Laureano Gómez, el amigo de Jorge Eliécer Gaitán
Es curioso que el conservador Laureano Gómez haya tenido coincidencias políticas con uno de los dirigentes liberales de izquierda más importante del siglo XX. Al final, ambos fueron disidentes de sus respectivos partidos
Con el elogiado libro de la socióloga Olga González, La historia silenciada de Gabriel Turbay (Ediciones Uniandes, 2025), quedó clara la relación política y personal de Laureano Gómez con el líder sacrificado el 9 de abril de 1948, Jorge Eli...
Con el elogiado libro de la socióloga Olga González, La historia silenciada de Gabriel Turbay (Ediciones Uniandes, 2025), quedó clara la relación política y personal de Laureano Gómez con el líder sacrificado el 9 de abril de 1948, Jorge Eliecer Gaitán. Así lo afirmamos en Memorias de un pesimista (Intermedio Editores, 2020): “Tampoco se puede desconocer la relación entre Gaitán y Laureano Gómez. El jefe conservador dijo que votaría por Gaitán y su campaña presidencial en 1946, a diferencia de los medios liberales de comunicación, El Siglo publicó las tesis y programas del candidato de la disidencia liberal”. Gaitán “es un grande admirador del señor Laureano Gómez y así lo ha dicho repetidas veces en sus discursos”. Gómez fue al partido Conservador en 1928 lo que Gaitán al partido Liberal en 1946: un disidente, un destructor.
No le suena mal al oído la definición de la táctica política de Gómez: La disciplina para perros (Semana, junio 1947). Las elecciones de 1946 dividieron a los liberales pero, lo que no dice la doctora González, el asesinato de Gaitán unió al liberalismo y dividió al conservatismo. Entiendo bien que el libro de la doctora González se limita a la historia de una figura, el -según ella- olvidado Gabriel Turbay, pero ahí mismo se señala que la participación del conservatismo había dividido al liberalismo y que por eso ganó el presidente Ospina la jefatura del Estado; pues bien, ya fallecido el doctor Turbay, el asesinato repugnante e inadmisible de Jorge Eliecer Gaitán en 1948, el país sufrió una crisis brutal. El origen del rompimiento conservador está en el 9 de abril de 1948. Para el escritor de grandes quilates y dirigente político Alberto Dangond Uribe, la interpretación de los presidentes Ospina Pérez y Laureano Gómez sobre el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y sus horribles consecuencias, “son silenciosamente divergentes y dibujan un abismo entre los grandes hombres del conservatismo y separan sus ánimos”.
Es curioso que el monstruo, “el retardatario, el sectario, Laureano Gómez” haya tenido coincidencias políticas con uno de los dirigentes liberales de izquierda más importante del siglo XX. En todo caso, el liberalismo asumió la derrota, pero nunca reconoció la legitimidad conservadora. Eso sí, entró al Gobierno para hacer parte de lo que se llamó la Unión Nacional; fueron gobierno y oposición a la vez. Los conservadores seguían las instrucciones del presidente Ospina y los liberales atendían las órdenes del ministro de Gobierno, Darío Echandía. El golpe de Estado contra Laureano Gómez se acercaba a paso lento con el beneplácito liberal hasta su culminación el 13 de junio de 1953. Todo se consumó. La revancha del apoyo conservador a la candidatura de Jorge Eliécer Gaitán se perfeccionó con el respaldo liberal al gobierno ilegítimo del General Rojas Pinilla.