Fallece el magnate venezolano Gustavo Cisneros a los 78 años
Dueño de una de las mayores fortunas de Latinoamérica y al frente de Venevisión, fue uno de los símbolos de la bonanza de la Venezuela democrática
El empresario venezolano Gustavo Cisneros, magnate del sector de la comunicación, presidente de la Organización Cisneros, fundador de la televisora Venevisión y Cisneros Media, propietario de la Organización Miss Venezuela y durante varias décadas dueño una de las fortunas más grandes de América Latina, ha fallecido este viernes a los 78 años en Nueva York. La causa del fallecimiento ha sido una neumonía que había contraído tras...
El empresario venezolano Gustavo Cisneros, magnate del sector de la comunicación, presidente de la Organización Cisneros, fundador de la televisora Venevisión y Cisneros Media, propietario de la Organización Miss Venezuela y durante varias décadas dueño una de las fortunas más grandes de América Latina, ha fallecido este viernes a los 78 años en Nueva York. La causa del fallecimiento ha sido una neumonía que había contraído tras una operación en la columna vertebral.
Nacido en Caracas el 1 de junio de 1945, Gustavo fue el cuarto hijo de Diego Cisneros, un empresario cubano vinculado al negocio del transporte que emigró a Venezuela y logró acumular una considerable fortuna en los años cincuenta y sesenta. La familia Cisneros había apuntalado su fortuna al adquirir los derechos para producir y embotellar la Pepsi Cola en el país.
Cisneros cursó sus estudios secundarios y superiores en Estados Unidos, graduándose con honores en Administración en el Babson College de Massachussets. Como un alumno aventajado y empresario ya con experiencia, en 1970, con apenas 25 años, terminó asumiendo tempranamente la presidencia de la organización de su padre.
Luego de expandirse con la llegada de la democracia y adquirir progresivamente algunas empresas, Diego Cisneros, el padre de Gustavo, había dado en 1960 un paso fundamental en la construcción del poderío del grupo familiar: compró la cadena Televisa, entonces en quiebra, y fundó Venevisión, por muchos años una de las televisoras más populares y poderosas de Venezuela y Latinoamérica. Uno de los grandes éxitos del canal fue Sábado Sensacional, un maratónico sabatino de novedades musicales que tuvo su momento de gloria en los años ochenta y que todavía se transmite, siendo el programa más longevo de la televisión venezolana.
En los años setenta, en el momento más boyante de la democracia venezolana, la familia Cisneros, ya con Gustavo a la cabeza, expandió sus negocios con gran velocidad y se convirtió en una de las familias más poderosas del país, iniciando a continuación un plan de internacionalización que terminaría de cristalizar por completo en la década siguiente.
Durante este período, Cisneros adquirió el circuito nacional RadioVisión y compró la famosa cadena de supermercados Cada, la más grande y ramificada del país hasta su venta en 1995, cuando la corporación decidió desprenderse de algunas propiedades y orientar sus inversiones al mundo de las telecomunicaciones internacionales.
La expansión de la Organización Cisneros en aquel entonces incluyó también la representación local de la Corporación financiera NCR, de la cadena de locales comerciales Sears (rebautizada poco después como Maxys); la compra de los laboratorios Fisa; los derechos para comercializar y distribuir los productos infantiles Chicco; la creación de la empresa PuroPan; la fundación de la disquera Sono Rodven; la representación de las cadenas de comida rápida Burger King y Pizza Hut; y los derechos para transmitir el Miss Venezuela.
En manos de Cisneros, y apuntalado por el alcance y la influencia de Venevisión, este concurso rápidamente se convirtió en una de las citas más populares del país, ofreciendo cada año espectáculos más fastuosos y logrando numerosos cetros para las reinas de belleza locales. En los años ochenta y hacia los noventa, caminando irreversiblemente hacia la expansión internacional, Cisneros siguió comprando y comercializando activos: la representación exclusiva de los productos Apple; la compra de Galerías Preciados en España; la creación de Venevisión Internacional; la compra de la cadena Chilevisión; de la televisora estadounidense hispanohablante Univisión; de los automercados Pueblo; de AOL Latinoamérica; de Blockbuster Latinoamérica; de la colombiana Caracol Televisión, el canal de Cable argentino Much Music y la cadena internacional de cable Galaxy Latin América.
Cisneros no solo fue el empresario más poderoso de Venezuela, sino llegó a ubicarse en las primeras posiciones del ranking de más acaudalados de la región. Las empresas de la Organización Cisneros -rebautizada posteriormente como Cisneros a secas- están presentes hoy en 50 países. Casado con Patricia Phelps, reconocida coleccionista de arte y promotora cultural, Gustavo Cisneros es el padre de tres hijos. La mayor de ellos, Adriana, es hoy la directora ejecutiva y CEO de la corporación familiar.
El poderío del empresario le costó la oposición de muchos sectores de la izquierda venezolana, que habitualmente acusaban a las autoridades de favorecer a este tipo de fortunas en beneficio propio, de espaldas a los intereses de la población. Amigo de Carlos Andrés Pérez y de otros políticos del régimen democrático, los contenidos televisivos de Venevisión de los años ochenta se hicieron célebres por su anticastrismo y anticomunismo militante.
En 1998, sin embargo, tras la victoria de Hugo Chávez, Cisneros, como otros empresarios del país, mostró simpatías iniciales con un político que entonces emergía como un líder que decía tener únicamente un proyecto político para reformular la democracia, alejado del autoritarismo castrista. Posteriormente se produjo entre ambos una ruptura que contribuyó a desencadenar una de las varias crisis políticas que ha vivido Venezuela en los tiempos la revolución bolivariana y que tuvo su pináculo en el año 2002, tiempo en el cual las televisoras comerciales del país se enfrentaron furiosamente con Chávez.
Luego de acusar reiteradamente a Cisneros y a los dueños de otras televisoras venezolanas de promover un golpe para deponerlo, y de ser blanco de los ataques de la militancia chavista, finalmente, a instancias del expresidente estadounidense Jimmy Carter, ambos pactaron, en 2004, un cese definitivo de sus agresiones mutuas. A partir de ese momento, Cisneros sacó la mayoría de sus capitales de Venezuela y se alejó por completo de la política local, con lo cual pasó a granjearse la antipatía de la oposición. La otrora poderosísima Venevisión atenuó visiblemente el tono crítico de sus contenidos y toda la televisión venezolana perdió el arrastre y el tono beligerante que hasta entonces le habían caracterizado. Cisneros había salido de la lista de los millonarios más acaudalados del planeta en el año 2020.