‘Disidencias por dentro’: así crecieron las facciones que se mantienen en armas en Colombia

Un nuevo pódcast, que ya está entre los 10 más escuchados del país, cuenta la historia del Estado Mayor Central de Iván Mordisco, la Segunda Marquetalia de Iván Márquez y los demás grupos que se apartaron del acuerdo de paz con las extintas FARC

Juanita Vélez, en Bogotá, el 3 de diciembre de 2024.ANDRÉS GALEANO

Iván Márquez y Hernán Darío Velázquez, El Paisa, dos de los más visibles comandantes de las otrora Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la extinta guerrilla de las FARC, abandonaron el 3 de julio de 2018 el espacio de reincorporación de Miravalle, en Caquetá, para volver a la clandestinidad y retomar los fusiles. En su largo trayecto hasta Venezuela recibieron la ayuda de Gentil Duarte, su antiguo camarada que ya tenía su propio grupo armado de disidentes, con el que después libraron una guerra a muerte. En algún punto viajaron por el río Itilla, que pasa por Guaviare. La lancha en la que iban acabó incrustada entre dos árboles y ellos con el agua al cuello. Sin embargo, ese naufragio no impidió que siguieran su camino y eventualmente reaparecieran, un año después, en un video junto con otros excomandantes para anunciar “una nueva etapa en la lucha armada”. Fue el nacimiento de la Segunda Marquetalia.

La Fundación Core y Akorde Pódcast lanzaron este mes Disidencias por dentro, una radiografía sonora sobre ese desordenado archipiélago de grupos que se apartaron del acuerdo de paz sellado a finales de 2016, al que acabó por sumarse la Segunda Marquetalia de Iván Márquez, quien fuera el jefe negociador de las FARC en los diálogos de La Habana. El naufragio en Guaviare es apenas una de las muchas historias que narra, con lujo de detalles, la periodista y politóloga Juanita Vélez, quien lleva años cubriendo el desarme de la que fue la mayor guerrilla de América Latina y lo que ha venido después.

Hay cierta percepción de que las disidencias son una suerte de continuidad de las FARC, por el simple hecho de que algunos de sus líderes venían de la guerrilla, pero los grupos que surgen después de la firma del acuerdo son muy distintos a la antigua guerrilla, plantea Vélez. “Hay que entenderlos, qué los mueve, cuáles son sus intereses, como han ido cambiando las formas de reclutamiento, como han ido construyendo una identidad que puede tener un gen fariano pero no es necesariamente esas FARC de antes. Eso es clave para poder negociar con ellas”, reivindica en un café de Bogotá sobre la decisión de aterrizar las investigaciones de Core sobre las disidencias, que se remontan al 2021, en un formato sonoro. Para armar el rompecabezas, el pódcast dedica capítulos a la historia de Iván Mordisco, Gentil Duarte, Jesús Santrich o Iván Márquez, pero también lleva su micrófono hasta epicentros de la guerra como Argelia (Cauca), San Vicente del Caguán (Caquetá) o Tumaco (Nariño).

Es muy difícil definir nítidamente a las disidencias, en plural, pues más de una facción se apartó en distintos momentos de los diálogos de La Habana o del acuerdo ya firmado. “Estos grupos cada vez se están fragmentando más. Los intentos de unificación que vimos al inicio del Gobierno de Gustavo Petro se están resquebrajando”, explica Vélez. Se refiere a la división del autodenominado Estado Mayor Central entre la gente de Mordisco –que se levantó de la mesa con el Gobierno– y la de alias Calarcá Córdoba –que sigue sentada–, o a la manera en que se desmoronó la Segunda Marquetalia, que era una coalición de esa disidencia propiamente dicha y otros dos grupos –los Comandos de la Frontera y la Coordinadora Guerrillera del Pacífico–. Persisten muchas preguntas sobre la cohesión, la subordinación y la unidad de mando dentro de esas sombrillas de estructuras disidentes, que Vélez define como “una colcha de retazos”.

Puestos a escoger al nombre más importante en la expansión de las disidencias, Vélez se inclina por Mordisco, quien ha logrado sobrevivir casi una década a pesar de haber sido dado por muerto en el Gobierno de Iván Duque. También se las arregló para amasar el liderazgo suficiente para que, cuando decidió levantarse de la mesa de la paz total, lo siguieran más de la mitad de los hombres del ahora dividido EMC. El fenómeno nació con él en la recta final de las negociaciones de La Habana, cuando un grupo de guerrilleros anunció a mediados de 2016 que se apartaba del proceso, al que tildó de “traición”. La cúpula de las FARC expulsó entonces a varios mandos, entre ellos Gentil Duarte, al que había enviado a la zona para intentar poner orden. En lugar de convencer a Mordisco, Mordisco lo convenció a él, como cuenta Disidencias por dentro.

La otra figura central es el propio Luciano Marín, más conocido como Iván Márquez, el desertor más notorio del acuerdo sellado con el Gobierno Santos. Sus principales lugartenientes en la diezmada Segunda Marquetalia –Jesús Santrich, Romaña y El Paisa, jefe de la temida columna Teófilo Forero– murieron emboscados en confusas circunstancias en distintos puntos cerca de la frontera con Venezuela, en medio de la guerra territorial con los otros disidentes. Algo similar ocurrió con Gentil Duarte en el otro bando. Aunque nunca hubo una gran desbandada de firmantes de paz, como se temió en un primer momento, las disidencias sí han crecido, alimentadas por nuevas dinámicas de reclutamiento forzado, a menudo de menores de edad.

La cercanía de Iván Márquez con el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela es notoria. La República Bolivariana, sumergida en una imprevisible crisis poselectoral, ostenta el estatus de país garante en las negociaciones en marcha tanto con la guerrilla del ELN como con las disidencias. La Segunda Marquetalia “tiene un descansadero y un centro logístico” del otro lado de la frontera desde su propia génesis, apunta Vélez al recordar ese viaje de 2018 desde Miravalle. “Hay una afinidad clarísima y lo que pase en Venezuela va a pegarle a la paz total de Petro en los meses que se vienen”, advierte.

Esa fragmentación ha alcanzado a las tres mesas de diálogos nacionales que siguen en marcha a pesar de los tropiezos. Los interlocutores del Gobierno han atravesado algún tipo de ruptura, bien sean los disidentes del Estado Mayor Central, los de la Segunda Marquetalia o el ELN, al que se le desprendió un frente díscolo. Surgen nuevas siglas a las que cuesta seguirle el paso. Los hombres de Calarcá Córdoba ahora se hacen llamar Estado Mayor de los Bloques y Frente (EMBF), mientras que los Comandos de la Frontera y la Coordinadora Guerrillera del Pacífico se agrupan en la recién creada Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano. La colcha de retazos se descose.

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