¿Cómo construir un legado como emigrante en cuatro pasos?
Un plan a prueba de contingencias y sin gastar ni un centavo
El reto más grande que enfrenta un emigrante de primera generación no es como muchos pueden pensar su supervivencia, que es el desafío más acuciante para cualquier organismo vivo, sino cómo dejar una marca en su comunidad de acogida. De otro modo, su paso por esta es puramente anecdótico y su vida un breve paréntesis entre su arribo y su defunción. Algo que construimos de manera casi automática en nuestros pueblos de origen, que es contribuir al legado familiar o establecer uno propio, se convierte en una tarea elusiva agudizada por el choque con un idioma, una cultura y una idiosincrasia ajenos. Contrario a lo que muchos piensan, el protagonismo comunitario no depende de encontrar un propósito sublime de vida o una causa humanitaria favorita a la cual contribuir, sino de involucrarse paulatina y orgánicamente en las actividades locales.
Lo primero que un emigrante debe conocer es que la filantropía y el voluntariado son componentes esenciales del ADN estadounidense y que la fundación de un legado comienza precisamente sirviendo a tu comunidad, ya sea en el barrio, la escuela de los hijos, o a través de organizaciones locales o iglesias. La idea de que la sociedad estadounidense es la más individualista del mundo se derrumba frente a las estadísticas. Según datos de AmeriCorps, la agencia federal para el servicio nacional y el voluntariado en EE. UU., entre septiembre de 2020 y 2021 más de 60,7 millones de personas —casi una cuarta parte de la población— aportaron alrededor de 4100 millones de horas de voluntariado formal a otras organizaciones, lo que se traduce en una contribución económica de $122, 900 millones de dólares. Cuando se trata de actividades caritativas informales, más de la mitad de la población, unos 124,7 millones de personas, ayudaron en sus comunidades en este período, según datos de la misma organización. La causa que más apoyo recibe es la alimentación y ayuda a desamparados.
Si te interesa desarrollar un sentimiento de pertenencia y vivir de veras el “sueño americano” sin falsas expectativas ni amargas desilusiones, invierte en tu comunidad para construir tu legado. Si descontamos el valor del tiempo de voluntariado —que según estimados de Independent Sector y el Do Good Institute de la facultad de Políticas Públicas de la Universidad de Maryland, de abril de 2023 es de $31,80 dólares por hora— no tendrás que gastar ni un centavo de tu patrimonio.
Estos son cuatro pasos que puedes seguir para comenzar:
- Googlea tu comunidad. Cuando decimos googlear, no solo literalmente. Zambúllete en tu barrio virtual y offline. Un buen punto de partida es participar en los mítines del ayuntamiento y de organizaciones y políticos locales. Estas reuniones comunitarias son una excelente oportunidad para conocer a tus vecinos más proactivos y familiarizarte con tu comunidad. Tal vez descubras aliados, oportunidades de invertir en tu entono o un tópico en el que puedas aportar tus conocimientos, desarrollar tu activismo y canalizar tu pasión.
- Conviértete en mentor. Puede que aún no puedas ejercer la profesión que estudiaste en tu país de origen o que necesites una homologación de tu título universitario o certificaciones y permisos gremiales, pero no dejes que eso limite tus oportunidades de destacarte y transmitir tus habilidades y experiencias. Ponte en contacto con organizaciones como Big Brothers Big Sisters, Mentor, Build o con programas locales de mentoría y organizaciones que atienden a niños y jóvenes. Una inversión concreta en tu legado en contribuir a la formación de los líderes del futuro.
- Alístate de voluntario. No hay mayor impulso para la autoestima que el altruismo y el idioma no es una barrera, si en un grupo vas a recibir apoyo, incluso para mejorar tu conocimiento del idioma de acogida, es precisamente colaborando con una organización caritativa. Entre otros múltiples beneficios, esta es una manera natural de consolidar tu red de contactos, puedes desarrollar nuevas habilidades, y es una excelente manera de probar lo valioso que eres como trabajador. Si no sabes por dónde empezar, chequea idealist.org, volunteermatch.org o charitynavigator.org, entre otras.
- Mantén tus tradiciones vivas y crea tradiciones nuevas. La primera tentación de un inmigrante es camuflarse para pasar desapercibido, la segunda renegar de su origen. Pero no vas a hacer ni una cosa ni otra. Uno puede perfectamente integrarse sin dejar de mantener vivas tus tradiciones más importantes. Piensa en las tradiciones como el tronco de tu identidad, puedes injertarle cuantas ramas quieras pero sin echarlo abajo. Un día vas a descubrir que los emigrantes más exitosos son aquellos que no se avergüenzan de su identidad.