Paulina Ascencio Fuentes: la curaduría más allá del museo y la galería
Para la curadora e investigadora Paulina Ascencio Fuentes, el acto curatorial es una práctica viva, integral e interdisciplinaria capaz de ser un servicio público, un puente vital entre el espectador y el arte, pero sobre todo un generador importante de conocimiento nuevo.
Pensemos un poco en las piedras. Piedras que alguna vez fueron lava del volcán Paricutín, que a la postre pudieron convertirse en fragmentos de arquitectura mexicana. O piedras que fueron extraídas de Uxmal, Yucatán y de ahí migraron al norte de Nueva York. Piedras que tal vez le dieron forma a enormes edificios de concreto, derivados de la proyección e imaginería de un ingeniero.
Pensar y reflexionar sobre el movimiento de esas piedras en el tiempo, en cómo se transforman y qué historia cuentan, no sólo forma parte central de la investigación reciente de Paulina Ascencio Fuentes, quien hace poco concluyó su paso por el departamento de Antropología en el Museo de Historia Natural del Smithsonian Institution, en Washington, D.C., sino que también da cuenta de una congruencia histórica profesional y personal, desde la cual podemos comprender mejor la visión y el trabajo de esta joven curadora, para quien la diversidad, la amplitud de miras y el trabajo en equipo son detonadores indispensables de nuevos enfoques y diálogos dentro y fuera del ámbito artístico contemporáneo.
Desde la adolescencia, Paulina Ascencio Fuentes (Guadalajara, Jalisco, 1988) se interesó por el arte y las visitas a los museos, una pasión un poco alejada del ecosistema familiar, en donde predominaba la inclinación financiera y empresarial. Este interés y curiosidad cultural la fueron llevando a desarrollar un camino por cuenta propia, inclinado a trabajar y escribir sobre arte. Sin embargo, la carrera de historia del arte en su natal Guadalajara no le llamaba tanto la atención, no le convencía. Fue así que el paso por la carrera de filosofía y ciencias sociales en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente la dotó de un panorama mucho más amplio que, junto con una serie de circunstancias y oportunidades, la llevarían a enfocarse en la curaduría artística desde una visión mucho más amplia, dinámica e transdisciplinar.
Tan pronto concluyó esa primera etapa de estudios, entre 2010 y 2011 Ascencio Fuentes comenzó a participar como curadora en exposiciones, primero de manera muy intuitiva, trabajando con artistas que también se estaban graduando de la escuela de arte y luego con una generación más grande que ella, la cual ya tenía mayor trayectoria. Este desarrollo empírico y paulatino en todos los lugares posibles dotó a la joven curadora, de un enfoque y una experiencia que poco a poco la encontrarían colaborando en ámbitos más institucionales, museos o espacios independientes dirigidos por artistas con mayor estructura.
Casi una década después, en 2019 Ascencio Fuentes fue invitada a estudiar una maestría dentro del programa del Center for Curatorial Studies (CCS) en el Bard College de Nueva York, que fue cuando Paulina Ascencio se mudó a Estados Unidos. En una reflexión temprana frente a este tipo de migraciones profesionales recurrentes, la curadora e investigadora trae a cuento la paráfrasis del pintor argentino César Paternosto, quien alguna vez dijo darse cuenta de que era latinoamericano hasta que llegó a Estados Unidos.
Muchas historias sucediendo al mismo tiempo
Desde sus intereses de investigación que incluyen los modos de producción de conocimiento en disputa, los intercambios culturales entre México y Estados Unidos, así como el papel de los museos, archivos y colecciones como zonas de contacto, en entrevista exclusiva para El País, Paulina Ascencio Fuentes es enfática en las diversas narrativas históricas simultáneas y adyacentes a las oficiales, así como la intersección de puntos, referencias, diálogos, visiones y revisiones, dentro y fuera de su ámbito profesional.
El pasado colectivo en ámbitos menos institucionalizados, así como su reciente paso por un entorno aparentemente fuera del ecosistema artístico convencional reafirman la visión de Ascencio sobre la figura del curador. “Mi trabajo siempre ha estado basado en la investigación y en el diálogo y colaboración. Cuando hablo de las exposiciones hablo en plural, ‘pensamos esto, logramos esto’ y esa parte de colaboración es muy importante en mi trabajo; yo no creo algo así como ‘curador independiente’, sobre todo porque siempre estás trabajando con otras personas”, subraya la curadora de la exhibición Uxmal en el Hudson. Mutantes migrantes y ruinas falsas (Nueva York, 2021).
Consciente de que la práctica curatorial posee cierta apertura y flexibilidad para abrevar de otras disciplinas con un rigor y metodologías mucho más firmes y escrituradas, así como su reciente paso por el Museo de Historia Natural, hoy Ascencio Fuentes concibe su labor como un servicio público importante, un puente pero también un facilitador de diálogo entre conocimientos proveniente de distintos sitios.
Así como se ha ido involucrando en otro tipo de museos que no solamente son de arte, trabajando en el Smithsonian después de graduarse como curadora en 2021, Paulina Ascencio Fuentes ahora está por comenzar un doctorado en antropología. Esta posibilidad de tocar metodologías, ideas y conocimientos de otras fuentes que no necesariamente tienen que ver con el trabajo artístico, con la historia o el mercado del arte, le ha permitido a la curadora desarrollar un lenguaje propio en su trabajo, así como la posibilidad de explorar lecturas más profundas de otros temas.
“Para mí la práctica curatorial es un modo de hacer, o una serie de herramientas, para generar conocimiento, el cual no tiene que estar constreñido necesariamente a un sistema del arte, sino a un ámbito más amplio del conocimiento. Parte importante de mi trabajo, incluso antes de estudiar la maestría, tenía que ver con archivos, colecciones; la manera como estamos documentando la historia, la cultura y lo que queda como cultura material, así como las formas en la que esos materiales se leen con relación al contexto histórico, las situaciones actuales y la posibilidad de que esos archivos puedan tener diferentes lecturas. Sabemos que la historia no es una sola narrativa sino que está compuesta por muchas narrativas históricas”, reflexiona Ascencio Fuentes.
Y concluye: “Para mí una de las cosas más importantes cuando hago mi trabajo es la experiencia del espectador, siempre me ha parecido una responsabilidad del curador ser generoso en cuestión de experiencia, ofrecer distintas maneras de relacionarse con la exposición. Quizás solo entres a la sala y la experiencia espacial entre tú, las obras y el espacio ya es una en sí una experiencia sensorial. La siguiente si quieres profundizar más son las fichas, comienzas a meterte un poco más en la parte conceptual. Luego empiezas a conciliar ambas y la mediación me parece una de las piezas fundamentales de la práctica curatorial. Y finalmente se pueden ofrecer muchos otros recursos: bibliografías, recorridos guiados, talleres o charlas con relación a las exposiciones. Me parece una responsabilidad del curador brindar puntos de acceso pero también puentes entre ideas para que el visitante pueda tener una experiencia enriquecedora. Finalmente, hacer curaduría es crear una constelación o un ensamblaje de objetos, espacios, información y personas. Y lo que se genera con eso es una experiencia que idealmente integraría estos elementos para generar conocimiento nuevo”.