Dulce éxito: de chocolate, horchata y talento femenino 100% hispano
Durante la pandemia, la dulce e icónica bebida de arroz logró transformar el negocio de Andrea Pedraza y su hija Cindy, CocoAndré. Sin embargo, los cimientos más sólidos de su éxito y calidad provienen del amor por la cocina y los ingredientes latinos, así como por el reconocimiento del esfuerzo femenino mexicano.
Actualmente, Dallas es uno de los epicentros trends de la cultura musical y gastronómica ante el mundo, en buena medida por la riqueza y diversidad derivadas de su apertura y recepción ante diversas influencias de otras partes del mundo, siendo la herencia hispana uno de sus pilares más fascinantes y evolutivos, el cual puede comprobarse a través de su vida nocturna, dinamismo pluricultural y dulces invenciones de corazón 100% latino, como CocoAndré, la chocolatería y hoy también horchatería (primera en llamarse así en Dallas), que comanda Andrea Pedraza y su hija, Cindy.
Fundada en el ecléctico distrito de las artes Bishop, Dallas, en 2009, CocoAndré es el proyecto del talento y maestría de origen mexicano de Andrea Pedraza, quien ha sabido incorporar un dulce y diferenciado estilo al arte chocolatero del viejo mundo, incorporando técnicas tradicionales europeas con sabores modernos de México, un perfeccionamiento de más de tres décadas en cuanto al diseños en trufas y chocolates se refiere.
Por más de una década, CocoAndré ha producido delicias chocolateras con gran arte, sabor y prestigio para deleite de sus clientes locales, nacionales y extranjeros, siendo uno de los negocios chocolateros pioneros atendido por talento femenino completamente latino, ganándose un espacio y la confianza en el competido ámbito de los negocios de Dallas, el cual si bien fue reticente al principio hoy reconoce y se ha fortalecido de la calidez humana y el esfuerzo hispano de gente como Andrea y Cindy, quienes imaginan y dan vida a algo más chocolates, “creaciones con amor” como ellas precisan.
“Yo soy de San Luis Potosí y hasta los 18 años yo no había trabajado en nada relacionado con el chocolate (lo mío estaba enfocado a la moda y el vestido). Pero en 1985 comienzo un nuevo trabajo en Texas, debido a que tenía menos horas y yo tenía ya a mi hija pequeña, quería más tiempo para ella. Para mí fue algo nuevo, porque venía del chocolate caliente en México a entrar en contacto con el arte del chocolate gourmet europeo, bombonería, moldeado…fue un descubrimiento que me hizo decir ‘¡De aquí soy!’ y me quedé aprendiendo por 25 años”, cuenta Andrea Pedraza, orgullosa fundadora de CocoAndré.
Café vegano, café con mezcal, en barras, mezclado con leche, peras, limón, almendras, jengibre, naranja, miel y más, mucho más. Las deliciosas y cautivadoras creaciones de CocoAndré, desarrolladas en una modesta y orgullosa cocina han cautivado no sólo a la comunidad hispana de Dallas y otras localidades fuera del estado de Texas, sino también de la afamada marca de modas Jean-Paul Gaultier o la misma Casa Blanca de los Estados Unidos.
Horchata y fuerza interior
Derivado de los tiempos complejos y desafiantes, CocoAndré nació en 2009 en un contexto de desempleo mutuo y recesión a cargo de Andrea y Cindy, su hija, quienes en palabras de Andrea Pedraza ha crecido gracias a la fuerza interior y experiencia no sólo de sus creadoras sino también de sus trabajadores y proveedoras de cacao, un producto de alta calidad y origen chiapaneco. Esta chocolatería no sólo ha sido la primera en su tipo en ser atendida por dos mujeres hispanas en un ecosistema productivo originalmente estadounidense, sino que también es una fuente de inspiración para una comunidad entera que ha sabido evolucionar y transformar su realidad, cambiando la historia de trabajadores a propietarios y creadores únicos en el mundo.
Esta misma resiliencia tuvo en 2020 su siguiente prueba de fuego con la pandemia y el subsecuente encierro, el cual, si bien representó un momento complejo y apremiante, también abrió una nueva etapa de exploración y creación. ¿El nuevo integrante de la familia? La horchata, esa icónica y dulce bebida originalmente hecha con arroz.
Cindy Pedraza recuerda esos primeros comienzos llenos de retos y aprendizaje: “Para mí fue muy fuerte, llegué a pensar ‘aquí es donde terminamos’ pero mi madre siempre ha estado empeñada en seguir adelante. Y esa ha sido siempre la actitud, primero vendiendo en un barrio ajeno al nuestro, luego ganándonos a un público joven que nos encontraba en redes sociales y después agradando a la comunidad que no se sentía cómoda en una tienda de chocolates gourmet, hasta que veía que era atendida por mujeres mexicanas, eso les daba orgullo, y más aún cuando sabían que trabajábamos con chocolate chiapaneco. Cambiamos de hacer una relación vendedor cliente a un encuentro más personal con la comunidad latina. No sólo vendemos un pedacito de chocolate; es la historia y la conexión.
“La horchata es una bebida que ambas tomamos mucho. Y comenzamos a venderla en formato clásico o con café. Pero mi madre dijo ‘hagamos una de cacao, una de mazapán y otra de piña. Tomamos fotos amateurs y comenzamos una nueva estrategia, comunicándole a la gente lo que haríamos, cambiando la dinámica de ordenar en línea o por teléfono, entregando en los autos de la gente o en envíos personales, adecuándonos a lo que fuera más fácil para nuestros clientes”, precisa Cindy Pedraza.
Los ocho meses más fuertes de la pandemia en 2020 tomó a la familia Pedraza en una comunión de fuerza, creatividad y trabajo totalmente enfocado, cuidando a sus trabajadores y creando nuevos vínculos con sus clientes. Hoy, ese trabajo se ha traducido en un crecimiento inesperado, el cual ha estado lleno de sorpresas y nuevos clientes fuera de Texas.
Hoy, Cindy y Andrea comparten el sueño y orgullo de expandir los horizontes de su historia de éxito fuera de Estados Unidos. Para Cindy, la inquietud de abrir CocoAndré en la Ciudad de México es un horizonte que refleja su historia, herencia y fortaleza. Para Andrea, la satisfacción de su trabajo, expertise y talento es una línea continua que se encuentra presente en su familia, incluso en las generaciones más recientes.
“La gastronomía mexicana es un regalo que tenemos innato, está en nosotros desde hace siglos y no se puede duplicar. Eso, sumado a una voluntad de qué es lo que queremos hacer y qué estamos dispuestos a hacer por ello es importante. Yo cada día aprendo más.
Además, un trabajo bien hecho y responsable es reflejo de lo que somos, personas muy determinadas y aguerridas”.
Así como la historia de CocoAndré, hoy miles de negocios latinoamericanos en Estados Unidos están cambiando la historia y haciendo más grande su talento, confianza e identidad. Somos latinos, orgullosamente imparables.