musical como autorretrato, ¿cuál sería? No sé si lo definiría como mi autorretrato musical, pero las piezas que más escucho, prácticamente a diario, son las Canciones del verano de Richard Strauss, cualquiera de ellas.
¿Y un color? El azul. Un azul nocturno, no marino.
¿Qué encargo no aceptaría jamás? Afortunadamente nunca se me ha presentado esta situación, pero nunca aceptaría un encargo que comprometiera mi ética.
¿Y cuál le gustaría que le hicieran? Una gran retrospectiva en un museo importante de arte contemporáneo.
¿Qué está socialmente sobrevalorado? El dinero.
¿A quién le daría el próximo premio Velázquez? A Carmen Laffón o a Eva Lootz, entre otras.