Una sonrisa hispana de película
¿Qué tienen en común Laura Harring, Salma Hayek, Dolores del Río, Katy Jurado o Lupe Vélez? Quizás la respuesta esté en su estilo prominentemente hispano, su calidez y carisma sin igual, pero sobre todo en un talento que hoy es fuente inagotable de inspiración para las nuevas celebridades, herederas de una tradición llena de trabajo, orgullo y belleza.
Desde la llegada del cine como forma de entretenimiento al mundo en aquel histórico París de 1895, hasta hace unas cuantas décadas, las historias, los actores y las imágenes que se nos presentaban en la pantalla grande proyectaban una imagen constante que parecía atender a lo que Hollywood confeccionaba y entendía sobre el mundo, un inconsciente colectivo que, en cierto modo, fue construyendo el referente mundial, el canon, de las celebridades cinematográficas a seguir.
Esos rostros que robaban suspiros y mostraban historias muchas veces un tanto inverosímiles fueron por poco más de tres décadas el referente del mundo. Entonces, las heroínas, las musas y protagonistas mantenían un fenotipo predominantemente anglosajón, sofisticado y elegante, alejado de lo que sucedía en otras partes del mundo, especialmente en América Latina, quien era un consumidor acérrimo del séptimo arte.
No fue sino hasta la década de los treinta y cuarenta, época que dio inicio a la afamada Época de Oro del cine mexicano, en donde películas hoy ya clásicas como Santa (1932), Doña Bárbara (1943), María Candelaria (1944), Los olvidados (1950), entre otras, marcaron a toda la cultura hispana e incidieron notoriamente en la forma de hablar y vestir de toda una región, impulsando incluso el desarrollo de industrias entonces apenas en sus albores como la venezolana o la cubana.
Sin embargo, el referente mundial del cine, Hollywood, siguió marcando la tendencia sobre lo que el cine debía ser, representando una barrera infranqueable que sólo algunas figuras han podido sortear. Una de ellas fue la mexicana Katy Jurado, quien gracias a sus capacidades histriónicas y versatilidad actoral fue una figura referente de los westerns norteamericanos, en películas hoy célebres como High Noon (1952), One-Eyed Jacks (1960) y Pat Garrett & Billy the Kid (1973), entre muchas otras, compartiendo pantalla con luminarias como Gary Cooper, Charlton Heston y Marlon Brando.
Laura Elena Harring y Justin Theroux durante la presentación de Mulholland Drive en Cannes 2001. (Foto: Toni Anne Barson Archive / WireImage).
Es así como, poco a poco, ni las barreras culturales, idiomáticas o sociales han impedido que los talentos femeninos pertenecientes a la comunidad hispana vayan abriendo esos candados y tengan presencia en una industria que hoy le debe mucho de su diversidad y carisma al talento hispano, el cual ha ido dejando de tanto en tanto los papeles secundarios, marginales o estereotipados.
Figuras amplias, poseedoras de un trabajo sólido y un carisma excepcional hoy son reconocidas para entender al cine contemporáneo más diverso y equitativo al que podamos tener acceso. Hablamos de la duranguense Dolores del Río (Bird of Paradise, The Fugitive, Madame Du Barry), de quien la célebre modista italiana Elsa Schiaparelli expresara alguna vez: “¡He visto a muchas mujeres bellas entrar aquí, pero ninguna tan completa como Dolores del Río!”.
Hablamos de Laura Harring cautivando el misterio en Mulholland Drive de David Lynch (2001), de Lupe Velez, “La Chinampina”, referente del cine hollywoodense en medio centenar de producciones de 1927 a 1943, de la cubana María Conchita Alonso combatiendo en el futuro de The Running Man (1987), Salma Hayek dando el salto a la fama con su interpretación amazónica en From Dusk till Dawn (1996), entre muchas otras.
Y si bien estas figuras no han sido las únicas, hoy son reconocidas como un referente vital que ha impulsado el trabajo de cientos de talentos más de origen hispano, quienes hoy representan y son parte de esa gran sonrisa cinematográfica que puede verse y saberse en una pantalla grande.
Hace cerca de seis años, el cineasta afroamericano Spike Lee hizo un llamado frontal a la academia para tener un debate serio sobre la presencia sobre la diversidad y su representación en el cine, llamado al que se sumaron figuras como Eva Longoria y America Ferrera. Hoy, si el cine tiene un saludable talento lleno de vitalidad femenina hispana, es gracias al trabajo de Jurado y Del Río, pero también a la tradición que han sabido cultivar y continuar grandes figuras de origen hispano como Gina Rodriguez, Penélope Cruz, Sofía Vergara, Rosario Dawson, Demi Lovato, Marisa Tomei, entre muchas más que hoy brillan y sonríen con luz propia en el entorno cinematográfico de Hollywood, a través de historias y personajes que disfrutamos y nos brindan los mejores momentos frente a la pantalla grande.