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Guillermo Moreno, dirigente del peronismo: “Milei es casi un accidente. ¿Cómo la sociedad va a ser anarco-capitalista?”

El exsecretario de Comercio de los Kirchner augura que el presidente argentino no concluirá su mandato y pretende relanzar al peronismo con las banderas del nacionalismo y el antiprogresismo

Guillermo Moreno, en su oficina de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el 15 de agosto de 2024.
Guillermo Moreno, en su oficina de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el 15 de agosto de 2024.MARIANA NEDELCU

Desde la mañana y hasta después del almuerzo, el economista Guillermo Moreno (Buenos Aires, 68 años) es el CEO de una empresa de productos de ferretería al por mayor y de una consultora de temas económicos. Desde las tres de la tarde, se dedica a la política. Fue secretario de Comercio de los Kirchner (y acaba de ser condenado por la adulteración de las estadísticas oficiales), candidato a la presidencia por su partido Valores y Principios en 2023 y pretende instalarse como referente del peronismo agobiado por una crisis de proporciones desde que Javier Milei ganó la presidencia con el 55% de los votos.

Moreno y Milei comparten una profesión, ciertos desbordes emocionales, el panelismo televisivo, la repetición de los blancos fijos (confluyen en el antiprogresismo) y la adhesión sin matices a dos escuelas bien distintas: la austríaca del siglo XIX en el caso del presidente y el primer peronismo del siglo XX en el caso de Moreno. La única vez que compitieron electoralmente Milei sacó el 30% de los votos en las primarias de agosto de 2023 y Moreno el 0,79% y no pudo participar en las elecciones generales.

Guillermo Moreno, exsecretario de Comercio.
Guillermo Moreno, exsecretario de Comercio.MARIANA NEDELCU

Pregunta. ¿Qué tiene para ofrecerle a la Argentina?

Respuesta. La doctrina peronista. Una doctrina que se está demostrando verdadera. Pasaron muchísimos años desde que el general [Juan Domingo] Perón [presidente de Argentina entre 1946 y 1955 y de 1973 hasta su muerte en 1974] dijo “entre la sangre y el tiempo elijo el tiempo”, porque en 1955 [año de su derrocamiento] hubo un debate sobre si Perón tuvo miedo y entonces decidió no pelear. Y volvió. Y volvió antes que la breva estuviera madura. Ahora el mundo va hacia el nacionalismo. Tenemos para ofrecerle a la Argentina —y también a Europa y el mundo— el nacionalismo de inclusión en oposición al nacionalismo xenófobo.

Los domingos Moreno va a misa por la tarde. Por la noche asiste a Duro de domar, un programa de televisión donde despliega su estilo provocador y pendenciero con blancos fijos como la socialdemocracia, el progresismo y “los gorilas”, una manera coloquial de algunos peronistas para llamar a los antiperonistas. Uno de los últimos domingos anunció que si en los estadios de fútbol no se empezaba a cantar la marcha peronista, él abandonaba el programa. Asegura que el milagro se produjo 24 horas más tarde. En un subsuelo del microcentro porteño, rodeado de memorabilia del primer peronismo y evocaciones del Papa Francisco, muestra un video de la hinchada de Defensa y Justicia entonando el himno del corazón peronista.

Empezó a militar a los 14 años y a los 30 abrió la primera Unidad Básica en lo que hoy es el barrio acomodado de Las Cañitas, en el corredor norte de la ciudad: “Yo le puse Las Cañitas y empezamos a firmar juventud peronista Las Cañitas y los vecinos se enojaban porque decían que le bajábamos el precio al barrio. Era 1982 o 1983”.

P. Usted ofrece la doctrina peronista, pero los gobiernos peronistas fueron siempre permeables a las corrientes de ideas que prevalecían en el mundo: estatismo e industrialismo en los cuarenta, reformas promercado en los noventa y el siglo XXI.

R. (interrumpe) El primer peronismo fue industrialista. Perón siempre dijo que no somos estatistas. Para eso están los marxistas. En los noventa el mundo era monocolor y un muchacho como Felipe González hizo la globalización con las banderas de [Winston] Churchill y [George] Bush, y él no dejó de ser el presidente del Partido Socialista Obrero Español [PSOE]. Y venía acá a hacerle el alegato a [Carlos] Menem [presidente entre 1989 y 1999] para privatizar las empresas públicas. La historia la escriben los pueblos con los ricos y con los pobres y en armonía entre el capital y el trabajo. Cuando le preguntaron a Perón cómo hizo para escribir la doctrina contestó: “Yo soy aquel escultor que sabe que la pieza está en la piedra. Yo la descubro”. La doctrina la hizo el pueblo y él la sistematizó.

P. ¿Cómo sale el peronismo de su crisis?

R. El peronismo funcionó como movimiento siempre. Cuando quiso funcionar como partido fracasó. La etapa partidocrática, gracias a Dios, se terminó: empezó con [el presidente Eduardo] Duhalde en 2002 y terminó en 2012 con la década ganada [en referencia a la presidencia de Néstor Kirchner y los primeros años de Cristina Fernández de Kirchner como presidenta]. Debemos volver al esquema del Consejo Superior del movimiento con sus ramas (la Política, la Sindical, la Femenina y la de Juventud) y sumarles la de técnicos y profesionales, la de los empresarios y la de las organizaciones sociales.

P. ¿Sin un líder nítido puede funcionar ese movimiento?

R. Cuando se está por morir, en su último discurso, Perón dice “lo único que vence al tiempo es la organización”. Esta es la etapa en que tenemos que entrar, la etapa de una conducción del conjunto sin necesidad de alguien.

P. ¿Qué lugar le asigna a Cristina Fernández de Kirchner en ese dispositivo?

R. Eso lo definirá ella. Si es en la rama política o en la rama femenina. Seguro que no estará ni en la sindical, ni la empresaria, ni la de juventud ni la de las organizaciones sociales. Podría estar, también, en la de técnicos y profesionales.

P. Usted propone que el peronismo se aleje de la socialdemocracia y el progresismo. Con los Kirchner y con Alberto Fernández…

R. (interrumpe) Con [Néstor] Kirchner [presidente 2003-2007] la economía no fue socialdemócrata. Tampoco en los alineamientos internacionales. Tenía una extraordinaria relación con George Bush. Nosotros hacíamos centro en la reindustrialización de la Argentina; mientras pudimos lo hicimos, después el mundo te empezó a mirar raro.

P. ¿Qué implicancias tiene para el peronismo la denuncia contra Alberto Fernández por violencia de género?

R. Ninguna. Él fue socialdemócrata.

P. Fue un presidente peronista en alianza con los principales dirigentes y organizaciones del peronismo.

R. Puede ser, pero sus políticas fueron socialdemócratas. Y su vida personal demuestra que fue socialdemócrata.

P. ¿Qué tiene que ver la socialdemocracia con la violencia de género?

R. Estamos hablando de su Gobierno. ¿Por qué su vida personal va a tener impacto en el peronismo? ¿Qué impacto tuvo en el Partido Demócrata lo que pasó entre Clinton y la chica esa [en alusión a la pasante de la Casa Blanca Monica Lewinsky]? Ninguno. ¿Qué importancia tiene para Picasso haber golpeado a todas sus mujeres? Los cuadros se venden y la pintura sigue. ¿De dónde asociás que un hombre le pega a la mujer y eso impacta en el peronismo? Tu pregunta es un poco capciosa. Yo soy peronista y no tengo que ver con ese mamarracho. Los delitos son personales.

Moreno se asume, primero y ante todo, como vendedor. A los 24 años vendía clavos de acero, la fábrica quebró y recibió de indemnización una caja. “Con eso arranqué. Me armé una cartera de clientes. Mi tío que era chapista me ayudó en el negocio en la parte de depósito y vino a manejar la oficina. Primero yo hacía todo y después fui creciendo y ahora tengo unos 20 empleados”.

P. ¿Cuál es el producto que más vende?

R. Inodoros. Tengo 14 mil artículos, clavos, alambres. Mi tarea central es recibir a los vendedores, que son tipos difíciles. Entonces el ojo del amo engorda el ganado. El vendedor es como esos médicos rurales de campo que ven al paciente y saben lo que tiene. No tienen tiempo de hacer un análisis clínico. Yo sé cómo funciona la economía real. La economía es remito y factura.

P. ¿Cuáles serían las prioridades de su política económica?

R. Primero, una relación lógica y razonable entre el precio de los alimentos básicos y los ingresos populares, que son sueldos, salarios, jubilaciones y pensiones. Hay que bajarle el costo de producción al productor y para eso necesitamos una ley de arrendamiento, que serían los alquileres rurales. Cuando vos ponés las retenciones en el lugar que tienen que estar aparecen los recursos también para honrar los compromisos de la deuda. Segundo, la Argentina necesita energía abundante y barata. Abundante la tiene, barata no. Por lo tanto, hay que reducir los costos de la energía. Los petroleros son muchachos difíciles. El último que hizo costos del barril de petróleo en la Argentina fui yo: 35 dólares. Hoy debe andar por ahí el promedio en la Argentina. Con lo cual 60 centavos de dólar el litro de gasoil al público es más que suficiente.

P. ¿Y cuáles serían los ejes de su política internacional?

R. Me parece que somos el Occidente ampliado. Todo menos China. El problema hoy del mundo es la República Popular China. A donde llegan ellos baja el salario medio y se desindustrializa el país.

P. ¿Por qué admira a Putin?

R. Solo tengo admiración por el Papa y por Perón. Reconozco que Putin es un actor muy importante y en 20 años agarró Rusia y la volvió a poner en algún lugar bien interesante. Yo soy muy respetuoso de las decisiones de los pueblos. Igual que en Venezuela: no me meto en los métodos de organización.

P. Fue una elección fraudulenta. No fue un método de organización.

R. No me meto. De Venezuela me molesta la dolarización. Soy respetuoso de las decisiones de los pueblos. Del pueblo italiano cuando eligió a [Giorgia] Meloni, fui respetuoso de los españoles cuando tenían a [Francisco] Franco. Nosotros somos peronistas y como estructura de conducción somos superiores en términos conceptuales. ¿Cuál es la manera de terminar con las guerras del Medio Oriente? Peronizándolo. Peronizás a los judíos y a los musulmanes y no va a haber más guerras.

P. En el caso de Trump usted…

R. (interrumpe) Trump es medio peronista. Principalmente por su política económica. La parte de reindustrializar su país y de una economía donde las empresas nacionales tienen en el mercado interno el espacio de preponderancia. A Trump le falta hablar con el papa Francisco.

Moreno conoció a Javier Milei en un estudio de televisión en 2016, el año que empezó a armar su organización en el peronismo. “Me acerqué y le dije ‘me gusta tu estilo, soy Moreno’. Un productor nos propuso debatir en un programa. Le dije que sí y ahí empezamos a debatir en programas y en privado. Nos veíamos en esta oficina [la segunda entrevista con EL PAÍS fue en el Palacio Barolo de Avenida de Mayo] y él comía muchas medialunas. Compartimos incluso una cena de matrimonios a la que él asistió con su hermana Karina”.

P. Milei sacó 30 puntos en las primarias y usted 0,79%. ¿Cómo explica ese resultado?

R. Hasta el miércoles de la semana anterior teníamos siete puntos. Cuando la gente empieza a definir el voto, mucho voto peronista que era de Moreno se va con Milei. El peronista que estaba disconforme con el rumbo de Alberto Fernández finalmente dice: “Milei es más opositor que Moreno y no se va a ir con ellos”.

P. ¿Y cómo explica que Milei haya tenido tantos votos en la base electoral del peronismo?

R. La bronca. No se votó en función de la representación de intereses, sino de la bronca con el Gobierno de Alberto y de [Mauricio] Macri [2015-2019]. Milei es casi un accidente. ¿Cómo la sociedad va a ser anarco-capitalista? Es ridículo eso. No tiene anclaje en la sociedad Milei.

P. Ganó con el 55% en la segunda vuelta y las encuestas muestran que conserva altos índices de aprobación.

R. Es el dirigente que más votos tiene en términos individuales. Un 30%, que son los votos que sacó en las primarias. El peronismo tiene 16, el kirchnerismo tiene 5 y otros tienen 18. A Milei lo perdono: es un economista que hace poco que estudia economía. Fue rockero y se enamoró del amor. Como un adolescente está enamorado de un modelito que te enseñan cuando empezás a estudiar economía, que es el modelito austríaco. Son una secta a nivel mundial. Ellos piensan que Dios es la primera persona del singular, no leyeron la Biblia, Dios es la primera persona del plural. La verdadera libertad es dar, no tener. El viaje de vuelta tiene que ser liviano, yo ya estoy en esa etapa. Milei es el presidente que tenemos. No puedo hablar mal de él. Sólo decir que está chapita.

P. Ha bajado la inflación. ¿Usted lo reconoce como un mérito de él?

R. ¿Cómo que bajó la inflación? Yo tenía 1%, me decían que mentía y que era 1,8% y era un escándalo. Y ahora con 4% mensual. No puede ser que me digas que la inflación bajó. ¿Con que la comparás?

P. Con la que terminó el Gobierno peronista (el último mes completo, noviembre pasado, fue de más de 12%) o con la de julio del año pasado.

R. Contra julio del año pasado bajó un poquito, pero no se vende nada. Es la paz de los cementerios. Estamos en depresión económica. Desde 1930 que no estamos en depresión. No hay salida. No se cura si no generás un shock externo. Por eso [Milei] se tiene que ir, dentro de la ley y el orden y en el marco de la Constitución. Hay que dar vuelta la página. Porque el Gobierno que te metió en una depresión no te puede sacar. Es como un psiquiatra o un psicólogo que mete al paciente en una depresión.

P. ¿Tiene que irse antes de que termine el mandato?

R. Sí, claro. Te vas a quedar sin empresas si no se va antes. Creo que [Milei] va a terminar deprimido cuando sigan estos indicadores económicos.

P. ¿Usted se refiere al procedimiento legal que es el juicio político?

R. Es lo que marca la ley y el orden. También se puede deprimir y renunciar. Puede pasar cualquier cosa.

P. Usted viene ponderando a la vicepresidenta Victoria Villarruel. ¿Qué ve en ella?

R. Villarruel no tiene presente, pero es una dirigente política que tiene futuro. Y me parece que no ha estudiado lo suficiente la economía y, sobre todo, el nacionalismo. Nos tenemos que juntar todos los nacionalistas.

La primera semana de agosto Moreno fue declarado culpable del delito de abuso de autoridad y destrucción de información pública a raíz de la intervención política del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), y fue condenado a tres años de cárcel y seis años de inhabilitación para ocupar cargos públicos. Cuando era secretario de Comercio, la distorsión de los datos del Gobierno de los Kirchner pretendió presentar una inflación menor a la existente e impidió durante ocho años el acceso a información confiable en indicadores como la pobreza o la evolución de los precios. Luego se alteró la metodología para medir el Producto Interior Bruto de Argentina con el propósito de reducir el pago de los intereses de los bonos de deuda atados al crecimiento económico, pero algunos acreedores demandaron al Estado argentino.

P. Usted fue condenado, pero celebra el fallo.

R. Porque se recuperaron las estadísticas públicas. Porque hay una parte condenada y hay una parte que me absolvieron. Estoy muy conforme por la parte que me absolvieron.

P. Fue condenado por abuso de autoridad y destrucción de documento público.

R. ¿Qué significa eso? No eran los empleados de Comercio. Yo era el secretario de Comercio e hice abuso de autoridad sobre una institución que no fui nunca. Vamos a la destrucción de documentos. ¿Qué puedo destruir yo si nunca entré en ese sitio? ¿Qué es destrucción de documentos públicos? ¿Qué quemaste? ¿Prendiste un papel, lo metiste en la máquina de picar papeles, qué es lo que hiciste? Tienen que condenar al peronismo, sus estadísticas, para que desaparezca la década ganada. No se pueden adulterar las cifras de la estadística. ¿Vos podés poner de acuerdo a ciento cuatro personas para adulterar?

P. Había una diferencia muy grande entre las estadísticas oficiales y las no oficiales para medir la inflación.

R. Este mes la inflación del Gobierno fue de 4,1% y la de la Ciudad [de Buenos Aires] dio 5,1%.

P. La diferencia entre la medición del INDEC y las consultoras era mucho mayor que esa diferencia de un punto. Le muestro los cuadros.

R. Pero sería una falta de respeto que hagas eso. Pensé que era de buena fe esta entrevista. Yo fui Secretario de Comercio. ¿Cómo me vas a mostrar los cuadros que yo mismo hacía? Todos los meses, todos los meses desde 2016 para acá, armo este informe (muestra la carpeta de su consultora). ¿No te parece que sos un poco atrevido al ofrecerme esos cuadros?

P. En la condena de agosto se lo inhabilita a ejercer cargos públicos.

R. Sí, ya tengo una a perpetuidad. ¿Qué importancia tiene una de seis años más?

P. Si llega a la Corte y la Corte lo ratifica no podría ser candidato a la Presidencia en 2027.

R. En ese caso, sí.

P. ¿Cuáles fueron sus mayores logros en la Secretaría de Comercio?

R. Si vos me decís cuáles son los logros de Moreno en el Gobierno, no te voy a nombrar ninguno de la Secretaría de Comercio. En la Secretaría de Comunicaciones hicimos cosas muy interesantes. Muy patrióticas y divertidas. Durante los años del Gobierno yo no hacía política, yo era funcionario. No estaba buscando votos. Éramos hombres de gestión: no hacía declaraciones, no tenía contacto con la prensa, no vas a ver ningún reportaje mío. Después del 16 salimos a construir una representación política, que es la que estoy construyendo y entiendo que por eso me entrevistan.

Jueves por medio Moreno tiene una participación en el canal de streaming Gelatina con su hija Florencia, actriz y también vendedora de la empresa familiar de mayoreo de ferretería. Inicialmente se llamó Actualizando a Moreno y transitó los tópicos más variados: desde el uso de la marihuana a la economía de Milei.

El conductor Pedro Rosemblat es el que inicia la charla con preguntas. Cada vez que aparece Moreno, dice Rosemblat, la audiencia joven de Gelatina empieza a crecer sin importar que algunos de sus comentarios pueden afectar la sensibilidad de su comunidad. “Las mujeres peronistas no pesan 47 kilos”, dijo el jueves y recibió una corrección de su hija. Durante 40 minutos machacó sobre sus temas: la industrialización de Argentina, el retorno al mundo del trabajo y sus diatribas contra la socialdemocracia: “¡Que los progresistas no hablen más de economía!”

Sobre el final y sin transiciones, Moreno contó con detalles cómo fue la separación de la madre de Florencia, con quien estuvo 22 años. “¿Me vas a dejar envejecer en paz?”, le pidió la esposa y le dio seis meses para resolver la situación. No volvieron a hablar del tema hasta que llegaron las vacaciones de verano. Ahí ella le recordó la charla, se fue con sus hijos de vacaciones y se disolvió el matrimonio.

— Me fui como nos vamos los peronistas: llevándonos solamente el cepillo de dientes —precisó Moreno.

— Nos vemos en 15 días, Guillermo —lo despidió Rosemblat.

— Hay que ver con qué Gobierno —cerró Moreno.

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