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Un joven ucranio lleva un año desaparecido en Venezuela

Yevhenii Petrovich Trush, de 20 años, llegó al país con la esperanza de comenzar una nueva vida junto a su pareja venezolana, tras verse forzado a abandonar su hogar debido a la invasión de Rusia contra Ucrania. Su familia lo busca en centros de reclusión donde suelen estar detenidas personas por motivos políticos

Se llama Yevhenii Petrovich Trush. Tiene 20 años, huyó de la guerra en Ucrania, estudiaba química en la universidad, y está desaparecido forzadamente desde que autoridades venezolanas lo detuvieron el 20 de octubre de 2024.

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Se llama Yevhenii Petrovich Trush. Tiene 20 años, huyó de la guerra en Ucrania, estudiaba química en la universidad, y está desaparecido forzadamente desde que autoridades venezolanas lo detuvieron el 20 de octubre de 2024.

Yevhenii está desaparecido, pero no olvidado: la familia que lo espera con ilusión en Venezuela lo busca incansablemente y exige su libertad sin demora. Había llegado al país con la esperanza de comenzar una nueva vida junto a su pareja venezolana, tras verse forzado a abandonar su hogar debido a la invasión de Rusia contra Ucrania. La madre y la familia de su pareja lo acogieron como a un miembro más y lo esperaban con los brazos abiertos. Un año después, siguen esperándolo.

Como ocurre cada vez con mayor frecuencia en Venezuela —un país donde se cometen crímenes de lesa humanidad desde al menos 2014—, las autoridades detienen arbitrariamente a quienes consideran pueden servir a un fin político y luego niegan dicha detención u ocultan su suerte y paradero. Esto es lo que el derecho internacional de los derechos humanos define como una “desaparición forzada”, y puede durar días, semanas o, como en el caso de Yevhenii, un año, o más.

Yevhenii vive con un Trastorno del Espectro Autista (TEA) y Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). El día de su desaparición intentaba solicitar refugio en el Puente Internacional Atanasio Girardot, en la frontera con Colombia, cuando fue interceptado por agentes del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (SAIME) y agentes de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM). Desde entonces, no se sabe nada de él.

Según su suegra, desde el 2 de noviembre de 2024, ha buscado a Yevhenii en las sedes de los centros de reclusión donde suelen estar detenidas personas por motivos políticos, como la sede de la División General de Contra Inteligencia Militar (DGCIM) ubicada en Boleíta (Caracas), en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), y en otras prisiones nacionales incluyendo Rodeo I. En todos estos sitios le han negado tener a Yevhenii. Ninguno de los recursos legales interpuestos ha logrado arrojar información sobre su suerte y paradero.

Yevhenii es ucranio y, como a casi todas las personas extranjeras detenidas en Venezuela, se le niega su derecho a la asistencia consular. Como él, hay ciudadanos de Colombia, como Danner Barajas, de Francia, como Camilo Castro, o de España, como José María Basoa y Andrés Martínez, entre otras nacionalidades, que han sido víctimas de desaparición forzada, detención arbitraria, negación de asistencia consular, y un sinfín de otras violaciones de derechos humanos.

Yevhenii está en una situación de indefensión particularmente grave. Ucrania se encuentra resistiendo una invasión por parte de Rusia y, además, carece de representación consular en Venezuela. A pesar de que su suegra contactó a otras embajadas en el país, no obtuvo apoyo.

Ni Yevhenii ni las demás personas extranjeras detenidas son víctimas casuales ni aisladas, sino que forman parte de los miles de víctimas, en su enorme mayoría venezolanas, de la política de represión del gobierno venezolano que busca silenciar a la disidencia, incluso haciéndose valer de personas extranjeras como piezas de presión diplomática.

Mientras Yevhenii cumple un año sometido a desaparición forzada, hay más de 830 personas detenidas injustamente en Venezuela, según la ONG venezolana Foro Penal. Es una cifra enorme que no se puede normalizar ni relativizar. La crisis de derechos humanos en el país no solo persiste: se agrava.

Hoy se continúan cometiendo crímenes de lesa humanidad en Venezuela. Mientras tanto, los ojos del mundo miran a la Fiscalía de Corte Penal Internacional esperando ansiosamente que tome pasos decididos hacia la justicia para las víctimas.

Los Estados con posibilidad de hacerlo, deben redoblar sus esfuerzos por proteger a las personas detenidas y lograr su liberación inmediata. El momento de tomar acción por ellas es hoy, no mañana. Yevhenii debería estar en casa ya.

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